Lunes, 07 de octubre de 2024

Religión en Libertad

San Ibar, el enemigo de San Patricio.

Una conversión, una sabiduría rendida a Cristo y una labor de misión impresionante.

Ramón Rabre

San Ibar (o Ivor) de Beggeri, obispo. 23 de abril.

Ibar es, junto a San Ailbe de Emly (12 de septiembre), San Ciaran de Saiguir (5 de marzo) y San Declan de Ardmore (24 de julio) uno de los primitivos apóstoles de Irlanda, antes que el famoso y semi-legendario San Patricio (17 de marzo).

Según la vida-leyenda, Ibar nació en un sitio llamado Cruintain, en el siglo IV, y era de sangre real, pues su padre era de la dinastía Conall. Como todos los principales, estudió con los sabios druidas que, y es probable haya sido uno de ellos. No hay que pensar en los druidas como simples magos, sino como sabios versados en artes, astronomía, filosofía, ciencias naturales, medicina, y magia, claro. Mucho del saber de los santos y misioneros de origen celta, su historiografía, leyendas y formas de devoción proviene del saber druídico, que según se expandía el cristianismo fue decayendo como forma filosófica de ver y explicar la realidad. Una vez conocido el cristianismo, se interesó en él, por una inquietud intelectual. Sobre como conoció la fe es interesante constatar que mucho antes que San Patricio ya Cristo habría llegado a Irlanda por medio de romanos, tal vez soldados o comerciantes, que se movían de un sitio a otro, formando una incipiente comunidad cristiana aunque sin organización eclesial potente y es posible dependiente espiritualmente de la Iglesia británica, que ya contaba desde el siglo III con una institución eclesial sólida.


Viajó a la Galia, donde la fe de Cristo avanzaba gracias a la imponente obra del también converso San Martín de Tours (11 de noviembre, sepultura; 4 de julio, ordenación episcopal; 5 de octubre, Iglesia Oriental; 12 de octubre, Iglesia bizantina; 12 de mayo, invención de las reliquias ; 1 y 13 de diciembre, traslaciones) para imbuirse del modo de predicar, celebrar el culto y establecer la Iglesia que tenía el gran santo. También visitó Atenas donde conoció la obra filosófica de los grandes pensadores y autores helenos y la asimilación de estos por parte de la fe cristiana. Finalmente visitó Roma, donde luego de estudiar a los clásicos latinos y comparar todo su conocimiento y la fe de Jesucristo, rindió su corazón a este, convirtiéndose. Ibar se bautizó en la Ciudad Eterna.

Para adentrarse más en el conocimiento de la fe, viajó a Lerins, al célebre monasterio fundado por San Honorato (16 de enero) donde profundizó en los escritos primitivos de la Iglesia, y conoció a San Ciaran y a San Patricio. Una vez regresado a su tierra, sobre el año 480, lo primero que hizo fue fundar una comunidad monástica femenina en Arran, para luego hecerse eremita en la ciudad de Beggerin, donde se construyó una ermita y una celda. Al poco tiempo tuvo sus primeros discípulos, fundando una comunidad monástica, que la leyenda hace unos 3000 en vida del santo, pero vamos, de seguro no fueron más de 100. Entre ellos estuvo su sobrino San Abban (24 de agosto), que se le unió con 12 años y le acompañó toda su vida.

Esta comunidad monástica, primera en Irlanda, y que sería llamada “Insula Sanctorum et Doctorum” por su ciencia y piedad, se dedicó a la conversión de los paganos, con la predicación y el culto divino. Su campo de misión fue el actual condado de Wexford, donde reinaba el clan Hy-Kinsellagh, cuyo rey estaba casado con la propia hermana de Ibar, lo que allanó su camino para la predicación y la conversión del pueblo. Fundó numerosas comunidades cristianas, poniendo al frente a uno de sus discípulos para que enseñase al pueblo, contribuyendo a la organización de la iglesia local.

Los milagros abundan en su leyenda como buen santo irlandés. Una nos dice que estando su hermana para morir, el santo le predijo que aún tenía que concebir y dar a luz a un gran santo: efectivamente, su sobrino Abban, que le acompañaría desde los doce años y sería elegido para sustituirle en la comunidad durante su segundo viaje a Roma, aunque el niño quería acompañar a su tío. Tanto lloró Abban, que la noche antes de su partida, Ibar le abrazó diciéndole "Descansa tu cabeza entre los pliegues de mi manto", cubiréndole con su propia capucha. El niño se durmió inmediatamente, e Ibar le dejó tendido y subió a la barca que había de cruzarle el mar, mientras indicaba a los monjes hicieran silencio. Pero cuando se había alejado un poco, Abban despertó, vio a su tío a lo lejos y clamó al cielo y la barca quedó estática sobre las olas, Abban se adentró en el mar y caminando sobre este llegó a la barca. Ante esto, los monjes y el mismo Ibar no pudieron sino aceptar que era voluntad de Dios que el niño hiciera el viaje a Roma con su tío.

A la llegada de San Patricio a Irlanda, este chocó con Ibar, porque los métodos de ambos diferían, además de que San Patricio pretendía que, al ser enviado por el papa, Ibar y los demás obispos, luego de consagrarles obispos formalmente, le rindieran obediencia a lo que se negaron. San Patricio pretendió expulsarle de Irlanda, a lo que Ibar se enfrentó rotundamente. Patricio evangelizó en zonas donde el cristianismo aún no llegaba e Ibar, por hacer la paz, se suscribió a su región de Wexford, donde, además, se dedicó, siempre según la leyenda, a dirigir espiritualmente a las monjas de Santa Modwenna (8 de octubre), cosa que también se dice del monasterio de Santa Brígida de Kildare (1 de febrero). Predicó en Meath, en la actual Vall-Ibor, en Olden Leix donde convirtió y bautizó a los doce hijos de Barr, el feroz jefe de un clan pagano.

Ibar murió el 23 de abil de 500, según la crónica escrita por Abban, y su obra monástica duró casi hasta el año 1000, en que padeció el asesio de los paganos daneses, que destuyeron la impresionante biblioteca comenzada por sus sucesores Abban y San Coemghen (13 de julio), hermano de San Kevin de Glendalough (3 de junio). Luego de la expansión normanda, los Canónigos Regulares levantaron el monasterio y la iglesia, reavivando el culto junto a la tumba de San Ibar. Una peregrinación muy popular se mantuvo hasta el siglo XVII, hasta que fue prohibida por los protestantes de origen británico. Actualmente la iglesia es un templo protestante que mantiene su nombre latinizado “San Iberius”.

Se le considera patrón contra la calumnia y el falso testimonio. Durante el medievo era costumbre hacer junto a su imagen un juicio de veracidad, ante la duda sobre los acusados. Estos tocaban la imagen de madera del santo y si se quedaba pegado, era signo de culpabilidad, mientras que si nada pasaba, era signo de inocencia.

Fuentes:
-“The Irish Ecclesiastical Record”. Volumen XVIII, 1921. -http://omniumsanctorumhibernae.blogspot.com.es
-http://preguntasantoral.blogspot.com.es/

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