Una minyona contra la Navidad
por Salvador Sostres
Es insólito el afán con que la consejera de Sanidad, Alba Vergés, aldeana, de Igualada, amenaza a los catalanes, en casi cada una de sus comparecencias, con que no podremos celebrar la Navidad. La izquierda lleva más de dos mil años intentando asesinar a Jesucristo. Nos crucificaron, nos encerraron en las catacumbas, nos dieron a los leones. Todavía hoy nos desprecian, nos insultan y nos matan, y no podemos decir “atentado yihadista” porque es racista.
Y ni así han podido acabar con nosotros, y todo en este mundo es efímero salvo la Iglesia. Todo pasa pero Dios queda. La consejera Vergés ignora la victoria que la Navidad significa, pero intuye que nos hace demasiado felices y por eso quiere prohibirla. El problema de la izquierda con Dios es que niega lo que ansía, y luego siente envidia de los que vivimos en el júbilo. Llevan más de dos mil años intentando asesinar a Jesucristo y a todos sus hijos, y no lo han conseguido. Nos clavaron en la cruz e hicimos de la Cruz nuestro símbolo.
No entienden la Victoria pero saben que les sobrepasa y les intimida. Nunca tuvieron una relación sexy con el mundo. Por eso no pueden entender a Dios, ni a Cristo, ni cómo crece la esperanza en la belleza, en lo sensible. Lo intentó Herodes, lo intentó la República, Bin Laden hizo lo suyo y Zapatero nos quiso arruinar también en este sentido. Todos pasaron. Y miles de millones de mujeres y hombres dicen todavía, muy despacio, un Padrenuestro antes de acostarse.
Es hasta conmovedor que esta pobre indocumentada pretenda estar al cargo de decirnos cómo vamos a celebrar la Navidad. Yo la escucho hasta con ternura, preparando mi corazón para el gran día. Y déjame decirte, consejera, y conste que no me gusta rebajar a Dios a estos asuntos, que tendrías que revisar tu odio furibundo. No es proselitismo, es el puro amor al prójimo lo que me mueve a sugerírtelo. Una versión extraordinariamente compasiva de la otra mejilla.
Si lo piensas bien, te conviene que Dios exista. A ti más que a nadie en Cataluña te conviene su existencia. Porque por las muertes que tu negligencia ha provocado, y por la miseria y la desesperación que tu arbitraria medida de mantener cerrados bares y restaurantes está causando, sólo un ser superior de magnanimidad infinita podría perdonarte. Ya que nosotros nunca podremos, y recordaremos para siempre el terrible dolor que has sembrado con tu siniestra mezcla de arrogancia y vulgaridad, y contarás con todas nuestras formas de repudia y de desprecio, de verdad te deseo que en un último acto de humildad y de arrepentimiento la redención te salve de la atrocidad de haber sido tú y de haber hecho lo que has hecho.
Celebraremos la Navidad. Celebraremos que otra vez Jesús ha nacido para borrar la huella de nuestros pecados. Celebraremos el amor y la libertad, que son los dos grandes dones de Dios, y son el mismo. Y lo celebraremos con quien estimemos oportuno y en el lugar que mejor nos parezca. Ahí estaremos. A cara descubierta. Ven a buscarnos si quieres. Como una prueba de fe, si requieres nuestras direcciones, te serán comunicadas.
¿O es que crees que sobrevivimos a los leones para dejarnos amedrentar por una pobre minyona de Igualada?
Publicado en ABC.