Sábado, 20 de abril de 2024

Religión en Libertad

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Santa Hildegarda de Bingen. Alimentación y salud

por Casa Santa Hildegarda

 Vamos a continuar  hoy  hablando de las recomendaciones  sobre alimentación de  Santa Hildegarda.

 

En sus escritos y recomendaciones  las palabras y los conceptos que vehiculan están pesados y medidos. Hemos aludido ya en otros post a las galletas de la  alegría  y al Habermus. De ambos destacamos su capacidad de devolver la alegría al que los come. Forman parte del conjunto de remedios anti-melancólicos de santa Hildegarda. En ambos casos podríamos pensar que se trata de “simples recetas”. No es así, si nos detenemos a considerar más en profundidad, veremos como, a través de la alimentación, alcanzamos niveles superiores más sutiles que se le escaparían a una mirada superficial… Para ella, la alegría es buena y saludable y la tristeza o melancolía  no. Un hijo de Dios (todos los seres humanos lo somos, pero a  los cristianos el Señor nos enseñó a dirigirnos a Dios como a nuestro Padre)  tiene que ser  una persona alegre y así no solo dará gloria al Creador si no que, además, gozará de buena salud.

En su libros Causae et curae (Causas y remedios de las enfermedades)  o la Physica (Medicina) Santa Hildegarda va diciendo:

“Porque Adán conoció el bien e hizo el mal comiendo de la manzana, a consecuencia de su transgresión, desencadenó en él la melancolía que sin la sugestión del diablo, no estaría en el hombre... La melancolía suscita la tristeza y la desesperación que no fue conocida por Adán hasta que no prevaricó”.

Con una visión más aguda que la mayoría de las personas, la santa veía en las pasiones de los hombres una  clave de la salud o la enfermedad.

Como iremos viendo con más detalle, Santa Hildegarda considera que el ser humano se mueve entre 35 pares antagónicos de vicios-virtudes que tienen efectos   que se manifiestan en la salud física, emocional y espiritual. 

Santa Hildegarda ya describía con exactitud científica los procesos bioquímicos de un ataque de ira, por ejemplo, e indicaba los medios para salir de esas situaciones.

“Cuando el alma de un  hombre siente  algo  nocivo para ella o para su cuerpo, el corazón, el hígado y los  vasos sanguíneos se contraen (tensión alta). De esta forma sube hacia el corazón como una especie de nube que lo ensombrece, de manera que el hombre se vuelve triste. Después de la tristeza sube la cólera”.

La melancolía tiene que ser eliminada para que de la tristeza no conduzca a la persona a una explosión de cólera. Para eso, Hildegarda indica una serie de remedios que hacen feliz al ser humano y son capaces de neutralizar el efecto de las sustancias tóxicas que se liberan en la sangre debido a estados anímicos negativos.

Todo lo sano, virtuoso, vivo y bello tiene, para  Hildegarda, cualidades que favorecen la alegría, como puede ser el perfume de una rosa, los buenos alimentos u otros remedios  procedentes del reino mineral como la calcedonia azul, que es una piedra semipreciosa  o el vino apagado. De estos otros remedios hablaremos más adelante.

Lo que quiero dejar claro es que en la santa todo en la creación,  incluso las cosas aparentemente más sencillas, esconde siempre la “viriditas”, que es una cualidad propia de  cada ser, sea del reino mineral, vegetal o animal, que nos puede ser beneficiosa (incluso reparando daños  a nivel celular) o dañina. Ahora podemos entender cómo, mediante recetas de remedios  aparentemente banales por su simplicidad, podemos influir en nuestro estado de ánimo y, a través de las sustancias que  nuestros estados de ánimo generan, favorecer la salud o la enfermedad.

Veamos algunas propiedades sutiles que  contienen los ingredientes de  las dos recetas que hemos dado en los dos post anteriores:

            -Espelta, de la que dice la santa: “La espelta es el mejor cereal: calienta, robustece, vigoriza, es mas rico y más tierno que cualquier otro. La espelta produce carne firme y sangre pura, pone alegría en el corazón y da ganas de vivir. Se coma como se coma la espelta, como pan o cocinado de otras formas, es excelente y fácil de digerir”

            - Pelitre: (Anacyclus pyrethrum): “es bueno para los sanos porque disminuye las sustancias nocivas contenidas en la sangre, acrece la sangre pura y aclara el espíritu. Restituye incluso las fuerzas a quien  esté agotado, y  cuyo cuerpo esté a punto de flaquear. No deja salir nada del organismo que no haya sido previamente digerido, por el contrario, asegura una buena digestión. De  cualquier manera que se tome, crudo o en una preparación (un plato o un dulce ), es útil y saludable tanto para los sanos como para los enfermos. Consumido frecuentemente, aleja lo que es malsano e impide estar enfermo.

            - Canela: “tiene fuerzas vigorosas. El que come a menudo, disminuye en él los malos humores y aumenta los buenos”.

            -Nuez moscada: “Ensancha el corazón, purifica todos los sentidos, y confiere una buena inteligencia”.

            -Galanga: “Quien sufra de mal y debilidad de corazón, ha de comer de inmediato suficiente galanga y de nuevo se pondrá bien”.

Cada palabra encierra en sí una profundidad que, a primera vista, es difícil de captar. Pero la experiencia ha demostrado que no están dichas al azar.

Para terminar, veamos cómo se expresan simbólicamente la “Desgracia” (Infelicitas) y la “Felicidad” (Beatitudo) y así tendremos una panorámica de los distintos niveles en los que actúan sus remedios aparentemente tan sencillos.

-La Desgracia se expresa así:“¿Qué vida tengo yo? ¿Sólo lágrimas? ¿En qué consiste mi vida más que en dolores? Y  ¿qué ayuda tengo más que la muerte?  ¿Qué salida  si no  la perdición? Algo mejor no tengo” (Vit. merit., II, 18).

-La Felicidad en cambio dice: “ Soy feliz porque mi Señor me hace bella y pura. También huyo del consejo mortal del diablo … ya que  deja a Dios de lado y no cesa de tramar malas  acciones. Huyo de Satanás y lo hago huir  porque siempre está intentando dañarme ya que yo deseo sin cesar a mi Amado que me ama y lo abrazo con ardor y quiero poseerlo con alegría en todo y por encima de todo” (PL 627 C).

 Por hoy es suficiente, os invito encarecidamente a leer y meditar el Manual de Medicina de santa Hildegarda, de los Doctores Hertzka y Strehlow, ya que nos puede aportar mucha luz sobre nuestros problemas de salud en general y  la forma en que podemos enfocarlos.

Encontraréis más información en www.casasantahildegarda.es




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