Sábado, 27 de abril de 2024

Religión en Libertad

LA AMENAZA, UN GOBIERNO LOCAL MARXISTA

La excepción de Kerala, el Estado más cristiano y pacífico de la India donde todos viven en paz

En Kerala los católicos están diez veces más presentes que en ninguna otra parte del país, y conviven en paz con hindúes y musulmanes. La instrucción educativa es generalizada y hay igualdad entre hombre y mujer. La única amenaza es un gobierno local marxista.

Sandro Magister/L´Espresso

El sínodo de los obispos sobre «La Iglesia en África», que se está desarrollando hasta el 25 de octubre, llama la atención sobre el continente que ha registrado en el último siglo la más explosiva expansión misionera del cristianismo.

Una fertilidad cristiana, la de África, que contrasta con la de otro continente, Asia, que en cambio se muestra mucho más impermeable al Evangelio.

En Asia, Filipinas es la única nación con mayoría cristiana y Corea del Sur es la única nación en la que el cristianismo está en crecimiento. En otras partes los cristianos son minoría más o menos reducida, en muchos casos comprometida en resistir a persecuciones, opresiones, hostilidades de todo tipo.

Los dos gigantes del Asía son emblemáticos. No sólo de la China, sino también de la democrática India las crónicas reportan continuos casos de violencia en perjuicio de los cristianos. Orisa, en estos últimos años, ha sido un auténtico lugar de martirio.

Sin embargo la India no es toda así. Hay una región en la que los cristianos son diez veces más numerosos – el 20 por ciento contra el 2 por ciento de la media nacional – y sobre todo viven en paz.

Esta región es Kerala. En ella el cristianismo tiene raíces antiquísimas y la impronta cristiana es hasta ahora extraordinaria. Kerala no es rica, pero es largamente el Estado más instruido de la India, con un muy alto índice de escolarización también de mujeres (en la foto). Existe igualdad entre hombre y mujer. La natalidad es desde hace muchas décadas más equilibrada, fundamentalmente porque las muchachas van todas a la escuela y por lo tanto se casan más tarde que en otras partes. Allí las escuelas de todo orden y grado son en gran parte cristianas.

Kerala es también el Estado indio con más alto índice de lectura. Desde el año pasado se imprime en la lengua local, el malayalam, una edición semanal de «L´Osservatore Romano». Y se venden 20 mil copias del mismo, el doble de cuantas difunde la edición en lengua italiana del mismo diario.

Quien muestra lo extraordinaria del cristianismo en Kerala es el último número de «Oasis», la revista internacional en varias lenguas editada por el patriarcado de Venecia y que apunta al Oriente.

El número se abre con un editorial del obispo emérito de Changanacherry de los siromalabares, Joseph Powathil. Y se desarrolla en su interior con un reportaje sobre Kerala, acompañado de una precisa y fascinante reconstrucción de la historia y de las particularidades del cristianismo de la región, escrita por el sacerdote y patrólogo Thomas Koonammakkal.

A continuación se reporta un amplio extracto del reportaje.

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Los sorprendentes secretos de Kerala

por Luca Fiore


«Somos flores diferentes de una misma planta». Basheer Rawther, abogado de Changanacherry, escoge esta imagen para describir la relación entre hindúes, musulmanes y cristianos que viven en Kerala. No importa que Rawther pertenezca a la comunidad musulmana. Pregunten a cualquiera por la calle y les responderá más o menos del mismo modo. Esta región al suroeste de la India parece ser un mundo aparte respecto a la imagen que en los últimos meses el país ha dado de sí mismo. Aquí, en resumen, los atentados terroristas de Mumbai, que dista poco más de mil kilómetros, y los pogroms contra los cristianos de Orisa son vistos como hechos dramáticos pero lejanos. […] Kerala, en este contexto, se pone como una excepción de la que no se puede prescindir.

Llegados a Kerala, basta con poco para entender que las cosas funcionan de modo diferente respecto a los grandes centros de países a los que todo el mundo mira por sus alcances económicos. Nada de las ostentaciones de Bollywood que brilla en los hoteles de Mumbai, nada del fermento de Silicon Valley que se respira en Bangalore. La vida trascurre lentamente, como las pequeñas canoas que atraviesan las aguas interiores, las backwaters, que costean el litoral y penetran tierra adentro. […] A lo largo de su trayecto se encuentran pequeños villorrios con mezquitas, templos y escuelas, y minúsculos aglomerados de casa donde la gente vive en estrechas franjas de tierra buena, de pocos kilómetros de ancho. […] Las mujeres visten casi exclusivamente el sari o el salwar kameez, la túnica con pantalones, y es raro ver vestidos femeninos tipo occidental. Para los hombres es diferente, si bien mayormente la más común vestimenta para los momentos informales es un pedazo de tela de color que se envuelve en la cintura. En Kerala no es raro ver en las calles grandes elefantes que son utilizados como bestias de trabajo: transportan troncos de árboles o son utilizados como «montacargas» en las carpinterías. […]

Los 35 millones de habitantes de Kerala viven con una ganancia media per capita de 550 euros al año. Los dos pilares de la economía local son la pesca y la agricultura, tanto que los cientos de miles de graduados de nivel superior en las universidades locales están obligados a buscar trabajo en el resto de la India o en la otra costa del Mar Arábico. Casi un millón y medio de habitantes (cerca al 4 por ciento) vive en el exterior, en modo particular en los países del Golfo Pérsico. No es un misterio que lo que mantiene la economía local son las remesas de los emigrados y, ahora que el desarrollo de ciudades como Dubai se ha paralizado por la crisis económica, es previsible que el flujo de dinero del exterior se haga menos fluido.


Los cristianos de santo Tomás
Pero Kerala se precia de otras primacías. En 1957, fue la primera región del subcontinente en la que las un partido marxista ganó las elecciones democráticas. Se trata además del primer estado indio en lo que se refiere a la alfabetización: el 91 por ciento contra el 65 por ciento del resto del País; es la primera región en longevidad (diez años más respecto a los 69 años de la media nacional) y sufre de las menores diferencias socio-económicas entre hombres y mujeres o entre castas. En fin, Kerala ha sido el estado indio con la más alta tasa de pluralismo religioso. De hecho estamos frente a un fuerte ejemplo de convivencia en acto, a pesar del mosaico de comunidades que lo componen: la mayoría de la población es hindú, pero el 25 por ciento es musulmana y el 20 por ciento es cristiana. Una enormidad si se piensa que la media de la población cristiana es India bordea el 2,3 por ciento […]

La convivencia entre los diferentes grupos religiosos, en Kerala, se remonta a tiempos inmemoriales. San Francisco Javier, el misionero jesuita español que llegó a las costas indias tras las huellas de Vasco da Gama, debió constatar con sorpresa la existencia de una importante presencia cristiana de rito siríaco. La Tradición fija la llegada del cristianismo en India en el 52 d.C., cuando el apóstol Tomás llegó a Kerala gracias a los contactos con las colonias de mercantes judíos ya presentes en las costas del Mar Arábico. En Chennai, Madras, está conservada la tumba del apóstol y los cristianos de esta zona son llamados los cristianos de Santo Tomás. No obstante no existe certeza desde el punto de vista histórico sobre la llegada del apóstol hasta las costas de Kerala, las Iglesias locales – en particular las de rito siríaco – están orgullosas del vínculo directo con la tradición apostólica. Por el contrario, la llegada pacífica del Islam se remonta al siglo VII; fue por medio de mercantes árabes de especias. […]


Tres religiones en los mismos pupitres de la escuela
En Fort Cochin se puede respirar toda la complejidad de la cultura y de la historia de Kerala. Los vestigios de la época colonial, las iglesias barrocas y las casas en estilo portugués con los marcos de color azul turquesa, se alternan a los pequeños negocios de productos típicos, talleres de artesanos, casas humildes y precarias. Siempre en Fort Cochin se puede visitar una antigua sinagoga que testimonia la presencia de una pequeña comunidad judía. Un poco por todas partes, colgados en los muros de ladrillo, hay manifiestos de propaganda del local del partido comunista. En la vía principal de la ciudad antigua está una de sus sedes decoradas con un mural que retrata al Che Guevara. El singular panteón de este partido marxista, en efecto, hospeda además del guerrillero argentino, a Sadam Husein y la Madre Teresa de Calcuta. No es imposible ver a los tres compañeros en afiches durante las manifestaciones públicas. Qué tiene que ver Sadam Husein y la Madre Teresa es dicho rápido: con el Che Guevara aquí en India se convierten en el símbolo de la lucha contra la pobreza y el poder colonial de los occidentales.

Si es verdad que la comunidad musulmana se concentra sobre todo en el norte de Kerala y la cristiana en el sur, se debe revelar que no existen “guetos” dentro de las ciudades y de los caseríos: cristianos y musulmanes se encuentran frecuentemente como vecinos de casa. De la terraza de uno de los tantos negocios de Fort Cochin, la antigua colonia portuguesa en torno a la cual se desarrolló la actual Kochi, se pueden ver una mezquita, una iglesia y un templo hindú prácticamente en el mismo espacio. Los niños de las diferentes religiones comienzan a vivir lado a lado sentados en la misma carpeta de escuela. De compañeros de carpeta se convertirán frecuentemente en colegas de trabajo. En Changanacerry, por ejemplo, todos saben cuanto ha sido importante para la reciente historia de la ciudad la amistad, nacida precisamente en los tiempos de escuela entre Joseph Powathil, arzobispo emérito de la diócesis local y el ex presidente de la conferencia episcopal india, y Narayana Panikker, secretario general de la Nair Service Society, una asociación benéfica hinduista que cuenta con 5600 secciones en Kerala para un total de 6,5 millones de adherentes. Una amistad cordial que ha favorecido y profundizado la buena convivencia entre la comunidad cristiana y la hindú. También en uno de los momentos más tensos de la historia india, entre 1967 y 1970, cuando se registraron 1365 incidentes entre hindúes y musulmanes, sólo 142 tuvieron lugar en el sur del país.

Pero son sobre todo las fiestas religiosas las que dan el sentido físico de la convivencia, ya que son muchas. Para las fiestas de los santos patrones la comunidad cristiana organiza grandes procesiones en las provincias, por las vías se esparcen cientos de puestos que venden todo bien de Dios y las calles se iluminan de miles de luces de colores. La ciudad o el caserío se detiene completamente, también hindúes y musulmanes, participando de la fiesta. […]
Las relaciones entre las diferentes religiones, en algunos casos, roza el sincretismo: sucede que los hindúes veneran santos cristianos vistos como encarnación de su única divinidad.


Lo que induce a las conversiones
Las conversiones entre los diferentes grupos son raras, pero hay. En Kerala ninguno, aparte de los muy aguerridos pentecostales, hace proselitismo. Sucede también que algunos hindúes se convierten al cristianismo sin mucha dificultad por parte de la familia de origen. En una pequeña parroquia de Kottayam, por ejemplo, una de las parroquianas se convirtió del hinduismo. Es una ilustradora de libros para niños y el domingo se detiene después de la misa para esperar a su hija de doce años que va a la catequesis. En la misma parroquia una mujer musulmana se casó con un cristiano y se hizo bautizar. La cosa es contada tranquilamente, sin ningún temor. Cosa que es impensable en tantos países musulmanes. El hecho que la mujer no haya tenido problemas, y que esté todavía con vida, habla ampliamente del clima que se respira en Kottayam. Abraham Mar Julios, obispo de Muvattupuzha, cuenta que en su diócesis sucedió recientemente que 30 familias hindúes inmigradas del Tamil Nadu se convirtieron al cristianismo. Son familias muy pobres, venidas a Kerala porque los jefes de familia habían encontrado trabajo en una fosa de canto rodado. ¿Qué los convenció a abandonar su religión? «Las personas con las que he hablado – dice el obispo Mar Julios – me han dicho estar fascinadas con la comunidad parroquial de su pueblo. Quedaron impresionados del hecho de que la comunidad cristiana es una comunidad orante, del hecho que los cristianos rezan juntos y que se conciben como comunidad. La oración de los hindúes es siempre individual y raramente el custodio del templo conoce bien a las personas que frecuentan el lugar de culto. El párroco en cambio conoce por nombre a todos sus parroquianos».

El Padre Lorenzo Buda es monje, tiene una larga barba blanca que baja a lo largo del hábito naranja que envuelve su delgado cuerpo. Vive en un monasterio metido en la jungla en los montes Ghat meridionales, en el límite con Tamil Nadu. El pueblo se llama Idukki y dista poco menos de 60 kilómetros de Kottoyam. Aquí la gente es muy simple y muy pobre. En diez años de presencia en Idukki cincuenta personas han pedido el bautismo. «Es difícil decir por qué piden ser cristianos – explica el Padre Buda – pero de alguno he escuchado decir que nunca antes se habían sentido querer así de esa manera».

El peso de las castas, la tentación de la violencia.
«No hay duda – explicaba en 1966 el antropólogo francés Louis Dumont en su monumental "Homo Hierarchicus" – que frecuentemente los intocables, convirtiéndose al cristianismo han respondido al llamado de una religión igualitaria predicada por potentes, pero no resulta que su situación social haya mejorado, en los hechos, en el ambiente hindú e incluso en el ambiente cristiano».

Si por una parte es verdad que el peso del sistema de castas grava aún sobre la sociedad de Kerala, como en el resto de toda India, la promoción de la instrucción por parte de la Iglesia ciertamente ha permitido atenuar la rígida jerarquía de la sociedad y ha dado la posibilidad a muchos hijos de las castas más bajas y a los intocables de mejorar la propia condición social. Por otro lado también es verdad que como afirma Dumont, ni siquiera los cristianos de Kerala están del todo libres de concebir la sociedad según las castas. En el fondo la casta está impresa en el destino de los indios a través del nombre de la propia familia. Y el nombre uno lo lleva hasta la tumba. Esto, en todo caso, vale también para los cristianos.

No obstante que Kerala debe ser considerado, con razón, un ejemplo de convivencia interreligiosa, en los últimos años no han faltado enfrentamientos entre las diferentes comunidades, en particular entre hindúes y musulmanes. En relación a los cristianos los episodios de violencia hasta ahora han involucrado las cosas, raramente a las personas. Puede suceder, de hecho, que una iglesia sea tomada como blanco de pedradas o alguna capilla sea destruida, pero en Kerala ninguno todavía se ha aventurado a asesinar por razones religiosas. En 2004 en un pueblo cerca de la ciudad de Kozhikode, Calcuta, 35 personas, armadas de barras de hierro y gritando slogans hinduistas, atacaron a 4 religiosas y 3 hermanos de la orden de Santa Teresa. Algunos asaltantes intimidaron a las religiosas a dejar el pueblo y a dejar de convertir fieles hindúes al cristianismo. Sin embargo se trata de un caso aislado. Pero es verdad que en la última década el Bharatiya Janata Party, partido nacionalista hindú al gobierno en India hasta el 2004, pero minoritario en Kerala, ha hecho sentir con voz cada vez más fuerte las propias  reivindicaciones para «una India de hindúes».

Paralelamente han aumentado los episodios de violencia del que se puede responsabilizar al Rashtriya Swayamsevak Sangh, considerado el brazo violento del BJP. En las madrazas islámicas se ha comenzado a predicar la jihad contra los opresores hindúes. En diferentes ocasiones algunos militantes islámicos fueron arrestados mientras combatían en Kashmir, y ha ocurrido también que las mismas organizaciones islámicas consideradas fundamentalistas condenaron abiertamente el uso de las madrazas como escondites para armas y explosivos. Se sabe, además, que llegan financiamientos directamente de Irán, Pakistán y otros países del Medio Oriente. En los últimos años ha tenido cada vez más suceso el National Development Front, un movimiento islamista que se concentra en la defensa de los derechos socio-económicos de los musulmanes de los dalit y de las otras clases del backward. Recientemente el NDP ha anunciado que se comprometerá a fondo en la Dawa, la predicación misionera a las otras comunidades, y ha acusado a las otras asociaciones musulmanas de descuidar este tipo de actividad. En la región está en aumento también la Jamaat-islami, una organización que busca difundir «la verdadera sabiduría» en la sociedad musulmana y purificarla de todos los rituales no islámicos y de sus supersticiones. Actualmente en Kerala este movimiento asume tonos más moderados que en el resto de India y se dice disponible al diálogo con las otras religiones. La otra organización emergente es la Students Islamic Movement of India que invoca la «liberación de la India» a través de su transformación en un Estado islámico.

Queda el hecho de que la mayoría de los mappila, como comúnmente son llamados los musulmanes de Kerala, por ahora no ha cedido a las sirenas del fundamentalismo. «Los musulmanes de Kerala – explica el islamólogo padre James Narithookil – se distinguen de los musulmanes del resto de la India ante todo por la lengua que es el mappila malayalam, un mixto de dialecto del norte de Kerala y árabe, mientras que en el resto de la India los musulmanes hablan urdu». De hecho el árabe era la lengua del comercio sobre las costas de Kerala bastante antes de la difusión del Islam. Respecto a los musulmanes del resto de la India, los de Kerala son más instruidos y más sociables. En ellos se encuentra seguramente una mayor propensión a la armonía y a la convivencia interreligiosa y son mayormente disponibles a cooperar con hindúes y cristianos en el progreso social y moral [...]


Por qué Kerala es la excepción.
¿Pero cuál es, de verdad, el secreto de Kerala? ¿Qué cosa permite a este pedazo de tierra mantenerse, no obstante las excepciones y las contradicciones, como un oasis de convivencia? Si se pregunta a los líderes cristianos, hindúes o musulmanes por qué Kerala no es aún Orisa, la respuesta es siempre la misma: «educación». […] Como hemos dicho, en esta región la tasa de alfabetización es el más alto de la India y se pone sobre los estándares europeos. Varias son las razones de este record, pero no hay duda que la presencia milenaria de una consistente comunidad cristiana local haya promovido, a través de un compromiso visible, la difusión no sólo de instituciones educativas, sino también de una mentalidad imposible en el resto de la India hindú y musulmana. Aún antes de la llegada de los portugueses, fueron los sacerdotes cristianos los que empezaron a enseñar a los fieles a leer y a escribir el siríaco, para poder seguir la liturgia, dado que las únicas escuelas existentes antes de entones eran sustancialmente centros de formación para la casta más elevada, la de los brahmanes. Hoy la presencia de cristianos en la región es ciertamente masiva. Piénsese en cuanto respecta sólo a los católicos, que son cerca de 4,8 millones, se cuenta 29 diócesis, más de 4200 parroquias, 8000 sacerdotes, 31 mil religiosas. […]

Otro record de Kerala es el florecimiento de vocaciones religiosas. Casi todas las diócesis tienen un seminario menor en Kerala es una de las pocas regiones en grado de “exportar” sacerdotes y religiosas. Las razones de este fenómeno son diversas y no fáciles de individuar. Según Joseph Perumthottam, arzobispo de Changanacherry, el motivo principal se debe buscar en la educación que estos muchachos reciben de sus padres en casa: «Hay todavía muchas familias que viven una profunda adhesión a la religión y entre ellos es fuerte la estima por la vocación al sacerdocio. Así no impiden a priori que sus hijos sigan este camino. Pero se debe decir que también entre nosotros los números están disminuyendo poco a poco». Una riqueza tan grande de «fuerza de trabajo» permite a la Iglesia católica administrar más de 5800 instituciones educativas: 1800 escuelas infantiles, 1300 escuelas primarias, 650 escuelas medias, 1000 escuelas superiores, 600 escuelas profesionales y varias universidades. Si se piensa que el gobierno local subvenciona cerca de 12 mil centros escolares y que no todas las escuelas católicas son subvencionadas, se ve claro que la Iglesia en Kerala sostiene el 50-60 por ciento de las instituciones de la región. Se trata de de escuelas abiertas a todos, en las que musulmanes, hindúes y cristianos – además de recibir una instrucción de primer nivel – aprenden a conocerse, estimarse, hasta a hacerse amigos. Aunque pueda sonar extraño a la mentalidad europea, las escuelas cristianas, en su gran mayoría católicas, no son percibidas por los hindúes como una amenaza o un instrumento de proselitismo. […] La influencia de la Iglesia católica sobre la mentalidad de la población local pasa también por un muy intenso compromiso social. También aquí los números hablan claro: 300 orfanatorios, 400 casas de reposo, 440 hospitales y 91 publicaciones.

Si el rol jugado por la Iglesia en la sociedad es ciertamente central, sobre todo en el ámbito de la educación, existe también de parte musulmana e hindú un esfuerzo positivo en este sentido. La Samastha Kerala  Jameyyat ul-Ulama es una importante escuela de pensamiento del Islam «tradicionalista», que se opone al llamado Islam «modernista». Esta organización, difundida en Kerala desde antes de la independencia de la India, ha concebido un modelo de «madraza a medio tiempo», que ofrece un tipo de educación religiosa que permite a los estudiantes seguir regularmente también las escuelas seculares. Esto ha favorecido, además de la alfabetización, también una mayor integración de la sociedad del Kerala y una más serena relación con la modernidad por parte de los musulmanes locales.


La insidia marxista
En este cuadro compuesto, el partido comunista que tiene mayoría en el gobierno local tiene un rol decisivo para el futuro de Kerala. En el curso de las décadas, es verdad, el partido comunista se ha alternado con el partido del congreso pero siempre se ha mantenido como el primer partido con el consenso de todos los grupos religiosos de la región. En las últimas elecciones locales desarrolladas dos años atrás, los comunistas volvieron al poder e iniciaron un actitud férrea contra la Iglesia católica.

Objeto de la pelea es precisamente la libertad de educación. En 2007, el Gobierno propuso una reforma del sistema educativo que según la Iglesia católica, tiene como objetivo crear un control político sobre las escuelas subvencionadas, negando el derecho a quien las dirige de escoger colaboradores y admitir estudiantes. También del punto de vista cultural la política en las escuelas públicas va en la línea de un descrédito de las experiencias religiosas, tanto que quienes protestaron contra la introducción de libros de texto que promueven el ateismo no sólo fueron las asociaciones musulmanas, hindúes y cristianas, sino también las laicas.

Los obispos de Kerala no pierden ocasión de expresar su preocupación. Para monseñor Powathil se trata de una estrategia electoral para jalar la atención con miras a las recientes elecciones nacionales. Tanto que han sido varias las propuestas para provocar que adelantaron las comisiones de gobierno en los últimos años: sanciones par el tercer hijo, introducción de la eutanasia y así por el estilo. Para el jefe de la Iglesia siro-malankarese, el catholicos Mar Baselios Cleemis, es precisamente la avanzada del secularismo y del ateismo, y sus repercusiones en el plano social, lo que constituye uno de los mayores desafíos para la Iglesia, pero también para Kerala.

La puesta en juego es alta: si es verdad que la Iglesia desarrolla un rol de primera línea en el preservar el carácter pacífico de la convivencia en Kerala, atacando su rol educativo no se hace otra cosa que debilitar el sistema inmunitario de la región contra los fundamentalismos. Quien está en el poder hoy no parece darse cuenta, probablemente porque no entiende cuanto el ejemplo de Kerala puede significar para el futuro de toda la India.

 
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