Costa Rica es uno de los países más prósperos, estables y pacíficos de Hispanoamérica, pero el siglo XXI ha sido duro para la Iglesia Católica: en 1999, hace 14 años, se declaraban católicos un 73% de los costarricenses; hoy lo son sólo un 57% de los adultos (aproximadamente 1,7 millones de personas, de los que algo menos de 900.000 declaran ir a misa cada domingo, según datos recientes de Unimer, de febrero).

Eso sí, el 1 y 2 de agosto cada año pasan casi 2 millones de personas en peregrinación por el santuario de la Virgen de los Ángeles, patrona del país. 


Las cifras se mantienen estables desde hace aproximadamente cinco años. La caída de fieles se dio sobre todo en las clases bajas o populares, al coincidir una serie de escándalos en personajes famosos de la Iglesia católica con un crecimiento de las iglesias y comunidades protestantes.

Así, si en 1999 sólo un 6% de la población era protestante, hoy los protestantes son un 13%, nutriéndose sobre todo de clases populares desencantadas por los escándalos.

En las clases medias, el desencanto y la secularización llevó a un aumento de los "sin religión", que hoy son un 11%. Apenas un 2% de costarricenses se declaran ateos o agnósticos.

Otra forma de medirlo es por los índices de aprobación de la Iglesia: tras tener una aprobación del 82% de la población en 1998, cayó al 44% en el 2004, pero para el 2008 subió al 57% y cinco años después se mantiene igual, según estudios de Unimer, coincidiendo con el número de los que se declaran católicos. 

Las personas mayores y los de mayor nivel socioeconómico son los que se mantienen más católicos.

Se declaran católicos en 55% de ticos (costarricenses) de 18 a 29 años; y un 60% de los mayores de 60 años. Lo son, además, el 68% de la población de alto nivel socioeconómico, un 59% de las clases medias y un 51% de las clases bajas.


El mayor mazazo a la popularidad de la Iglesia llegó a partir del caso "Radio María de Guadalupe" (sin relación con la "Radio María" de otros países). Lo que nació en 1998 como una emisora parroquial, a mediados de 1999 se había convertido en la radio más seguida del país (más que las radios comerciales o generalistas) y suscitaba inversiones y, sobre todo, donativos: unos 2.500 dólares USA al día en ingresos en esa fecha. Su promotor, el cura Mínor Calvo, lograba reunir auténticas multitudes.

Por eso nadie entendió que en 2001 se descubriese una deuda enorme en la radio y la constitución de sociedades anónimas sin conocimiento del obispo. Además, un periodista económico que criticaba y estudiaba las finanzas de esta radio, Parmenio Medina, fue asesinado cerca de su casa el 7 de julio de 2001.

El 18 de diciembre de 2007, un tribunal condenó al padre Minor a 15 años de prision por estafa, aunque fue absuelto de participar en el asesinato de Parmenio Medina. El empresario Omar Chávez, que puso el dinero en los inicios de la radio, fue condenado a 35 años de prisión por el asesinato de Medina y 12 por estafa. Otro de los acusados fue sentenciado a 30 años por el asesinato. El juicio se alargó y causó escándalo en un país que había estado enamorado de esa radio.

Además, lloviendo sobre mojado, se difundieron otros dos casos poco educativos: fue condenado a prisión por abuso sexual el popular sacerdote Enrique Delgado, que producía un destacado programa de televisión conocido como La Hora Santa. Y se fugó a Honduras el sacerdote Enrique Vázquez, acusado de violar a varios menores.

Todos estos casos fueron empleados por predicadores anti-católicos, una y otra vez, con cierto éxito especialmente entre las clases bajas.


Precisamente es en estos sectores de población donde la figura del nuevo Papa Francisco puede ahora lograr una mayor popularidad. La Iglesia en Costa Rica ya ha detenido la sangría de fieles; ahora necesita recuperar a los alejados, y una gira centroamericana de un Papa hispano le vendría muy bien, en Costa Rica y en otros países.