Lesbianismo: Lucia gritó en silencio ayuda (1ª parte)
Lucia llevaba 5 meses en un proceso de Coaching de Identidad, empezaba sus primeros pasos.
Este testimonio lo he dividido en tres partes que iré publicando en los próximos días. Posteriormente, Lucia nos contará lo que ha sido para ella los siguientes meses de trabajo personal, las herramientas que más le han ayudado y en qué punto se encuentra ahora en su vida.
Testimonio de Lucia
Soy Lucia y tengo 31 años. Vengo de una familia normal: siempre he recibido cariño y he tenido lo que necesitaba. Somos cinco hermanos contando conmigo. ¡Debo decir que no vengo de un tipo de familia de la uno pensaría que saldría algún hijo o hija homosexual!
Me dedico a la enseñanza, soy profesora en un colegio, me apasiona mi trabajo. Estoy todo el día rodeada de adolescentes, considero que esta es una etapa muy importante, necesitan recibir mucha confianza y apoyo.
Sobre mi infancia quiero destacar que siempre he sido la sombra de una de mis hermanas. Ella es un año mayor que yo, fue la hija perfecta, la niña de los ojos de mi padre, y yo no. Parece que estas cosas no tengan que afectar, pero a mi me afectaron, y mucho. Soy una persona muy sensible: y con el tiempo me he dado cuenta que lo que a algunos no le afecta, en mí, deja huella.
Mi madre me ha contado que yo le reclamaba más cariño que el resto de mis hermanos y que ella sentía que yo era más vulnerable que ellos, que yo estaba más necesitada. A esto se sumó una trayectoria académica bastante mediocre y una autoestima muy baja que hasta la madurez no conseguí colocar en su sitio. Soy consciente de que todo esto me afectó.
Un elemento importante que me marcó fue el ser abusada sexualmente a los 13 años por un tío mío. De hecho, me marcó tanto que lo bloqueé hasta los 25 años (me prometí a mi misma que eso nunca había sucedido).
En mi caso, el tema de la atracción por el mismo sexo se ha manifestado en un aspecto muy concreto, la necesidad de mantener relaciones muy intensas con mujeres, con algunas, pocas, pero todas ellas bastante mayores que yo.
En todas esas relaciones se daba un factor común, ejercían un papel importante en mi vida, eran personas clave para mi, ellas me sostenían en mi afectividad. Las he admirado mucho, hasta el punto de desearlas sexualmente. Ahora me doy cuenta de que he ido generando relaciones de dependencia, de una manera muy sutil, pero a la vez muy profunda. Pienso que buscaba en ellas, el cariño y la seguridad que no supe encontrar en casa.
Y ¿cuándo descubro que tengo esos sentimientos homosexuales?
En realidad, lo hago consciente tarde: a los 26 años. Estaba en una clase y salió el tema de la identidad de género, de la homosexualidad. El profesor empezó a explicar que en algunos casos el tema de la homosexualidad femenina se puede desarrollar después de sufrir un abuso sexual, sobre todo si ese abuso no se ha sacado a la luz o incluso, se ha “olvidado” o “bloqueado”.
Me acuerdo perfectamente de ese día, lo tengo muy grabado en mi memoria. Empecé a temblar, y me di cuenta de que esto era exactamente lo que me pasaba, este era un concepto totalmente nuevo para mi: la AMS. Fue como descubrir una pieza de mi vida que no encontraba, esto me hizo empezar a comprender muchas otras cosas.
En realidad, yo era consciente de que ocurría algo en mí que no me gustaba y además no lograba controlar, me refiero a la masturbación, consumo de pornografía o la atracción sexual hacia mujeres…
Lo curioso es que ¡yo no me identificaba con el mundo homosexual! ¡nunca se me pasó por la cabeza el que yo fuera lesbiana! Esto no entraba dentro de mis planes, ni de mi realidad educativa, social, familiar, religiosa. ¡Y pienso que esto es un problema! Al menos, para mí lo ha sido.
Hoy en día, hay un abismo conceptual entre las heridas afectivas, la hipersensibilidad, los desórdenes sexuales y, el hecho de ser o considerarse lesbiana. De esto casi no se habla, en general falta mucha información. Ahora, en cuestión de pocos años, se ha conseguido que se normalice mucho este tema, es decir, que todo adolescente se plantee su orientación sexual. Pero en cambio no se le brinda la oportunidad de informarse sobre temas profundos para entender porqué siente lo que siente, quien es, etc. Si un chico o una chica siente lo que yo sentía, lo primero que piensa es que no le queda más remedio que aceptarse así, porque “ha nacido lesbiana o gay”; piensa que no tiene otra alternativa en la vida mas que aceptarse y se acabó. Hay mucha confusión.
(resumido y publicado en tres partes consecutivas).
Continuará….