Hace unos días apareció la noticia de que un obispo argentino que era el responsable de Cáritas de América Latina, vivía unido sentimentalmente con una señora casada. Había unas fotos que lo denunciaban.

Presentó inmediatamente su renuncia como titular de la diócesis al Papa, y tomó la decisión de seguir ejerciendo su ministerio sacerdotal quizá fuera de su país y sin ninguna notoriedad, siempre que el Papa se lo permitiese.

Hasta aquí, la noticia. Y a continuación, el revuelo que siempre se produce cuando se da un caso de éstos.

Lógicamente, cristianos y no cristianos reconocemos que no es un caso ejemplar y damos nuestras opiniones.

Pero hay como dos maneras de comentarlo, como se comenta un caso de éstos cuando quien lo ha cometido es un familiar o es un enemigo. Y hay dos maneras de actuar en consecuencia.

Hay un caso en el Evangelio en que ante una mujer sorprendida en adulterio, también hay dos actitudes. "Le dicen: « Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices? Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: « Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra. »" (Jn. 8, 5. 7).

Quiero acabar esta breve nota diciendo que ante este hecho y otros semejantes y más graves incluso, es lógico que los no cristianos que están fuera de la Iglesia, los critiquen con saña, aunque no todos los no cristianos actúan así.

Los cristianos que pertenecen a la Iglesia, los pueden criticar duramente un tanto sin piedad, de manera que dan la impresión de no pertenecer a la Iglesia.

Pero los cristianos que buscan casos así para atacar despiadadamente a la Iglesia de manera que se complacen en buscar y propagar esas noticias, que no tengan duda alguna; están fuera de la Iglesia.

Quien no es capaz de perdonar a un hermano que ha fallado y que lo reconoce, y que se arrepiente, y que pide perdón, si alguien no es capaz de perdonar, ni merece ser perdonado ni merece llamarse cristiano. ¿Podría arrojar la primera piedra? Ni la primera ni la última. Jesús le dijo a la mujer: " Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? Ella respondió: « Nadie, Señor. » Jesús le dijo: « Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más. »" (Jn. 8, 1011).

Por último, también os preguntaría ¿No podríais ser más objetivos en la interpretación de las acciones de los hombres y mujeres de Iglesia? ¿No podríais reconocer el bien que hace la Iglesia de cara a los pobres, a la enseñanza y formación de niños y jóvenes? ¿No podríais apreciar la aportación de la Iglesia al bien común? ¿No podríais valorar lo que está haciendo la Iglesia gratuitamente en asilos, barriadas pobres, sanidad, en el tercer mundo, etc.? ¿Qué asociación está aportando tantas vidas dedicadas en exclusiva a hacer el bien espiritual y material como está aportando la Iglesia?

José Gea