Yo no quiero aprender a envejecer porque basta con escuchar atenta y alegremente a la naturaleza.

Yo quiero dejar entrar al hombre viejo, con sus limitaciones, su humildad y su experiencia.

Yo quiero, por fin, disfrutar mucho tiempo con mi mujer, mis hijos y mis nietos. El Juicio no será por mis logros profesionales, ni me preguntarán por mi cuenta de resultados.