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Zen pide a los electores que frenen el proceso sinodal, cuestión «de vida o muerte» para la Iglesia

El cardenal Zen en la basílica de San Pedro.

El cardenal Zen en la basílica de San Pedro.

Redacción REL
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C.L.

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El cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, procesado y condenado hace tres años por el régimen comunista chino, consiguió un permiso de diez días para asistir al funeral de Francisco y a las congregaciones generales.

El pasado miércoles 30 de abril se dirigió a los cardenales en una intervención dramática donde recordó su edad (93 años) y las circunstancias personales que le exigían "máxima discreción" en su conducta. Se refería a la imposibilidad de denunciar, como ha hecho tantas otras veces, el acuerdo firmado en 2018 entre la Santa Sede y Pekín, a riesgo de no poder regresar. 

"He creído que era mi deber venir", señaló, sin embargo.

  • El cardenal Zen ha dedicado muy duras palabras al cardenal Parolin por su defensa de un acuerdo que considera nefasto para la Iglesia china (ver noticia relacionada).

La intervención completa del cardenal Zen ha sido publicada por The Pillar, y revela la profunda inquietud del purpurado ante la situación de la Iglesia, que ha expresado en muchas ocasiones.

Zen comenzó recordando buenos momentos que pasó con Francisco, quien "se ha ido al cielo": "Con gusto me uno al coro de quienes cantan Hosanna al augusto pastor que se nos ha ido, casi un grito de Santo Subito". Evocó, entre otras anécdotas, la referencia que le hizo en una audiencia comparándole con David luchando contra Goliat.

Un Papa que devuelva la paz y la armonía

"Pero también vine a Roma", continuó enseguida, "porque la Iglesia se encuentra en un momento crucial de confusión y división, y ahora pesa una grave responsabilidad sobre los hombres de nuestros hermanos cardenales en el inminente cónclave: darnos un Papa que, con la ayuda del Espíritu Santo, nos devuelva la armonía y la paz".

Aludiendo a la palabra "reforma" y a si las reformas deben continuar o no, Zen dijo que "la reforma siempre es necesaria por que somos pecadores: pero una reforma que socava elementos esenciales de la Iglesia fundada por Jesús -una, santa, católica y apostólica- no es una verdadera reforma".

Completó el argumento citando el caso histórico de la Reforma protestante. La Iglesia se ha visto luego atacada "por el auge de las filosofías ateas y el consiguiente colapso moral, la revolución sexual". 

Frente a ello, la Iglesia no logró una "recepción del auténtico Concilio [Vaticano II]" en la "hermenéutica de la continuidad": "El llamado 'espíritu del Concilio' se apoderó del relato, y el 'humo de Satanás', como dijo Pablo VI, 'se introdujo en la Iglesia por una rendija', o, como lo describió Benedicto XVI, 'la barca de Pedro está haciendo aguas'".

Zen lamentó que, cuando estalló la "profunda crisis" de los abusos sexuales en la Iglesia, "en vez de identificar su causa en la revolución sexual que se había infiltrado incluso en los seminarios", se acusó de ella al "clericalismo", para "humillación y desánimo de los sacerdotes fieles", e incluso utilizándolo como pretexto para "rehacer completamente la constitución de la Iglesia".

Para el proceso sinodal, asunto de vida o muerte

Luego, en lo que, según The Pillar, parece un cambio del texto leído a una intervención guiada por notas, el cardenal Zen criticó el proceso sinodal abierto por Francisco en 2021-2024 y prolongado ahora hasta 2028: "Cambió considerablemente la naturaleza del sínodo: sus miembros, sus objetivos, sus procedimientos", de modo que ya no es un sínodo de obispos, no tiene como finalidad salvaguardar la fe sino introducir cambios y en cuya asamblea se discute poco bajo un "control absoluto" de sus conductores.

"¿Esperamos 'sorpresas del Espíritu'?", ironizó Zen: "¿El Espíritu te va a decir ahora que Él estuvo equivocado durante veinte siglos y es ahora cuando te va a decir la verdad?".

"Los electores del nuevo Papa", concluyó, "deben ser conscientes de que él tendrá la responsabilidad o bien de continuar este proceso sinodal o bien de frenarlo con decisión. Es un asunto de vida o muerte para la Iglesia que fundó Jesús".

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