Martes, 19 de marzo de 2024

Religión en Libertad

San Ruperto de Salzburg, obispo.

Ramón Rabre

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San Ruperto y el barril de sal.
San Ruperto y el barril de sal.

San Ruperto de Salzburg, obispo. 27 de marzo y 24 de septiembre (traslación de las reliquias).

Fue hijo de un noble franco de ascendencia romana. Desde niño fue piadoso, despierto y amante del saber y las cosas de la religión. Su trato era afable, sin condescendencias, era obediente, justo y amante de la pureza y la modestia. Un dechado de virtudes, vamos. No es de extrañar que muy joven profesara la regla de San Benito. Y joven aún, fue elegido para la silla episcopal de Worms, con unanimidad por parte de los obispos y príncipes alemanes.

Ya de obispo, no se premitió ni la más mínima relajación de las penitencias y ayunos que llevaba a cabo en la vida monástica. Vigilias, largas oraciones, devoción al culto, pobreza en sus propios hábitos no cambiaron para nada. La diócesis de Worms era complicada de apacentar, pues aunque la ciudad era pequeña y los cristianos estaban concentrados allí, los bosques y campos eran muy extensos y poblados de paganos, cristianos y cristianos relajados. A estos alejados de Cristo fue a los que lanzó primordialmente su apostolado. Visitando, alentando, predicando y dando ejemplo, fue convirtiendo a los paganos que aún no conocían o despreciaban por ignorancia a la fe católica. Poco a poco su fama de apóstol celoso y caritativo fue extendiéndose y algunos obispos siguieron su ejemplo de ser apóstoles, y muchos paganos le visitaban para instruirse por su voz y palabra. Y sin palabras, pues con solo su ejemplo, ya predicaba y ponía en atención a los demás. Esto fue asustando a facciones de idólatras reacios a la fe de Cristo, los cuales comandados por Bercario, conde, apresaron a Ruperto un día que regresaba a la ciudad. Le azotaron y le expulsaron de Worms.

Dos años estuvo el santo sin sede, y dedicó este tiempo a peregrinar a Roma, venerando las tumbas de los Apóstoles y estando cerca del papa. Al cabo de dos años, sobre 697 Teodon, duque de Baviera supo de aquella injusticia y habiéndose informado sobre las virtudes de Ruperto, le envió una legación para que le suplicase fuera a su ducado a predicar el Evangelio y convertirlo a la fe de Cristo. Aceptó Ruperto, viendo en ello la voluntad de Dios y allá se encaminó, siendo recibido por el duque y su corte en Ratisbona. Comenzó su predicación en la misma corte ducal, apoyándose en la Beata Regintrudis (26 de mayo), hermana de Teodon y fervorosa cristiana. Una vez evangelizada la región, decretó un ayuno oficial, y luego de esta vigilia, bautizó a Teodon, a los señores de su corte y oficiales del ejército. Ante este ejemplo, los bárbaros súbditos de Teodon igualmente aceptaron a Cristo. También predicó en otras ciudades, como Lorch, Laursac o Relhia, donde cosechó numerosas conversiones de líderes paganos y todos sus pueblos. Además de la fe, se preocupaba por la caridad, la enseñanza e incluso la economía, pues organizó la industria artesanal de más de una. Como buen misionero, dio peces y enseñó a pescar.

Una vez lograda la cristianización del país, eligió la ciudad de Iuvanum, la actual Salzburg, como sede episcopal.. Construyó la catedral de San Pedro, donde estableció un cabildo de canónigos para que la atendieran espiritualmente y la administraran. Se hizo rodear de misioneros celosos y de vida ejemplar, como San Vidal (20 de octubre) y Santos Cuniald y Gisilard (28 de septiembre). Reparó o construyó iglesias por toda Baviera, y sabiendo la suma importancia que tenía en la evangelización y sostenimiento del culto, fundó varios monasterios, entre ellos el célebre de Nonberg, donde la primera abadesa fue su propia sobrina Santa Erentrudis (30 de junio).

En la cuaresma del año 718 Ruperto se sintió mal y tuvo la revelación de que moriría pronto. Eligió a Vidal como sucesor y lo comunicó a sus discípulos, prometiéndoles que ante Dios no se olvidaría de ellos. Sufrió dolores toda la Cuaresma y, finalmente, el Domingo de Pascua, 27 de marzo, falleció. Su cuerpo fue sepultado en la catedral, donde pronto se verificaron milagros a la vera de su tumba. San Virgilio, discípulo y sucesor suyo luego de Vidal, trasladó las reliquias solemnemente a una nueva iglesia dedicada a la memoria de San Ruperto, el 24 de setiembre de 773. En 846 este templo se incendió, pero las reliquias fueron salvadas y en 882, al restaurarse la iglesia, igualmente un 24 de septiembre, fueron devueltas a su sitio. 

Es considerado abogado de las salinas y los que trabajan en ellas, por haber organizado y revitalizado la producción de sal en Salzburg, de donde ya los romanos extraían este producto. En la iconografía precisamente se le reconoce por portar un barril de sal.


Fuente:

-“Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los dias del año”. Marzo. JUAN CROISSET. Barcelona, 1862.

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