Los 33 mineros que durante casi 70 días han permanecido a 700 metros bajo tierra se han enfrentado, sin duda, a los grandes interrogantes de su vida y -a juzgar por lo que con orgullo y agradecimiento lucían en sus camisetas- han encontrado respuesta:

"Porque en sus manos están las profundidades de la tierra.
Y las alturas de los montes son suyas.
De Él es la honra y la gloria”

(fragmento del salmo 95 que lucían en el dorso de sus poleras)

Lo  llaman “azar” para así disfr-AZAR su ignorancia e hipocresía.
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El agnóstico NO SABE -ni cree que se pueda saber- quién es el ser humano, de dónde viene,  por qué existe, ni para qué vive…¡Te das cuenta que ”fe” tan ciega profesa!
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El cristiano SABE -por Revelación de Dios- quién es, por qué está aquí, cuál es la razón de su existencia y para qué vive…¡Ves de que manera tan racional quiere Dios que tengamos fe!
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Y pensar que las respuestas a estas grandes preguntas del hombre están desde hace miles de años en la que algunos consideran una narración “infantil”…

Porthos