Aborto y carta a Elena Valenciano
Cuando a una mujer se la impele a abortar alegando que esa es la solución para no tener a su hijo, se le está mintiendo, porque el hijo ya lo tiene y en realidad sólo podrá adoptar la trágica decisión sobre si quiere tener un hijo vivo o un hijo muerto
por Antonio Torres
Sra. Elena Valenciano:
En nombre de las miles de madres que con el apoyo y ayudas de RedMadre han podido llevar adelante sus embarazos en España, agradezco mucho sus declaraciones pidiendo responsabilidad y madurez en el debate abierto sobre el aborto y reclamando el uso de datos veraces. Porque coincidimos con usted en que "hablamos de un tema muy serio que afecta a la vida, la salud y la maternidad, a la libertad y a la dignidad de millones de mujeres". Sabemos hasta qué punto la ideologización del debate anula o distorsiona el rigor y honestidad intelectual que debe imperar en un asunto donde están en juego la vida de millones de seres humanos y la felicidad de sus madres.
La rigidez ideológica o la pereza intelectual, no son las plataformas idóneas para hacer una sosegada reflexión y un análisis certero en relación a esa traumática realidad que han de afrontar las mujeres en España, mayoritariamente las más vulnerables y con riesgo de exclusión social, partiendo como usted lo reclama de los datos veraces e incuestionables que se han generado tras casi treinta años de prácticas abortivas en nuestro país y en el conjunto de Europa.
La realidad es la que es y, nos fastidie o sea motivo de nuestras complacencias, sólo podremos ser rigurosos y honestos intelectualmente a cambio de buscar la verdad por encima de cualquier otra cosa, es decir, estando abiertos a ella y dispuestos a rechazar aquellas conclusiones en que no exista la debida correspondencia entre nuestro entendimiento y la realidad que tratamos de conocer, lo cual es imposible sin renunciar previamente a nuestros prejuicios ideológicos.
La primera realidad sobre el aborto es que el ser vivo que anida en el vientre de una madre humana es un ser humano, y más allá del dato científico así lo sienten y entienden la inmensa mayoría de las madres cuando descubren que están embarazadas; que en los últimos veinte años las cifras del aborto se han triplicado en España mientras en el conjunto de Europa se han reducido a menos de la mitad; que España está a la cola de Europa en políticas de protección a la maternidad; y, finalmente, que todo esto representa un profundo fracaso social con graves consecuencias demográficas que afectan al bien común.
La segunda realidad, es que para las madres que se ven abocadas a abortar, el aborto representa en casi todos los casos un verdadero drama, una auténtica tragedia, con importantes secuelas a medio y largo plazo para ellas reconocidas por los propios psicólogos de las clínicas abortivas, que justifican su permanencia como profesionales en dichas clínicas aduciendo que están para tratar de prevenir esas graves secuelas, como manifestaron hace poco para "El País" desde la tristemente famosa "Clínica Dator".
Estamos de acuerdo al pie de la letra con usted Sra. Valenciano, -lo reproduzco literalmente-, que "en un momento así, lo que las niñas buscan -y necesitan-, es apoyo y cariño. Lo mejor para ellas, sin duda, es encontrarlo en su familia. Pero, desgraciadamente, no siempre es posible". Nada más cierto en efecto, nada más veraz, que el abandono y soledad de la inmensa mayoría de las mujeres por parte de sus familias, de sus parejas, de su entorno y del propio Estado, que las abocan a tomar una decisión en absoluta soledad y abandono, no encontrando otra alternativa que la dolorosa y falaz solución del aborto.
Soledad, abandono y ninguna libertad real. Cuando a una mujer se la impele a abortar alegando que esa es la solución para no tener a su hijo, se le está mintiendo, porque el hijo ya lo tiene y en realidad sólo podrá adoptar la trágica decisión sobre si quiere tener un hijo vivo o un hijo muerto. Por eso, desde RedMadre y otras organizaciones similares, tratamos de acompañar a esa mujeres para que nunca se sientan solas, reciban el cariño y el apoyo que no encuentran en ninguna otra parte y, ahora sí, puedan optar en conciencia por la alternativa humanamente más razonable y sensata. El 80% deciden felizmente seguir adelante con sus embarazos y a quienes optan por abortar, les seguimos brindando y dando todo el cariño y apoyo que continúan precisando.
Porque ninguna madre se ha arrepentido jamás de tener a su hijo, aun rodeada de dificultades y problemas, y resulta insignificante el número que alega haber abortado felizmente y sin consecuencias. Esa es la realidad, Sra. Valenciano, y le invitamos a examinarla en compañía de nuestros voluntarios que, con no pocos sacrificios ofrecen su tiempo, escasos recurso y mucho cariño, en decenas de ciudades españolas a miles de mujeres que se sienten en efecto muy solas y abandonadas.
Un cordial saludo,
Antonio Torres
Presidente Fundación RedMadre
En nombre de las miles de madres que con el apoyo y ayudas de RedMadre han podido llevar adelante sus embarazos en España, agradezco mucho sus declaraciones pidiendo responsabilidad y madurez en el debate abierto sobre el aborto y reclamando el uso de datos veraces. Porque coincidimos con usted en que "hablamos de un tema muy serio que afecta a la vida, la salud y la maternidad, a la libertad y a la dignidad de millones de mujeres". Sabemos hasta qué punto la ideologización del debate anula o distorsiona el rigor y honestidad intelectual que debe imperar en un asunto donde están en juego la vida de millones de seres humanos y la felicidad de sus madres.
La rigidez ideológica o la pereza intelectual, no son las plataformas idóneas para hacer una sosegada reflexión y un análisis certero en relación a esa traumática realidad que han de afrontar las mujeres en España, mayoritariamente las más vulnerables y con riesgo de exclusión social, partiendo como usted lo reclama de los datos veraces e incuestionables que se han generado tras casi treinta años de prácticas abortivas en nuestro país y en el conjunto de Europa.
La realidad es la que es y, nos fastidie o sea motivo de nuestras complacencias, sólo podremos ser rigurosos y honestos intelectualmente a cambio de buscar la verdad por encima de cualquier otra cosa, es decir, estando abiertos a ella y dispuestos a rechazar aquellas conclusiones en que no exista la debida correspondencia entre nuestro entendimiento y la realidad que tratamos de conocer, lo cual es imposible sin renunciar previamente a nuestros prejuicios ideológicos.
La primera realidad sobre el aborto es que el ser vivo que anida en el vientre de una madre humana es un ser humano, y más allá del dato científico así lo sienten y entienden la inmensa mayoría de las madres cuando descubren que están embarazadas; que en los últimos veinte años las cifras del aborto se han triplicado en España mientras en el conjunto de Europa se han reducido a menos de la mitad; que España está a la cola de Europa en políticas de protección a la maternidad; y, finalmente, que todo esto representa un profundo fracaso social con graves consecuencias demográficas que afectan al bien común.
La segunda realidad, es que para las madres que se ven abocadas a abortar, el aborto representa en casi todos los casos un verdadero drama, una auténtica tragedia, con importantes secuelas a medio y largo plazo para ellas reconocidas por los propios psicólogos de las clínicas abortivas, que justifican su permanencia como profesionales en dichas clínicas aduciendo que están para tratar de prevenir esas graves secuelas, como manifestaron hace poco para "El País" desde la tristemente famosa "Clínica Dator".
Estamos de acuerdo al pie de la letra con usted Sra. Valenciano, -lo reproduzco literalmente-, que "en un momento así, lo que las niñas buscan -y necesitan-, es apoyo y cariño. Lo mejor para ellas, sin duda, es encontrarlo en su familia. Pero, desgraciadamente, no siempre es posible". Nada más cierto en efecto, nada más veraz, que el abandono y soledad de la inmensa mayoría de las mujeres por parte de sus familias, de sus parejas, de su entorno y del propio Estado, que las abocan a tomar una decisión en absoluta soledad y abandono, no encontrando otra alternativa que la dolorosa y falaz solución del aborto.
Soledad, abandono y ninguna libertad real. Cuando a una mujer se la impele a abortar alegando que esa es la solución para no tener a su hijo, se le está mintiendo, porque el hijo ya lo tiene y en realidad sólo podrá adoptar la trágica decisión sobre si quiere tener un hijo vivo o un hijo muerto. Por eso, desde RedMadre y otras organizaciones similares, tratamos de acompañar a esa mujeres para que nunca se sientan solas, reciban el cariño y el apoyo que no encuentran en ninguna otra parte y, ahora sí, puedan optar en conciencia por la alternativa humanamente más razonable y sensata. El 80% deciden felizmente seguir adelante con sus embarazos y a quienes optan por abortar, les seguimos brindando y dando todo el cariño y apoyo que continúan precisando.
Porque ninguna madre se ha arrepentido jamás de tener a su hijo, aun rodeada de dificultades y problemas, y resulta insignificante el número que alega haber abortado felizmente y sin consecuencias. Esa es la realidad, Sra. Valenciano, y le invitamos a examinarla en compañía de nuestros voluntarios que, con no pocos sacrificios ofrecen su tiempo, escasos recurso y mucho cariño, en decenas de ciudades españolas a miles de mujeres que se sienten en efecto muy solas y abandonadas.
Un cordial saludo,
Antonio Torres
Presidente Fundación RedMadre
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