Viernes, 26 de abril de 2024

Religión en Libertad

Hubo votación de tanteo, nadie alcanzó los 77 votos

Fumata negra: los cardenales van a dormir meditando los nombres de su primera votación

Fumata negra: los cardenales van a dormir meditando los nombres de su primera votación

ReL

Pasadas las 19.30 ha salido humo de color negro por la chimenea de la Plaza de San Pedro y las decenas de miles de fieles congregados, algo desilusionados pero comprensivos, han empezado a abandonar el lugar donde han sufrido frío y humedad durante un buen rato.

Era de esperar, la primera votación, de tanteo, difícilmente podía reunir los 77 votos necesarios para lograr elegir al nuevo Papa.

De hecho, ni siquiera había seguridad de que se llegase a votar. No había obligación de hacerlo. Pero los cardenales parecen haber entendido que era la mejor manera de establecer qué candidatos ha puesto Dios en el corazón de sus hermanos, y con qué fuerza, y que era necesario dar ya ese primer paso.

En el anterior cónclave, en 2005, los cardenales también votaron en la primera sesión, y la fumata apareció por la chimenea de la Capilla Sixtina en torno a las ocho de la tarde. Esta vez se ha adelantado una media hora respecto a esa ocasión.

Quemar papeletas, y orar

Tras la votación y la quema de las papeletas, los cardenales rezaron las vísperas, abriéndose a la guía del Espíritu Santo y presentándole cada uno en su fuero íntimo los nombres que han resonado en la Capilla Sixtina.

Que el humo era negro era indudable: los técnicos de la Santa Sede aportaron los elementos químicos necesarios para asegurarse que así fuera en esta ocasión y evitar dudas que se produjeron en otros cónclaves. Los fieles se fueron retirando a su casa, y los cardenales, reflexionando, vuelven a la Casa Santa Marta donde se alojan en habitaciones que se les han asignado por sorteo.



Sin duda, antes de dormir, repasarán un día emotivo e histórico.

Como resume la agencia Zenit, con el extra omnes, (todos afuera) pronunciado por monseñor Guido Marini, encargado de las ceremonias pontificias, a las 17,37 horas la Capilla Sixtina cerró sus puertas. Dentro quedaron los cardenales electores, más algunos encargados como el cardenal Prosper Grech, fraile agustino, que hizo la predicación de rito.

La ceremonia de ingreso al cónclave que inició con el cortejo que partió de la Capilla Paulina y llegó a la Capilla Sixtina, así como el juramento de los purpurados, fue visto en transmisión directa televisiva hasta en los lugares más remotos del planeta.

El clima de recogimiento que allí se vivía acompañado por el canto de las letanías de todos los santos, entonado por el coro de la Capilla Sixtina, y el Veni Sancte Spiritus -parte en gregoriano, parte en polifónico- pudo hacer sentir a los espectadores el clima de fe del Cónclave.

Tomó el juramento el cardenal Giovanni Battista Re, el más cercano en edad al decano, el cardenal Angelo Sodano que entretanto no entró en la Sixtina por haber superado los ochenta años, como previsto por la ley de la Iglesia que se ocupa del cónclave, la constitución apostólica Universi Dominici Gregi.

“Nosotros, Cardenales de la Santa Iglesia Romana, del Orden de los Obispos, del de los Presbíteros y del de los Diáconos, prometemos, nos obligamos y juramos, todos y cada uno, observar exacta y fielmente todas las normas contenidas en la Constitución apostólica Universi Dominici Gregis del Sumo Pontífice Juan Pablo II, y mantener escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa que de algún modo tenga que ver con la elección del Romano Pontífice, o que por su naturaleza, durante la vacante de la Sede Apostólica, requiera el mismo secreto”, fue leído en alta voz.

Seguidamente cada cardenal diciendo su nombre y apellido dijo: “Prometo, me obligo y juro". Y poniendo la mano sobre los Evangelios, añadió: "Así me ayude Dios y estos Santos Evangelios que toco con mi mano”.

Los ceremoniarios entregaron a los purpurados ya situados en sus lugares, todos reunidos a los pies de fresco del Juicio Final pintado por Miguel Ángel, las fichas con las que deberán votar indicando su preferencia para el futuro pontífice.

Los Museos del Vaticano, en donde se sitúa la Capilla Sixtina, siguen abiertos, al menos en buena parte, y los turistas saben que están pasando a solo algunos metros de donde se está decidiendo el nombre del futuro máximo líder la Iglesia.

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