Nos encontramos en la celebración de un Año Sacerdotal en nuestra archidiócesis de Toledo cuyo lema es “Testigos de la Misericordia”. En este contexto acabamos de recibir el regalo de la exhortación apostólica sobre Santa Teresa del Niño Jesús del Papa Francisco ,“C´est la confiance”, dedicada a la “Confianza en el Amor Misericordioso de Dios”.
Os ofrezco, a la luz de esta exhortación del Papa, 10 claves sacerdotales para ayudarnos en esta misión que se nos confía de “ser testigos de la Misericordia Divina”:
1. “Jesús mi único Amor”. Esta expresión de Teresita, grabada en la puerta de su celda, pone en el centro de nuestro ser sacerdotal el Amor a Jesucristo, desde el que debemos ordenar todos los demás “amores de nuestra vida”.
2. “Atráeme y correremos”. El Papa cita este texto del Cantar de los Cantares que configuró el alma misionera de Teresita. Es una invitación también para nosotros sacerdotes a que pongamos la fuerza de la misión no tanto en lo que hacemos o decimos sino en lo que somos, hombres “atraídos” por el amor del Corazón de Cristo, capaces de llevar a nuestros hermanos los hombres al conocimiento y amor de Jesucristo.
3. “A pesar de mi pequeñez puedo aspirar a la santidad” (Ms C, 2vº). Teresa, nos dice el Papa, nos enseña el camino de la humildad que consiste en aceptarnos desde nuestra debilidad. El sacerdote humilde, que se sabe amado y llamado desde su pequeñez, es misericordioso consigo mismo y con los demás.
4. Nos dice el Papa que Teresa nos invita a “confiar sin límites en la Misericordia Divina”. Como sacerdotes tengamos la audacia de no poner nuestra confianza, en cualidades, cargos, métodos pastorales… sino en Aquel que nos ha elegido.
5. “A través de la Misericordia Divina contemplo y adoro todas las demás perfecciones” (Ms A, 3 vº). Dirijamos nuestra mirada al Evangelio como “el libro de la Misericordia” y a anunciarlo a los pobres y pecadores, como “discípulos misioneros” de lo que hemos visto y oído.
6. “Jesús perdóname si digo cosas que no debiera decir, sólo quiero alegrarte y consolarte” (Or 2). Aprendamos a pedir perdón a Jesús recibiendo el sacramento del perdón con frecuencia para ser consuelo y bálsamo del Corazón de Cristo y para, así, llevar este consuelo de una manera particular a través del ofrecimiento y disponibilidad para nuestros fieles en el sacramento de la penitencia.
7. “Corazón a corazón” (Cta 122 a Celina). Teresa, nos dice el Papa, aprende la “Ciencia del Amor” tratando a Jesús de “corazón a corazón”. Seamos sacerdotes de veras, “hombres de corazón” que desde una vida intensa de oración conforman su corazón con los “mismos sentimientos de Cristo Jesús”.
8. El amor más grande en la mayor sencillez. Con esta expresión el Papa quiere mostrarnos una de las mayores lecciones de Teresita. En medio de nuestra vida sencilla, nosotros como párrocos, padres y hermanos de los hombres sintamos una llamada a servir, a vivir la caridad que no hace ruido y que no busca reconocimiento. En palabras de Teresita “es darlo todo y darse a sí mismo” (Poesía 54).
9. “En el Corazón de la Iglesia yo seré el amor” (Ms B, 3 vº). El Papa nos invita desde esta expresión de Teresa a vivir en el corazón ardiente de la Iglesia, amándola de veras, con nuestras palabras y obras, sin escandalizarnos de los pecados y oscuridades de la “institución eclesiástica”.
10. “Pasaré mi cielo haciendo bien en la tierra” (CA, 17 de Julio de 1897). Estas palabras proféticas de Teresita antes de morir, nos hacen pedir con el Papa, su ayuda e intercesión. Pongamos nuestra mirada en las cosas del cielo, en nuestros amigos los santos, siendo como sacerdotes, hombres que ayudan a nuestros hermanos los hombres a caminar por esta vida con una mirada de eternidad.
Francisco Cerro Chaves, arzobispo de Toledo y Primado de España