León XIV define la usura como un pecado grave, «a veces muy grave», que puede llevar al suicidio
El Papa bendice a los miembros de la Consulta Nacional Antiusura.
León XIV recibió este sábado en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los 150 miembros de la Consulta Nacional Antiusura San Juan Pablo II con motivo del trigésimo aniversario de su fundación en 1995.
Se trata de una asociación que, "con una explícita motivación cristiana" es inspirada en "el principio de la solidaridad cristiana", busca animar en las diócesis una actividad social y pastoral vinculada a la problemática de la usura y el endeudamiento de las familias para combatirlas y alertar sobre ellas a medios e instituciones.
En las palabras que les dirigió, el Papa agradeció esos esfuerzos ante "un problema que tiene un impacto devastador sobre la vida de muchas personas y familias".
La corrupción del corazón
"El fenómeno de la usura remite a la cuestión de la corrupción del corazón humano", señaló, recordando que ya se habla de ello en la Biblia y era denunciada por los profetas, "junto con toda forma de injusticia hacia los pobres", a quienes acaba de consagrar su exhortación apostólica Dilexi te.
"¡Qué alejada de Dios está la conducta de quien aplasta a las personas hasta esclavizarlas!", lamentó el pontífice: "Se trata de un pecado grave, a veces muy grave, porque no se reduce a una merca cuestión contable. La usura puede poner en crisis las familias, puede nublar la mente y el corazón hasta el punto de pensar en el suicidio como única vía de salida".
León XIV mencionó dos ejemplos en los que la usura "parece ayudar a quien se encuentra en dificultades económicas, pero que pronto se revela como una piedra que te asfixia".
- Por un lado, en los juegos de azar, donde pagan las consecuencias "personas frágiles".
- Por otro, situaciones difíciles, como tener que afrotar "costes médicos extraordinarios" o "gastos imprevistos" más allá de las posibilidades propias o de la familia.
"Lo que primero se presenta como una ayuda, en realidad se convierte en un tormento", sentenció.
Del mismo modo, a nivel político, "los sistemas financieros usurarios pueden poner de rodillas a pueblos enteros": "Sus responsabilidades son graves y alimentan estructuras de pecado inicuas".
El Papa felicitó a quienes trabajan por combatir la usura y sus efectos devastadores sobre personas y familias.
Ante esta situación, el Papa Robert Prevost elogió la "hermosa actividad de quienes, como ustedes, se comprometen a desincentivar la usura e intentar acabar con esa práctica". Actividad que el Papa consideró muy apropiada a la palabra "esperanza" que define el Año Jubilar.
Zaqueo
El Papa recordó finalmente, como ejemplo inverso, el caso de Zaqueo, "jefe de publicanos y rico" (Lc 19, 1-10), considerado un "pecador", a quien Jesús pide quedarse en su casa. Su conversión es inmediata: "Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más".
León XIV hizo hincapié en ese "cuatro veces más", que era, dice "restituir 'con los intereses'": "Nadie le pedía tanto, ni siquiera la ley mosaica. Pero el hecho es que el encuentro con Cristo transformó su corazón, y entonces todo cambia".
La conversión del usurero
"Solo la gratuidad es tan eficaz como para desvelarnos a nosotros mismos el sentido de nuestra humanidad", concluyó el Papa: "Cuando se impone la búsqueda del beneficio, los demás dejan de ser personas, dejan de tener rostro, son solo objetos que explotar, y así termina por perderse uno mismo y la propia alma. La conversión de quien se mancha con la usura es tan importante como la cercanía a quienes la sufren".