Viernes, 19 de abril de 2024

Religión en Libertad

Blog

¿Quién decide que tú te conviertas?

por Los Tres Mosqueteros

En cierta ocasión, uno que se decía cristiano, me respondió así:

“¿…Y quién soy yo para ir por ahí convenciendo a la gente de que sean  cristianos?”

Me lo decía a mí, pero no sabe que su respuesta iba dirigida a Cristo, pues fue Él quien nos pidió:

“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado.” (S. Mateo 28, 18-20)

Sólo esta frase de Nuestro Señor bastaría para considerar inconcebible un cristiano que no evangelice y percatarse de la traición a Cristo que significa no hacerlo bien. Bien claro lo tenía San Pablo que advertía a sus discípulos: "¡Ay de mi si no evangelizara!".

Pero una cosa es que hagamos evangelización y otra muy distinta es que convirtamos a la gente. Por eso el primer principio de la evangelización podría ser éste: Dios es el que convierte.

Este es un principio del que uno se va dando cuenta en la medida en que empieza a ponerlo en práctica (evangelizando) descubriendo lo que de verdad significa.

Recuerdo un hecho que me hizo avanzar mucho en esta idea. Asistí a una conferencia de un sacerdote para iniciar un programa de formación en Cristianismo. Nada más empezar a hablar nos hizo una “advertencia” que me dejó de piedra. Dijo que la decisión que me (nos) había movido a estar allí “… no había sido una decisión esencialmente mía”.  Entonces ¿de quién era?

“…pues de alguien – añadió -  que hace más de 2.000 años la tomó. Alguien que dijo estas palabras que voy a leerte textualmente: «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae»”. (S. Juan 6, 44)



Y prosiguió - “Tu, lo que has hecho es entonces colaborar con El.  Tienes el poder (no el derecho) de retirar esa colaboración. O de lo que es mejor, seguirla”.

Terminó la advertencia recordándonos algunos casos: a San Ignacio, por ejemplo, lo atrajo por una enfermedad y un libro; al Vizconde de Foucauld, por una frase que oyó; al escritor André Frossard porque tuvo que entrar en una iglesia a buscar a un amigo; a la poetisa Edith Sitwell por una simple conversación con un jesuita, etc.

Y todo esto vale también para el evangelizador. Podemos hacer muchas cosas pero hay que tener claro que es Dios el que va a convertir al otro, no nosotros. Nosotros somos, digámoslo así, instrumentos que usa Dios para realizar el plan que tiene para cada persona. Y evangelizar es nada menos que co-laborar con Dios en ese plan tan personalizado. Qué honor.

Los Tres Mosqueteros

Comentarios
5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda