Cuatro de cada diez argentinos son pobres. En el tercer trimestre de 2019, el 40,8% de la población de Argentina -unos 16 millones de personas- lo serían, según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica de Argentina (UCA). Y los argentinos que viven ya no en pobreza sino en miseria tampoco son pocos: el 9% de la población del país. 

El Financiero, un periódico especializado en economía asegura que son los peores porcentajes de la última década. 

El informe de la UCA lo atribuye a la crisis empeorada este año, a la devaluación del peso argentino (con una inflación que cerrará 2019 en torno al 54%) y a la caída de los salarios.

Un detalle específico se observa en el porcentaje de pobres entre la clase media argentina: en 2017 eran casi un 5%, en 2018 eran ya un 8% y en 2019 se disparó llegando al 14%. ¡Casi el triple en apenas dos años!

En este contexto, la Comisión Episcopal de Pastoral Social, presidida por Jorge Rubén Lugones, jesuita y obispo de Lomas de Zamora, recibió el miércoles 4 de diciembre  a representantes de la Mesa de Diálogo por el Trabajo y la Vida Digna, una plataforma que que incluye a varios sectores de trabajo, producción y economía social.

El nuevo presidente del país, Alberto Fernández, asumirá el cargo el 10 de diciembre, y la Iglesia argentina quiere ser un punto de referencia para un posible pacto social que ayude a los más pobres.

La reunión abordó la difícil situación de las instituciones democráticas en Argentina y destacó la importancia de coordinar la red creada alrededor de la Mesa. En esta reunión los representantes de la Conferencia Episcopal propusieron que en el país se desarrolle y formalice un pacto social para ayudar a los más pobres.