El pasado sábado durante una marcha abortista encabezada, feministas radicales provocaron graves disturbios en Ciudad de México, destrozando escaparates, marquesinas y realizando numerosas pintadas a favor del aborto. Sin embargo, como ya ha ocurrido en otras manifestaciones similares el objetivo principal fue la Iglesia Católica.

Pese a que numerosos feligreses se habían concentrado en las puertas de templos para evitar estos ataques, muy extendidos por ejemplo en marchas abortistas en Argentina, las feministas radicales intentaron prender fuego a la puerta de la catedral metropolitana de México.

La prensa se hizo eco rápidamente de la gravedad de los ataques. Gracias a la rápida intervención de los bomberos y a las cargas de la Policía para dispersar a las manifestantes se pudo evitar males mayores.

Del mismo modo, las manifestantes realizaron numerosas pintadas ofensivas e insultantes contra la Iglesia Católica y a favor del aborto libre en los muros del templo catedralicio.

Mauricio Alfonso Guizar, uno de los organizadores de los grupos católicos que defendían la catedral, indicó a Aciprensa que “gracias a las denuncias en redes sociales de católicos, comprometidos ofreciéndose a defender los templos, el Gobierno se dio cuenta de que con los templos no se juega y enviaron fuerza pública para defenderlos".

"El Gobierno, ahora sí, protegió el patrimonio cultural y espiritual de todos los mexicanos en la Ciudad de México", añadió.

La marcha de este sábado exigía a las autoridades la legalización del aborto en todo el país y la consideración de derecho de las mujeres, después de que Oaxaca se haya convertido tras Ciudad de México en el segundo estado en despenalizar el aborto.