Desde 1994, el obispo de la diócesis de San Pedro Sula, que cubre territorios enormes y aislados en Honduras, es el claretiano español Ángel Garachana Pérez. Con 75 años ya cumplidos, pastorea aún una diócesis de 1,8 millones de habitantes, de los que 1 millón (un 57%) se consideran católicos. Es una figura muy respetada en el país y desde hace un tiempo Presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras. 

Ángel Garachana pide a la Organización de Estados Americanos y a las autoridades nacionales que se mantenga la presión contra la corrupción en Honduras. Está a punto de expirar el acuerdo llamado MACCIH (Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras), firmado por el Gobierno hondureño y la OEA para combatir la corrupción, pero ha dado poco fruto y debería mantenerse porque queda mucho por hacer. 

"No hemos alcanzado un nivel que pueda prescindir de la MACCIH", ha declarado a la prensa. Aunque hay voces del gobierno que dicen que no la necesitamos, los hechos dicen lo contrario. Debemos continuar luchando contra la corrupción porque aquí está la solución a muchos problemas, como la pobreza de nuestro pueblo".

Refiriéndose a los diputados, sobre todo, les pidió vivir en la transparencia y en la verdad. "Aquellos que usan dinero público deben estar abiertos al control, el pueblo tiene derecho a saber cómo se usa el dinero, que es el resultado de la contribución de los ciudadanos", agregó.

Según la información reunida por Fides, representantes de los Estados Unidos de América han afirmado públicamente la importancia de la continuidad de la MACCIH. "Es vital que el gobierno hondureño apruebe la renovación del mandato de la MACCIH antes de la fecha límite del próximo mes", dijo a la prensa Hugo Rodríguez, subdirector adjunto del Departamento de Estado de Washington de América Central.

La MACCIH fue creada el 19 de enero de 2016 por un período de cuatro años, con posibilidad de prórroga, para apoyar al Fiscal hondureño en la presentación de varios casos de corrupción ante los tribunales.

La corrupción y el narcotráfico han alcanzado niveles muy altos en Honduras. La Iglesia Católica es una de las pocas instituciones que denunció y denuncia algunas situaciones de injusticia opacas, especialmente la terrible situación de los presos y los migrantes. 

Según el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), Honduras es el tercer país más pobre de Latinoamérica (con un 19,5% de población pobre, sólo mejor que Guatemala y Bolivia... aunque este índice no ha medido la situación en Venezuela o Haití).