Jueves, 28 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Santa Humbelina de Jully, abadesa.

Humbelina y las monjas del Císter.
Humbelina y las monjas del Císter.

Del mundo al claustro de mano del hermano.

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Santa Humbelina de Jully, abadesa. 12 de febrero, 21 de agosto y 10 de julio. 

Fue Humbelina hija de de los Beatos Aleydis y Tescelin (4 de abril) y hermana de San Bernardo (20 de agosto), San Nivardo (7 de febrero) y de los Beatos Andrés, Bartolomé (ambos a 9 de diciembre), Guido (11 de mayo) y Gerardo (13 de junio). Como sus hermanos nació en el castillo familiar de Fontaines, siendo la cuarta hija, tras Bernardo. De su infancia conocemos poco, por lo que la tradicional floritura de las vidas de santos nos dice que "fue una de las más hermosas Damas de su tiempo". Joven se casó con el conde Guido de Marey, quien la trataba como a una reina y como una reina se dejaba tratar Humbelina. Aunque sin perder la piedad de la infancia, poco a poco se fue dando al lujo, la vanidad y el ocio con damas para nada piadosas.

Cuando en 1098 los santos Roberto, Esteban y Alberico (26 de enero) inician la reforma benedictina conocida como "El Císter", Bernardo y sus hermanos (menos Gerardo, que irá después), cuñados y amigos se unen a la vida monástica, dando Bernardo un impulso tremendo a la obra. Quiso Humbelina visitar a sus hermanos por curiosidad y se fue a Claraval, acompañada de sus damas y media corte. Estaba su hermano el Beato Andrés de portero, el cual, avisó a Bernardo. Este, viendo como llegaba con tanta pompa, se negó salir a recibirla. Entonces Humbelina, sabiendo la causa, bajó de su cabalgadura y de rodillas ante la puerta del monasterio exclamó: "Pecadora soy, pero por los pecadores murió Cristo. Porque soy mala busco la compañía y consejo de los buenos: Si mi hermano no estima su propia sangre, que no desprecie ni desampare mi alma: Salga a verme, mándeme cuanto guste, que dispuesta estoy a ejecutar cuanto pida de mí". Sabiéndolo Bernardo, salió a abrazarla junto a sus hermanos, alegrándose de aquella muestra de humildad. La abrazó y le dijo con dulzura: "¿Qué es esto hermana mía, Humbelina? ¿Es este el ejemplo que te dio tu madre Aleydis? ¿Es posible que tú sola entre tantos hermanos como tienes has de ser esclava de tu cuerpo, mientras ellos atienden solo a la salud dé su alma? ¡Tantos suspirando por el Cielo y tu sola sepultada en la tierra! ¡Tantos pensando cada instante en la muerte, y tú como si hubieras de permanecer para siempre en el mundo!"

Comprendió Humbelina, recordando el ejemplo de su madre, que una vida ejemplar era posible en el matrimonio. Volvió a su casa y retomó una vida sobria, piadosa, alejarse de vanidades y aficiones. Volvió a la lectura de las Escrituras, la piedad, la meditación y el trabajo manual como medio de conservar la modestia, el recogimiento y la presencia de Dios. Comenzó a disciplinarse y ayunar frecuentemente. Dos años vivió junto a su marido dando ejemplo de virtud a todos. Al cabo de este tiempo, el conde Guido admitió que su mujer estaba hecha para el claustro y ambos convinieron separarse. Humbelina se fue al monasterio de Jully, recién fundado para monjas del Císter, bajo la sujeción de la abadía de Molesmes.

En su nueva vida religiosa, Humbelina acrecentó su oración y penitencia, tomó más devoción aún a la Pasión de Cristo y su humildad fue probada con los oficios más bajos, que nunca rechazó. Era la primera en ir al coro y la última en salir. En fecha incierta fue elegida abadesa, y como tal falleció luego de 16 años de vida religiosa. Cuando enfermó de muerte, sus hermanos la visitaron y aunque yacía inconsciente, al oír la voz de Bernardo volvió en sí rápidamente para recibir su bendición y pedir perdón por sus jóvenes días de vanidades, volviendo a estar inconsciente al punto. Se iba Bernardo a la hospedería del monasterio cuando un ángel le avisó que su hermana ya expiraba, por lo que el santo regresó sobre sus pasos al punto que daban la señal de agonía en el monasterio. Cuando estuvo frente a Humbelina, esta abrió los ojos y dijo: "Estoy alegre por lo que se me ha revelado: hoy caminaremos a la casa del Señor", y luego, expiró el 21 de Agosto 1141, teniendo 50 años. San Bernardo presidió los funerales y la sepultó en la cripta del monasterio. Esa misma noche la santa se le apareció, confirmándole que ya gozaba de la presencia de Dios. 

Aunque fue tenida como santa por toda la Orden del Císter, en 1703 obtuvo la confirmación de culto y se autorizó el oficio litúrgico propio. En 1710 Clemente XI confirmó lo anterior. Su memoria litúrgica, antes a 21 de agosto, hoy es a 12 de febrero, aunque su parroquia de Jully la celebra a 10 de julio.

Fuente:
"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 4. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780.

A 12 de febrero además se celebra a San Melecio de Antioquía, obispo.

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