¿Para la paz en Siria? Cuernos de vaca y vesículas de ciervo
El autor de este asombroso análisis de la crisis siria es Carlo Triarico. Pero a los lectores del periódico del Papa no se les dice que es el presidente de la Asociación de agricultura biodinámica, es decir, el método de cultivo inventado hace un siglo por un cultor de la antroposofía, el austriaco Rudolf Steiner.
por Sandro Magister
Leer para creer. Éste es el inicio del editorial del 3 de enero en la primera página de L'Osservatore Romano: "Sabemos que Alepo no se libera con las bombas. Es necesario aún liberar a Alepo y a Siria de la miseria, de los cambios climáticos que hace unos años obligaron a las mujeres y a los hombres a migrar desde el campo, que desestabilizaron los equilibrios demográficos y desencadenaron las primeras revueltas sirias y, después, la guerra".
El autor de este asombroso análisis de la crisis siria es Carlo Triarico. Pero a los lectores del periódico del Papa no se les dice que es el presidente de la Asociación de agricultura biodinámica, es decir, el método de cultivo inventado hace un siglo por un cultor de la antroposofía, el austriaco Rudolf Steiner (18611925), basado en un ritual de abonos homeopáticos hechos con cuernos de vacas y vesículas de ciervo, que deberían hacer confluir las fuerzas espirituales, cósmicas y astrales en las plantas, revitalizándolas. Un método que el pasado mes de noviembre, en una carta abierta al ministro italiano para la agricultura, la casi totalidad de las sociedades científicas que operan en ámbito agrícola descalificó como "magia", tras un congreso organizado en Nápoles precisamente por la asociación presidida por Triarico.
Pero ya en ocasión de ese congreso L'Osservatore Romano había dado espacio, no a las críticas de los científicos, sino a los peones del propio Triarico en un artículo publicado el 28 de noviembre en el que éste reivindicaba con orgullo haber organizado también, el mes de febrero anterior, un congreso sobre Laudato Si', la encíclica ecologista del Papa Francisco.
En ese artículo Triarico escribía, entusiasmado, que en el congreso napolitano habían participado cientos de militares de esos "movimientos populares" que el Papa había recibido el 5 de noviembre en el Vaticano y que son sus preferidos, demostración de cómo "esta creciendo en el mundo un gran movimiento de innovación para la casa común".
Pero no es suficiente. También en ocasión de la fusión entre la Bayer y la Monsanto, L'Osservatore Romano había confiado a Triarico la apocalíptica reprimenda, en un artículo publicado en la edición dominical del 18 de septiembre.
Volviendo al editorial del día 3, tras este increíble inicio, lo que sigue es todo un himno a las milagrosas virtudes de la agricultura biodinámica para "detener el hambre, creando las condiciones para la resiliencia campesina a los cambios climáticos" y, por lo tanto, en sucesión, a las migraciones y a las guerras, no sólo en Siria sino también en los otros países ya alcanzados -se lee- por este sistema de cultivo: "Jordania, Irán, Egipto, Argelia, Eritrea, Etiopía, Yemen".
Dentro de pocos días, el 9 de enero, el Papa Francisco pronunciará el discurso de inicio de año al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, en el cual ilustrará su visión geopolítica y los caminos para conseguir la paz.
Hasta entonces se espera que a ningún embajador se le ocurra que la receta de la Iglesia para la paz en el mundo sea el editorial hodierno del periódico del Papa.
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