Informe FOESSA tras 2 años de Covid: la generación joven más precaria, inmigrantes al límite
¿Cómo ha afectado el coronavirus a la pobreza y la cohesión social en España? Con números y datos, 700 páginas y el trabajo de 30 investigadores de 10 universidades, Cáritas y la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y de la Sociología Aplicada) han presentado en Madrid su primer informe al respecto este martes por la mañana, con el título Evolución de la cohesión social y consecuencias de la Covid-19 en España
Han presentado el informe Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas Española, y Raúl Flores, coordinador de Estudios de Cáritas y secretario técnico de FOESSA.
Entre los resultados se constata que:
- la precariedad laboral durante la crisis sanitaria se ha duplicado y alcanza a casi 2 millones de hogares (el proveedor principal sufre inestabilidad laboral grave, definida como 3 o más meses de desempleo, 3 o más contratos diferentes, en 3 o más empresas distintas, durante el último año)
- 800.000 familias con su sustentador principal en paro de larga duración
- casi se dobla el desempleo total familiar (casi 2 millones de hogares con todos en paro)
- 600 mil familias sin un ingreso periódico predecible que permita una cierta estabilidad (como la pensión del abuelo, cobrar el paro, etc...)
- casi se dobló el número de hogares que sufrieron retrasos, o no tuvieron dinero suficiente, para sus gastos de vivienda (pasaron de 1,1 millones a más de 2 millones)
- la diferencia entre la población con más y menos ingresos ha aumentado más de un 25 por ciento (porcentaje mayor al que se vio en la crisis de 2008)
-desde 2018 se ha duplicado el porcentaje de hogares que residen en viviendas insalubres
La brecha digital, más dañina de lo que parece
En España hay mucha más gente de lo que parece sin conexión a Internet o con un acceso muy limitado, y eso ha resultado más dañino durante esta pandemia.
Son 1,8 millones de hogares los que sufren la "brecha digital" de manera cotidiana (muy escaso acceso a Internet). Y 800.000 familias han perdido oportunidades de mejorar su situación debido a cuestiones digitales: no tenían conexión, o dispositivos, o no sabían usarlos adecuadamente.
Además, la pandemia ha golpeado especialmente a las mujeres, porque muchas trabajaban en comercio y hostelería (sectores muy feminizados) y estos han sido los más impactados por cierres y confinamientos.
La tasa de exclusión de jóvenes, mucho peor que la de ancianos
Aunque muchos ancianos lo pasan mal en España, el apoyo de sus redes sociales y familiares y el cobrar pensión protege a la inmensa mayoría.
En cambio, los jóvenes han enlazado la crisis económica de 2008 con la del coronavirus, impidiéndoles consolidar sus proyectos, y acumulando su precariedad. "A los que tenían 18 años en 2008 les ha alcanzado la crisis de 2020 con 30 años”, señalaron al presentar los datos. Era la edad de consolidarse... sin posibilidad de hacerlo.
En 2021 se sumaron más de 650.000 nuevas personas jóvenes (16-34) a la situación de exclusión, la mayoría en situación de exclusión severa. Son 500 mil personas jóvenes más con respecto a 2018 que están afrontando situaciones de especial complejidad, lo que hace un total de 1,4 millones de jóvenes en situación de exclusión severa.
La tasa de exclusión de la población menor de 30 años es el triple que la de la población mayor de 65 años. Si medimos la exclusión severa, la de los jóvenes es cinco veces peor que la de los ancianos.
La mitad de hogares con extranjeros, en exclusión social
El 50,3% de los hogares con extranjeros están en situación de exclusión social en 2021. Eso significa que la exclusión social en hogares con extranjeros es casi el triple que en los hogares españoles.
No obstante, resulta todavía más determinante la incidencia de la etnia en la intensificación de la exclusión social, en 2021, el 70,5% de los hogares gitanos se encuentra en exclusión social, cifra que triplica la del conjunto de los hogares españoles.
La población inmigrante además ha sufrido una tasa de contagio de Covid-19 casi 3 puntos porcentuales mayor que entre la población de origen español: se atribuye a viviendas peor ventiladas, más hacinamiento y empleos con más exposición...
Las regiones con menos exclusión social son Asturias y País Vasco (un 16%); la que sufren más exclusión social son Canarias y Cataluña (casi un 30%, donde se más frecuente la falta de acceso a vivienda).
Menos vínculos de ayuda
Según este informe, entre 2018 y 2021 ha disminuido el porcentaje de personas que han ayudado o ayudan a otras personas y, en menor medida, también el de personas que han tenido o tienen alguna persona que pueda ayudarle.
Este debilitamiento de los vínculos externos al hogar sigue siendo más acusado en los hogares en exclusión severa y en hogares de madres que viven con sus hijos sin los padres.
No son familias pasivas: trabajan en algo o estudian y se forman
De cada 10 familias en exclusión social, 8 tienen un miembro trabajando -aunque sea a tiempo parcial o en trabajos informales- o formándose para mejorar su situación.
“La activación de las familias en pobreza y exclusión es muy alta, incluidas aquellas a las que llegan las prestaciones asistenciales, demostrando así la falsedad del supuesto efecto desincentivador del sistema de prestaciones”, según opina Raúl Flores.
9 propuestas de Cáritas
El informe Foessa y Caritas Española consideran necesario perfeccionar el sistema de protección social con estas propuestas:
- Mantener de manera estable para el futuro las medidas provisionales tomadas en el caso de la salud, la vivienda o la protección social con las necesarias adaptaciones a periodos de estabilidad económica: evitar que estas nuevas situaciones se transformen en crónicas.
- Mejorar la cobertura del Ingreso Mínimo Vital, que Cáritas considera "un notable avance social" para la población más precaria. Denuncia que solo 1 de cada 5 personas en pobreza severa en España lo han recibido.
- Acceso a los derechos como canal para la inclusión social y el “rescate” de los sectores más excluidos.
- Mejorar la organización social del tiempo de trabajo también en los empleos de sectores excluidos, no cualificados, en empleos temporales y precarios - los sectores llamados “esenciales” de la limpieza, la hostelería y las labores agrícolas entre otros -, y que acaben con las situaciones de irregularidad.
- Deberían complementarse, así mismo, los salarios escasos con otras medidas redistributivas, a modo de estímulos al empleo, bien a partir de prestaciones complementarias para los trabajadores de bajos salarios, bien como deducciones fiscales reembolsables.
- Garantizar un sistema de salud público de calidad, mejorar la atención a personas en situación de dependencia que necesiten cuidados.
- Poner en marcha políticas frente a la exclusión residencial, ya que desde 2018 se ha duplicado el porcentaje de hogares que residen en viviendas insalubres (hasta el 7,2% en 2021) o en situación de hacinamiento (hasta el 4% en 2021).
- Superar la brecha educativa provocada por el apagón digital. Las políticas públicas deberán poner los medios necesarios para que todas las personas puedan superar la brecha digital. Por término medio, en 2020 un 15% de los hogares con menores de 15 años indican que sus calificaciones son peores que en 2019. Un porcentaje que aumenta de forma considerable en los hogares más vulnerables: el 31% de hogares en los que viven niños, niñas y adolescentes (NNA) de minoría gitana y el 25% de hogares del cuartil más bajo de ingresos.
- Avanzar hacia servicios sociales adaptados a las realidades sociales del siglo XXI: envejecimiento de la población, exclusión social, menores vulnerables, inmigrantes...
En el vídeo, voluntarios jóvenes de Cáritas explican cómo se han sentido y como han actuado durante estos meses de coronavirus, confinamientos y limitaciones