El Papa ha recordado tras el rezo del Ángelus la situación de unas religiosas que fueron secuestradas el viernes en Haití, y pidió que vuelva la paz al atribulado país, golpeado por bandas criminales.

Seis religiosas de la congregación de las Hermanas de Santa Ana fueron secuestradas junto con otras personas, entre ellas el conductor, cuando iban a bordo de un autobús que se dirigía a la universidad de la capital, Puerto Príncipe. Hombres armados subieron al autobús y tomaron como rehenes a todos los pasajeros, el viernes a plena luz del día y en el centro de la capital. Se llevaron el autobús a un lugar desconocido.

Las secuestradas son religiosas de la congregación fundada por Esther Blondin (beatificada en 2001) en el s.XIX en Quebec, con presencia entre los pobres en Canadá, EEUU, Haití, Chile y Camerún. No deben confundirse con las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, fundadas en España por la Madre Ràfols (heroína de los Sitios de Zaragoza) y el padre Juan Bonal, presentes también en muchos países.

Un obispo se ofrece a intercambiarse como rehén

Pierre-André Dumas, obispo de Anse-à-Veau, ha condenado "con vigor y firmeza este último acto odioso y bárbaro, que ni siquiera respeta la dignidad de estas mujeres consagradas que se entregan de todo corazón a Dios para educar y formar a los jóvenes, los más pobres y vulnerables de nuestra sociedad". El obispo Dumas incluso se ofrece como rehén en lugar de los secuestrados.

Ha invitado "a toda la sociedad haitiana a unirse para formar una verdadera cadena de solidaridad en torno a todas las personas secuestradas en el país, para obtener su liberación y garantizarles un regreso rápido y seguro con sus familias y seres queridos".

Según el padre Morachel Bonhomme, presidente de la Conferencia Haitiana de Religiosos, los secuestros son una herramienta para conseguir dinero e influencias políticas, llenando el espíritu de la gente de "tristeza y miedo". Pidió para las religiosas "el Espíritu de Fortaleza" (uno de los dones del Espíritu Santo) y ofreció la oración de los consagrados del país.

Barrios enteros acordonados

Se cumple una semana de acciones violentas en numerosos barrios de Haití, combinadas con manifestaciones contra la inseguridad en el país.

La ONG Assessment Capacities Project, que aporta datos a grupos humanitarios, asegura que las distintas bandas criminales tienen el control del 80% de la capital. La policía y otros cuerpos del Estado tienen acordonados barrios enteros.

El jueves, el barrio de Solino, al sur de Puerto Príncipe, fue escenario de violentos tiroteos entre bandas rivales, incluyendo un grupo armado del vecino barrio de Bel-Air. Según el responsable local de una organización de derechos humanos, los tiroteos causaron una veintena de muertos.

Otros barrios de la capital, como Carrefour Péan y Delmas 24, también fueron blanco de ataques de bandas. En algunas zonas de Puerto Príncipe, los residentes han levantado barricadas para protegerse.

Además, desde hace varias semanas, se ha dado toda una epidemia de secuestros en Puerto Príncipe. La semana pasada, un médico y un juez de paz fueron secuestrados, y liberados luego tras el pago de un rescate.

Al mismo tiempo, hay en el país manifestaciones contra el actual Gobierno, instigadas por Guy Philippe, un antiguo jefe de policía y político, que ha regresado a Haití tras cumplir condena en Estados Unidos por blanqueo de dinero relacionado con el narcotráfico. Los manifestantes exigen la dimisión del Primer Ministro Ariel Henry, en el poder desde el asesinato del Presidente Jovenel Moïse en 2021, acusándole de ineficacia en su gestión del país.