Jueves, 18 de abril de 2024

Religión en Libertad

Blog

Pese a los años no sé rezar, ¿y ustedes?

por Guillermo Urbizu

 

Así es. No salgo de cuatro oraciones, que no digo que sobren o estén mal, sólo faltaría.  Y ando con la cabeza en otra parte o intentando siempre rezar mientras hago otra cosa. O ahí me tienen, como un pasmarote, curioseando las paredes o las bombillas del templo o de mi casa. O leyendo sin parar lo que se tercie. Que no sé rezar, que no aprendo, que no doy en el secreto del amor de Dios. Y para más escarnio no me apetece. Ni pizca. Comienzo, y tras unos suspiros, lo doy por imposible. Y vuelta a comenzar... Hasta que lo dejo. (Como mucho un ramillete de peticiones al final). He pensado que puede que se trate de pereza, o una etapa de estos asuntos del alma, tan intrincados a veces. Ponerme me pongo, que conste (aunque no siempre). Hablar con Dios se me hace muy cuesta arriba, lo confieso. Le digo cosas tan elaboradas como: “hola”, “aquí estoy”, “ya me ves”… Y basta. O sencillamente no digo nada. A la espera de que acabe, si es que empiezo y no me escaqueo en literaturas u otras prosapias. Quererle a Dios Le quiero, eso Él lo sabe, aunque se lo demuestro con un tremendo aburrimiento, como si tuviera diez años o fuera un mero formalismo. Que no aprendo, que no sé. Aunque, me pregunto, ¿es cuestión de saber? Debo amar, amar un poco, y Dios pondrá el resto. Pero no consigo dar ni con ese poco. Está visto que no hay  una fórmula magistral para esto de la oración. Lo dicho: no me apetece hablar. Ni mentalmente. Sólo miro, o dormito plácidamente. Y Le escucho de Pascuas a Ramos. El oído del alma me falla. Lo tengo embotado de asuntos propios. Bah, todo me suena a excusa, a comodidad, a no querer poner por mi parte remedio. No me abandono en Él, más bien me abandono a cierta placidez espiritual, de pose. Balbuceo y me trastabillo, y lo malo es que llegas a acostumbrarte a un enamoramiento tan pedestre. Gracias a Dios de cuando en cuando hablas con un cura, que lo simplifica todo con cariño, y te ayuda a proseguir el camino, fiel a la gracia. Él está aquí: en mí. Emociona pensar que entre tantos despistes y disparates Dios me quiere como soy, incluidos los bostezos. Lo mejor será no tenerme muy en cuenta y perseverar en el intento.

Comentarios
5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda