En el año 2000, una amiga regaló al joven peruano Mario Patiño un libro sobre la Madre Teresa. Él pensaba que estas religiosas solo actuaban en Calcuta, y le asombró descubrir que trabajaban en muchos otros países, incluso en Perú.

Quiso conocer las Misioneras de la Caridad. Mario sentía un impulso a acompañar a los pobres, pero no sabía como tratarse con ellos. "Las hermanas me enseñaron que lo que tenía que hacer era sonreir y hablar de cualquier cosa, y dar la alegría de amar", aprendió Patiño.


"El amor debe traducirse en acciones, eso me enseño Madre Teresa, a extender nuestras manos para compartir con el que nada tiene e ir donde nadie quiere". 

Eso fue lo que le impulsó en ese año a crear Misioneros por la Vida (www.misionerosporlavida.org) y dedicarse a servir a los pobres en Lima y también a evangelizar en zonas remotas.



Aunque colaboran con párrocos y sacerdotes, Mario y sus amigos, comprometidos con el Evangelio, no tienen una estructura canónica. Son sobre todo laicos que quieren evangelizar y servir a los pobres, y que cuentan ya con 16 años de experiencia, siempre con ese fuego aprendido de Teresa de Calcuta, y también aprendiendo de San Francisco de Asís. 

En su blog (http://mariomisioneroporlavida.blogspot.com.es) Mario ha contado cuales son los pilares de sus misiones: 

"distintas instancias de oración, Misa y acompañamiento espiritual en la medida de lo posible. Durante los días de misión Cristo actúa verdaderamente, y de una manera extraordinaria, sobre los corazones de cada uno de los misioneros para que éstos, llenos de él, puedan compartirlo y darlo a conocer"



"Ponemos nuestra confianza en la Virgen de Guadalupe, Reina y Patrona de Misioneros por la Vida, Misionera celeste del Nuevo Mundo y Madre de las Américas, como la proclamó en su momento el Papa Juan XXIII.

"Como jóvenes laicos, religiosos misioneros, nos ponemos al servicio de la Iglesia de la que somos parte. Antes de decidir las zonas en las que se misionará conversamos con los obispos y nos ponemos a su disposición, indicándonos ellos las necesidades de las distintas diócesis y los lugares en que quisieran que la misión se lleve a cabo".


Han acudido a los lugares más distantes de Perú. "Hemos llegado a convocar hasta más de 2.500 jóvenes de 14 pueblos lejanos, que por su sed y hambre de Dios lograron romper todo esquema y llegar a los encuentros", señala.



El grupo también se ha volcado en la defensa de la vida, "desde su concepción hasta su muerte natural", y así ha participado en la movilziación sobre este tema que se ha hecho muy fuerte en Perú. 

Ahora va llegando el momento de que lo que empezó como misiones de semanas o meses, y compromisos por temporadas, dé paso a misioneros permanentes, siempre desde la prioridad de trabajar por los pobres, los marginados y excluidos de la sociedad. Misioneros por la Vida se ha establecido también en Argentina.

Sus voluntarios ayudan con materiales escolares para escuelas de niños, ropa, abrigo, juguetes, festejos navideños, campañas médicas, ancianos abandonados, a familias de bajos recursos económicos... También forman jóvenes como líderes locales que transformen y mejoren su entorno. 


Cuando preguntas a Mario como se financia suele responder: “La providencia de Dios actúa, a través de amigos y personas de buena voluntad; no tengo ninguna empresa, organización religiosa u estatal nos ayude. Son mis amigos cercanos quien lo hacen con sus manos extendidas, con lo que pueden lleno de amor, tocando puertas a otros amigos, todo es una cadena, ese es EL milagro de esta Historia de Amor".
 
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