Este 2 de agosto todos los venezolanos, y los católicos del mundo en solidaridad con sus hermanos, están llamados a una jornada de ayuno y oración por la paz y la reconciliación en el país convocada por sus obispos, que se difundirá en las redes sociales bajo la etiqueta  #esportiVenezuela.

La iniciativa fue decidida el 12 de julio por la asamblea plenaria de la conferencia episcopal venezolana, que preside al arzobispo de Cumaná, Diego Padrón Sánchez, "como una ocasión especial para pedir por la paz y la reconciliación de todos los venezolanos".

"Como hijos de un mismo Padre y hermanos los unos de los otros, nos comprometemos en la construcción de la unión y de la paz. Invitamos con alegría a todos los creyentes y a las mujeres y hombres de buena voluntad, a unirnos el próximo dos de agosto, a la Jornada de ayuno y oración, convocada por el Papa Francisco en Asís, como una ocasión especial de pedir por la paz y la reconciliación entre los venezolanos", señala el comunicado de los obispos.

El episcopado venezolano invita a "no dejarse robar la esperanza que hace posible, con la ayuda de Dios, lo que parece imposible, para comunicar la esperanza de que reconciliados y en diálogo encontraremos soluciones eficaces a la presente crisis".

Los obispos piden que se encomiende la situación que atraviesa su patria a "las manos maternales de Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela, y que se rece particularmente la Oración por Venezuela que presentaron tras la asamblea plenaria de enero:


Jesucristo, Señor Nuestro,
acudimos a ti en esta hora
de tantas necesidades en nuestra patria.
Nos sentimos inquietos y esperanzados,
y pedimos la fortaleza como don precioso de tu Espíritu.
Anhelamos ser un pueblo identificado
con el respeto a la dignidad humana, la libertad, la justicia
y el compromiso por el bien común.

Como hijos de Dios,
danos la capacidad de construir la convivencia fraterna,
amando a todos sin excluir a nadie,
solidarizándonos con los pobres
y trabajando por la reconciliación y la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo y el encuentro,
para que juntos construyamos la civilización del amor
a través de una real participación y la solidaridad fraterna.

Tú convocas como nación y te decimos:
Aquí estamos, Señor,
unto a nuestra Madre, María de Coromoto,
para seguir el camino emprendido
y testimoniar la fe de un pueblo
que se une a una nueva esperanza.

Por eso todos juntos decimos:
¡Venezuela!
¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia!
Amén