El encuentro reunió a unos siete mil jóvenes del Camino Neocatecumenal los pasados 13 y 14 de noviembre en la Casa arquidiocesana de convivencias María de la Altagracia, en la capital de República Dominicana, informa a la agencia ZENIT Jovanny Kranwinkel.

El arzobispo de Santo Domingo, el cardenal Nicolás de Jesús Lópe z Rodríguez, y el equipo de catequistas del Camino Neocatecumenal en República Dominicana, cuyo responsable es el padre Alonso Gómez Fernández, guiaron el encuentro.

Los jóvenes del interior del país fueron acogidos por los de Santo Domingo en sus casas. El encuentro comenzó con la celebración de las vísperas y una catequesis sobre el Apocalipsis.

Después fue entronizada la Virgen de la Altagracia, y más de cuarenta sacerdotes estuvieron junto al cardenal confesando a los jóvenes hasta la madrugada.

Esa noche, los jóvenes participaron en varios grupos en la adoración al Santísimo Sacramento y oraron por sus necesidades, las del país y las de la Iglesia universal.

Pernoctaron en tiendas de campaña en los jardines de la casa, como suele hacerse en las Jornadas Mundiales de la Juventud y muchos entonaron cantos y danza ron hasta el amanecer.

La Eucaristía estuvo concelebrada por el cardenal López Rodríguez; el nuncio, monseñor Jozef Wesolowsky; el obispo de Baní, monseñor Freddy Bretón, y veinticuatro sacerdotes.

Durante la misa, como es tradicional en celebraciones de este tipo del Camino Neocatecumenal, se lanzó un llamamiento vocacional a la vida sacerdotal y religiosa o consagrada.

El rector del Seminario Arquidiocesano Misionero Redemptoris Mater de Santo Domingo, el padre Salvador, animó a los jóvenes a aceptar alegres la llamada a dedicar su vida a Jesucristo a través del sacerdocio.

Para ello, comparó el temblor telúrico que sacudió el país días antes a la voz de Dios que puso a temblar los corazones de muchos jóvenes esa mañana.

Tras un minuto de silencio meditativo, se invitó a que el que sintiera esa llamada a dedicarse a la vida sacerdotal se levantara y 153 chicos fueron hasta el altar donde los obispos oraron por ellos y les impusieron las manos.

A continuación, las consagradas Ana Victoria e Isabel, de 24 y 56 años respectivamente, ofrecieron su testimonio, expresando la alegría de haber dejado todo por el servicio a la evangelización.

El padre Alonso Gómez invitó que aquellas que escucharan la llamada a levantarse e ir al altar y 194 chicas respondieron.

En medio de mucha emoción, toda la asamblea aplaudía, siendo testigos de esta "pesca milagrosa", con la esperanza de que la mayoría persevere en la vocación y se convierta en fieles servidores de Dios.