Año del Señor 2020
11 de mayo
 
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 
 
LA NUEVA NORMALIDAD 
 
Estaba haciendo un trabajo muy delicado y, en el momento de máxima concentración... ¡Riiiiiiiiiiiing! ¡Llamaron al timbre! 
 
No te puedes imaginar la rabia que me dio. “¡Pero que seguimos de estado de alarma!”, iba refunfuñando, “¿No se han enterado que lo mejor es quedarse en casa? ¿Quién será?” 
 
En cuanto volví a mi celda, sentí un no sé qué por dentro. Era como si el Señor me dijese: “No era así como vivías tu oficio de tornera antes...”. 
 
Tenía razón. 
 
Con todo esto de la pandemia, la cuarentena... que me tocase o no el torno era algo totalmente indiferente: ¡no llamaba nadie! Así que, poco a poco, me he ido relajando, y he descubierto que ya se me había olvidado que es una misión.
 
¡Qué curioso! Incluso en una situación tan tremenda como la que estamos viviendo, podemos encontrar “puntos de comodidad”, “zonas de confort”. 
 
Dicen que la mayor labor de Cristo con Pedro fue precisamente esa: sacarle de su zona de confort. Pedro era pescador, más aún, era patrón, capitán, dueño de la barca. Él daba las órdenes. 
 
Pero un buen día, ese predicador de Galilea se metió en su barca, se coló en el territorio de Pedro para predicar a la multitud. Hasta ahí, bueno, podía tolerarlo. Pero, al terminar de hablar a la gente, le dijo que echarla la red. A él, a un experto pescador, ¡le estaba dando órdenes un carpintero! 
 
Y ahí está la grandeza de Pedro: dejo que Otro se convirtiera en Jefe de su terreno. Se fió. Lanzó las redes a la manera de Cristo. Y, tras la pesca milagrosa, llegó el siguiente desafío: “Sígueme”; es decir, ¡abandona aquello en lo que te sientes seguro, tu comodidad! 
 
Creo que Cristo sigue obrando de la misma manera: siempre nos invita a dar un paso más, a dejarle reinar en todo lo nuestro... hasta amar dejando atrás incluso nuestra zona de confort. 
 
Nos enfrentamos ahora a una nueva etapa. Tal vez como yo has sido capaz de encontrar puntos buenos y acomodarte en ellos, ¡pero Jesús nos invita a continuar el camino! 
 
Llegan cambios. Puede nacer la incertidumbre, sí, la tentación de mirar hacia atrás... o puedes descubrirlos como una oportunidad de volver a poner toda tu vida en manos de Cristo, dejar que sea Él quien reine en tu realidad, ¡y el que te lleve de la mano a otra distinta, a seguir amando!
 
Hoy el reto del amor es orar cuál es tu zona de confort, ese lugar en que te sientes seguro, que controlas... Te invito a que hoy le des permiso a Cristo a entrar en esa zona, ¡a reinar en ella! Y, si descubres que mil cosas de tu mundo empiezan a cambiar, ¡pídele vivirlo con Él, descubrirle! Que tu lema sea hoy “todo menos perder a Jesucristo”. ¡Feliz día! 
 
VIVE DE CRISTO
 
 
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¡Feliz día!
 
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