Un lector del diario Patheos refiere dos hechos relacionados con la visita de Francisco a Brasil para la JMJ de Río de Janeiro, que apuntan al profundo impacto del Papa entre los pentecostales del país, muchos de ellos antiguos católicos. "Y como brasileño, creo que vendrán más", apunta la fuente.

El primero de los casos tuvo lugar en un templo pentecostal (protestante) justo en frente del lugar desde donde el Papa iba a hablar a la gente en su visita a la favela Varginha. Durante toda la noche anterior, los miembros de esa comunidad estuvieron de vigilia haciendo mucho ruido con la intención de molestar y fastidiar a los vecinos como forma de protesta por la visita de Francisco.

Cuando el Papa llegó, vio el templo y dijo: "Vamos a saludarles". Entró, saludó a los pastores, y rezó un padrenuestro con ellos diciéndoles que todos seguimos a Cristo y somos sus hijos. En cuanto se fue, la comunidad decidió abrir sus puertas para ofrecer agua y refugio a los peregrinos que esperaban al Papa y pudiesen estar indispuestos, e incluso sus baños a quien los pudiese necesitar.

El segundo caso es más claro. Sucedió en Campina Grande, el domingo 28 de julio, día de la misa final en Copacabana. Un matrimonio de pentecostales entró en una parroquia pidiendo bautizarse, ellos y sus hijos, en la Iglesia católica. Cuando el párroco les preguntó por la razón del cambio su respuesta fue bien escueta: "Papa Francisco".