El presidente argentino, Mauricio Macri, tomó la palabra el pasado domingo al finalizar la misa de clausura del XI Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Tucumán, ceremonia a la que asistieron decenas de miles de personas.

En su intervención, invocó al Salvador para confiarle algunos de los desafíos del país: "Jesucristo, Señor de la Historia, te necesitamos para hacer una Patria fraterna y solidaria, para superar los desencuentros y unirnos caminando juntos, para construir entre todos el futuro con esperanza y trabajo, para estar siempre con la verdad y la justicia, para incluir a todos y vencer las diferentes formas de pobreza, para erradicar la corrupción en todas sus manifestaciones, para promover la fe respetando sus distintas expresiones, para proteger la vida desde la concepción y hasta la muerte, para cuidar la naturaleza como casa común, para convivir en paz con todos los pueblos de la tierra. Todo lo pedimos confiando en la intercesión de la Virgen, tan amada por nuestro pueblo y que nos acompaña desde siempre en Tucumán".



Las menciones a la corrupción y, sobre todo, a la protección de la vida desde la concepción fueron seguidas por una ovación de los presentes.

Macri, quien asistió a la misa acompañado por la vicepresidente Gabriela Michetti, fue saludado efusivamente al finalizar su intervención por el cardenal Giovanni Battista Re, legado papal para el Congreso, quien había oficiado la misa en el hipódromo de Tucumán, totalmente abarrotado en las gradas y en el campo.


La vicepresidente Gabriela Michetti, en silla de ruedas a consecuencia de la lesión medular que padece, hizo la segunda lectura en la misa.

Presidieron la jornada de clausura las imágenes de San Juan Bailón, patrono de los congresos eucarísticos, y de Nuestra Señora de Luján, patrona de la Republica Argentina, que fue instalada en el altar mayor.

Junto con el cardenal Re, concelebraron el cardenal Luis Villalba, arzobispo emérito de Tucumán; José María Arancedo, presidente de la conferencia episcopal argentina; Alfredo Zecca, arzobispo de Tucumán; y Mario Cagnello, arzobispo de Salta. Los cantos litúrgicos correspondieron a la misa criolla, interpretada por el Coro de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán.


En su homilía, el cardenal Re afirmó que "la Fe nos ayuda a comprender que Dios está en la Eucaristía. No es una fantasía. Es una realidad garantizada por la palabra de Dios. Una realidad que solo se puede alcanzar desde la Fe. Para el que cree es una realidad cierta, dulcísima y extraordinaria. Es Dios que torna a nosotros para abrirnos a Él. Este congreso nos ha invitado a abrirnos al obsequio de Dios. Tenemos hambre no solo de pan sino de Verdad. Este congreso es un fuerte llamado a acercarnos a Cristo, un llamado a ser cristianos, a no tener miedo a ser cristianos".


Una imagen de la adoración nocturna del sábado, con el hipódromo tan abarrotado como el domingo en la misa de clausura. La asistencia del Congreso Eucarístico ha sido masiva todos los días.

Y concluyó con una invocación a Dios: "Tú nos eres necesario porque solo Tú iluminas el misterio de nuestra existencia y le das significado. Nos eres necesario para caminar por la vía del bien. Para conseguir una verdadera reconciliación como argentinos. Nos eres necesario para hacer crecer la cultura. Sin Cristo no hay luz, no hay esperanza. Sin Cristo no hay futuro”. 

Al finalizar la misa, se cantó el himno eucarístico invitando a todos los presentes a abrazarse para transmitir un mensaje de unidad.