Este domingo se celebraron en Chile la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y contra lo que pronosticaban las encuestas finalmente el nuevo presidente del país andino será Sebastián Piñera, que ya dirigió el país entre 2010 y 2014, antes de que Michelle Bachelet se hiciera con el poder.

En las elecciones Piñera ganó con claridad al izquierdista Alejandro Guillier, asiduo a la lógica masónica Pedro Castelblanco Agüero, y que pretendía heredera el programa ideológico de la anterior presidenta donde el aborto y la ideología de género eran cuestiones prioritarias.


Guillier había recibido el apoyo para esta segunda vuelta de todos los partidos de izquierda, desde el ala socialdemócrata hasta los comunistas. Sin embargo, muchos de estos votantes decidieron quedarse en casa.


Guillier y Bachelet, grandes perdedores de estos comicios

La clave, según los analistas chilenos, es que Piñera ha conseguido movilizar mejor a los votantes  de la derecha chilena, incluyendo  el de los partidarios del candidato José Antonio Kast, que en la primera ronda recibió el 8% de los votos, y que se presentó con el programa más provida y profamilia de todos los candidatos.


A Piñera le faltan dos escaños para la mayoría absoluta por lo que tendrá que pactar para sacar adelante sus propuestas. En campaña no hizo muchos esfuerzos en prometer dar marcha atrás con la nueva ley del aborto de Bachelet ni con la ideología de género que se va imponiendo.

Y a tenor de su falta de mayoría, los analistas consideran que no tocará muchas de estas leyes sino que más bien se pondrá de perfil ante ellas aunque se presente como provida y profamilia.