La persecución religiosa aniquiló cientos de imágenes y monumentos del Corazón de Jesús
El martirio del Corazón de Jesús del Tibidabo de Barcelona (1)
EL CORAZÓN DE JESÚS DEL TIBIDABO
Así explicaba, un 8 de enero de 1935, el periódico La Vanguardia el deseo de coronar el Tibidabo de Barcelona con una estatua del Corazón de Jesús.
«Una estatua de dimensiones colosales, construida en bronce, coronará el templo expiatorio del Sagrado Corazón que se edifica en la cima de la montaña del Tibidabo. Los católicos de todo el mundo sufragarán con donativos los gastos ocasionados por la construcción de aquella inmensa imagen.
Nuestra ciudad batirá un récord con esta estatua. Será la de mayores dimensiones que se haya construido en bronce en nuestro país, y una de las dos o tres más grandes del mundo.
La célebre estatua de Colón, que mide siete metros, es la de mayor tamaño hasta ahora. La del Sagrado Corazón medirá ocho. Su ejecución representa un esfuerzo considerable. Obra difícil de resolver por los problemas que presenta, así por su concepción artística como por sus dimensiones gigantescas; trabajo de responsabilidades múltiples que se ha llevado a buen término sin el más pequeño accidente personal.
La fundición, que es una verdadera lucha con el fuego, presentó aires de tragedia al hacer explosión uno de los moldes más colosales que se hayan fundido, en el preciso instante de rellenarlo de centenares de kilos de bronce candente, y gracias a la pericia del fundidor se evitó una catástrofe espantosa.
Teniendo en cuenta la altura imponente en que ha de ser colocada la estatua, se ha adoptado la forma de una cruz, por ser la más concreta y definida, más simple y clara de masas y de líneas; más fácil de percibir a grandes distancias. Se ha pensado además en su simbolismo y en su alta significación: la cruz como faro que iluminase a la ciudad que lucha a sus pies, señalándole el camino de su resurgir.
La estatua es obra del escultor Federico Marés y ha sido fundida por los talleres Gimeno.
He aquí varios datos curiosos: El material empleado para la ejecución del modelo fue: barro, 20.000 kilogramos; yeso, 15.000; y en su fundición: carbón, 60.000 kilogramos; leña, 40.000, y broce, 12.000. La estatua será expuesta al público delante de la iglesia uno de estos días».
Luego el 20 de enero de 1935 también se publicaba en el mismo diario barcelonés:
«Dentro de breve plazo se bendecirá la grandiosa estatua del Sagrado Corazón de Jesús, de ocho metros de altura, que ha de coronar más tarde el templo al Sagrado Corazón edificado en el Tibidabo, y respecto a la cual publicamos hace algunos días una completa información gráfica y literaria. En la actualidad se está procediendo a la colocación de la estatua sobre la peana provisional, a fin de poderla exponer al público en los primeros días de febrero, pues hay el propósito de bendecirla el día 3 del próximo febrero. Con motivo de esta obra, están recibiendo muchas felicitaciones los beneméritos padres salesianos y todos los bienhechores que han contribuido a ella».
SOLEMNE BENDICIÓN EN EL TIBIDABO
La crónica de tan excelsa jornada la encontramos nuevamente en La Vanguardia del 5 de febrero de 1935:
«Bendición de una grandiosa estatua del Sagrado Corazón de Jesús y otra de san Juan Bosco. El domingo 3 de febrero se celebró con toda solemnidad el acto de la bendición do la estatua del Sagrado Corazón de Jesús, que por suscripción ha podido ser fundida en bronce y enclavada en la cumbre del Tibidabo. Dicha estatua es la mayor de cuantas existen en España del Sagrado Corazón de Jesús construida en bronce, y cuyas proporciones y cantidades de material necesarias para su fundición, dimos ya a conocer a nuestros lectores.
Dicha fiesta, que ha venido siendo preparada con gran meticulosidad, fue enlazada con la de la canonización del santo turinés Juan Bosco, fundador de la Congregación salesiana.
Durante toda la mañana se celebraron misas rezadas en los altares del Templo Expiatorio situado en la cumbre del Tibidabo, concurriendo a ellas gran número de fieles que se trasladaron a aquellos lugares para asistir al acto de la bendición de la mencionada estatua [...].
[La Hormiga de Oro, el 7 de febrero de 1935, publica esta doble página titulando: Barcelona. Bendición de la estatua (8 metros) del Sagrado Corazón que coronará el templo expiatorio del Tibidabo. Colocando en el centro, como vemos, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, recoge otros cuatro momentos del gozoso acontecimiento.]
Cerca de las doce, llegó a la cumbre el señor obispo de la diócesis, doctor Irurita, acompañado de su familiar y del maestro de ceremonias de la catedral, reverendo doctor Salvado.
La presencia del prelado fue acogida por la multitud con grandes muestras de simpatía y aplausos. Inmediatamente se trasladó el señor obispo a la sacristía del templo, donde después de revestido y asistido por los Padres Juan Alberto y Juan Piles, se dirigió a la iglesia, entonándose seguidamente otro Te Deum.
Acabada esta ceremonia, se trasladaron el prelado y sus acompañantes al lugar donde ha sido emplazada la estatua del Sagrado Corazón de Jesús, procediendo seguidamente a su bendición y a la de la estatua en mármol de san Juan Bosco, que será colocada en la fachada del templo en construcción (bajo estas líneas).
Después de la bendición, el prelado dirigió a los fieles allí reunidos las siguientes palabras:
En una misma ceremonia acaban de ser bendecidas la estatua del Sagrado Corazón de Jesús y la de san Juan Bosco, el apóstol del Sagrado Corazón. Pido a todos los católicos que ayuden a terminar las obras de este templo expiatorio, para que el Sagrado Corazón de Jesús pueda ocupar pronto su trono definitivo. Y que el Corazón de Jesús proteja siempre a España. No es este acto de despliegue de una bandera de guerra, sino de una bandera de amor y de paz entre los hombres. Pido al Sagrado Corazón de Jesús su bendición para las autoridades, para los bienhechores, para los padrinos de la fiesta don José Geis Bosch y su esposa doña Emilia Salvans Pascual, y para los de la estatua de san Juan Bosco, don José María Suris Fontanal y doña Concepción Dalmau y Puig de la Bellacasa, y le pido finalmente que salve a Barcelona por Nuestra Señora de la Merced.
Las palabras del prelado fueron aplaudidas por el gentío que fervorosamente presenciaba el acto de la bendición.
Una vez terminada la ceremonia, el prelado doctor Irurita subió a su coche, y con los mismos que le acompañaban, se dirigió a su palacio de Barcelona, siendo despedido por la multitud con las mismas muestras de afecto que le habían tributado al llegar.
Tanto la misa solemne como el acto de la bendición, fueron radiados. Durante la celebración de los mismos, fue tal la aglomeración de gente, que muchos fieles tuvieron que escuchar los cantos y palabras alusivos desde la explanada que existe delante de la entrada principal del templo expiatorio.
Según nuestras informaciones, fueron vendidos en las taquillas del funicular del Tibidabo unos siete mil billetes, pudiéndose calcular en el mismo número las personas que, bien en automóviles particulares o a pie, se trasladaron a la cumbre de la montaña para presenciar las ceremonias. Terminadas estas, el enorme gentío que las había presenciado fue lentamente abandonando la montaña, debido a la aglomeración producida en las estaciones del funicular y en las paradas de taxis y tranvías.
A fin de evitar molestias a los que habían asistido a las ceremonias, todos los restaurantes instalados en aquellos pintorescos alrededores hicieron un gran descuento en sus notas de precios a los fieles que habían retrasado su regreso a la ciudad.
Por la tarde fue también muy crecido el número de personas que se trasladaron a la cumbre del Tibidabo, debido en parte al tiempo primaveral que pudo disfrutarse en nuestra ciudad en pleno invierno».
Edición del martes, 05 febrero 1935, página 3 - Hemeroteca - Lavanguardia.es