Sábado, 27 de abril de 2024

Religión en Libertad

Al servicio del diablo


por Pedro Trevijano

Opinión

En el periódico Noticias de la Rioja del 15 de noviembre leo lo siguiente: “Preocupación. La presidenta del gobierno habló de preocupación ‘por los 18.900 votantes de extrema derecha en La Rioja en las elecciones; el fascismo no debería meter sus pezuñitas en el Estado democrático’. Pidió a los grupos que no rompan los consensos en materia de derechos civiles, y reprochó al PP que ‘no ha hecho nada por defender los derechos LGTBI’”.

De este párrafo creo surgen dos cuestiones: ¿Es Vox un partido democrático o fascista? y ¿son los derechos LGTBI democráticos o totalitarios y diabólicos?

Primera cuestión: ¿Es Vox un partido fascista? Simplemente pregunto: ¿defiende Vox los derechos humanos, los promulgados por la ONU en 1948 como reacción a las barbaridades y crímenes de la Segunda Guerra Mundial? ¿Defiende Vox la ley y el derecho natural? ¿Los cambios que pretende hacer en la Constitución, pretende hacerlos por vías legales o totalitarias? ¿Pretende abolir la democracia? ¿Ejercita la violencia? Dado que el Papa Benedicto XVI en su exhortación apostólica Sacramentum caritatis (n. 83) considera como valores innegociables el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas, ¿creen ustedes que Vox respeta estos derechos humanos, sí o no? Y, ya puestos a preguntar: ¿y los demás partidos? ¿Qué argumentos se dan a favor de que Vox sea un partido fascista? Las respuestas se las dejo a ustedes.

Segunda cuestión: ¿son los derechos LGTBI democráticos o por el contrario totalitarios y diabólicos? Recordemos que el Concilio Vaticano II llama al aborto “crimen horrible” (Gaudium et Spes 51), que la eutanasia para la Iglesia es un homicidio y una grave violación de la Ley de Dios, con la agravante de que además cualquiera de nosotros puede ser una de las personas asesinadas, que la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer es una institución natural creada por Dios y santificada en el sacramento del matrimonio, que corresponde a la familia y no al Estado el educar a sus hijos según sus convicciones, que la transexualidad con las operaciones de cambio de sexo son un fracaso tan rotundo que centros tan importantes como el Johns Hopkins de Baltimore ha dejado de hacerlas desde hace bastantes años por contraproducentes y es que lo que hay detrás de esta ideología de género, eso sí muy correcta políticamente, es una actitud totalitaria, anticientífica y diabólica.

Totalitaria: el totalitarismo nace de la negación de la Verdad y en consecuencia de la Libertad. Es la Verdad la que garantiza la libertad, la dignidad humana y el desarrollo humano integral. En cambio en la ideología de género es la ideología la que prevalece sobre la realidad, aunque los hechos sean tozudos en contra. No importa que cada día varios homosexuales logren llegar a ser heterosexuales. Eso no puede ser y por tanto no es, porque eso es lo que me dicta mi ideología.

Anticientífica: si la ideología de género tuviese razón, habría que revisar todos los libros científicos del mundo que hablen de aparato genital masculino o femenino. Y aunque el mundo esté lleno de majaderos, especialmente de políticos majaderos, hay que tener unas tragaderas demasiado amplias para aceptar que un varón pueda dar a luz.

Diabólica: todavía cardenal, el cardenal Ratzinger dijo: “La ideología de género es la última rebelión del hombre contra su condición de Criatura”; y el cardenal Bergoglio, sobre la ley que iba a aprobar el Congreso argentino en referencia al matrimonio homosexual, escribió: “No se trata de un mero proyecto legislativo, sino de una ‘movida del padre de la mentira’ que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”.

Recuerdo que cuando publiqué mi libro Relativismo e ideología de género y me preguntó un sacerdote, cuando vio que calificaba la ideología de género como Moral del Diablo, que quién pensaba lo mismo que yo en la Iglesia, le pude contestar: “Hay tres que piensan lo mismo que yo, un tal San Juan Pablo II, un tal Benedicto XVI y un tal Francisco”. Es lamentable que haya tantos políticos que no se den cuenta que están objetivamente al servicio del Diablo.

Y si esto puede parecer duro, veamos lo que dice Jesucristo en Jn 8,44: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él era homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo porque es mentiroso y padre de la mentira”. En pocas palabras Jesús acusa a sus adversarios de ser hijos del diablo porque no creen en Él, son homicidas (¿qué son el aborto y la eutanasia?) y mentirosos (los relativistas ni siquiera creen en la objetividad de la Verdad).

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