Una sola santidad
Hace poco llegó a mis manos el magnífico libro de Dom Francis Bethel, OSB, John Senior y la restauración del realismo (Homo Legens). Tras narrar el camino de conversión del profesor Senior -su maestro-, el padre Bethel describe con detalle el método de enseñanza que desarrolló para conducir a sus alumnos al realismo, y de allí a la búsqueda de la santidad. Doscientas conversiones a la Iglesia católica y alrededor de treinta vocaciones religiosas fueron el resultado del programa de humanidades desarrollado por Senior en la Universidad de Kansas en los años 70.
En estos días, la revista española Misión publicó un artículo sobre el libro de Dom Bethel, en el que enumera los tres medios que John Senior consideraba necesarios para restaurar la cultura cristiana:
1. La Santa Misa dignamente celebrada: para Senior “el culto es la base de la cultura”, y para restaurar el realismo, considera necesario organizar la vida –y la sociedad- en torno a la Santa Misa. “La cristiandad es la misa –dice Senior- y todo lo que la protege: la arquitectura, el arte, las instituciones políticas y sociales, la economía, las formas de vivir, de sentir y de pensar de los pueblos, su música y su literatura (…) son medios para proteger el santo sacrificio”.
2. Hogares contemplativos: Senior fue un gran promotor de la vida monástica, pero recomendaba a quienes están llamados al matrimonio, que se hicieran oblatos de un monasterio y se fueran a vivir cerca de él.
3. Devoción mariana: “La restauración de la cristiandad –decía Senior- está ligada al número de corazones consagrados al Inmaculado Corazón de María. Y si queremos colaborar con él en la restauración de la Iglesia, nuestro primer deber de católicos es consagrarle nuestros hogares, escuelas, parroquias y nuestros corazones”.
Al final de la nota, el padre Bethel destaca la importancia de “sacralizar lo ordinario”, animando a las familias a sacralizar su vida diaria y a sumergirse en la belleza de la creación, con acciones tan sencillas como tener en casa muebles de materiales reales (no de plástico), alimentarse de comida real o enviar a sus hijos de campamento para que tengan contacto con la naturaleza. Anima también a los padres a que “pongan buena música en sus casas, memoricen poemas, degusten el arte…”. Y aparte de cultivar esta cultura en la vida familiar, “se rodeen de una comunidad de fe”.
Aunque la propuesta de Senior es más bien “religiosa”, impresiona la cantidad de coincidencias que tiene, por ejemplo, con el Opus Dei, un carisma eminentemente laical. San Josemaría decía también que era necesario hacer de la Santa Misa, el centro y raíz de nuestra vida interior; que si en algo quería que le imitaran era un su amor a María; y que era necesario fundar hogares luminosos y alegres, desde los cuales santificar la vida ordinaria: haciendo lo de Marta, con el espíritu de María…
Y es que por caminos aparentemente distintos, todos aspiramos a una misma santidad, cuyo denominador común, es el amor al bien, la belleza y la verdad, a las cosas creadas por Dios, y a Dios mismo.
En estos tiempos tormentosos, parece muy necesario buscar coincidencias y unidad, extremando la caridad, entre quienes, fieles al Magisterio de la Iglesia, procuramos alcanzar la santidad por los caminos más diversos.
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