Viernes, 19 de abril de 2024

Religión en Libertad

Freedom of education


Creen que a fuerza de taparse los ojos y los oídos cada vez que los objetores se hacen visibles y alzan la voz van a conseguir que desaparezcan.

por Marisa Pérez Toribio

Opinión

«Freedom of Education for Spanish Parents». Así ha llegado a Europa la batalla por la libertad que miles de padres españoles llevan años librando. Eso es lo que exigen 305 ciudadanos españoles, padres y sus hijos, ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH).
Este Gobierno, con su prepotencia y su abuso de poder, ha dejado que el conflicto de Educación para la Ciudadanía salga de nuestras fronteras. Ya empieza a verse nuestro país como «un campo de pruebas», tal como lo ha definido Roger Kiska, jurista experto en Derechos Humanos de Alliance Defense Fund (ADF), una de las asociaciones que representa a los padres objetores demandantes junto con Profesionales por la Ética. Kiska añadía en la rueda de prensa celebrada en Madrid el día antes de partir a Estrasburgo que «muchas personas fuera de España están preocupados por la situación del país en materia de educación». Empiezan a saltar las alarmas.
 
Varios ministros de Educación han ignorado sistemáticamente los ofrecimientos de diálogo de los padres. Su actitud es tan ridícula como la de los niños que cuando tienen miedo de algo, se tapan los ojos creyendo que así va a desaparecer eso que les da tanto miedo. O como la de los niños que se tapan los oídos repitiendo «no te oigo, no te oigo» cuando les dicen algo que no quieren oír. Creen que a fuerza de taparse los ojos y los oídos cada vez que los objetores se hacen visibles y alzan la voz van a conseguir que desaparezcan. ¿Es posible que aún no sepan lo equivocados que están? Hasta cierto punto es lógico, porque el poder tiene muchos resortes para asfixiar a las minorías disidentes. Lo que pasa es que, en este caso, se enfrentan a algo distinto, aunque aún no quieran admitirlo. No les va a ser nada fácil callar a estos padres. Y si no quieren escucharles en España, no tendrán más remedio que oír los ecos que ya han empezado a llegar desde Europa.
 
Con su actitud prepotente este gobierno ha llevado al Estado español ante el Tribunal de Estrasburgo. Los padres que llevan ya varios años peleando para que el Estado renuncie a adoctrinar a sus hijos según su perversa concepción de la vida y según su particular ideología dijeron desde el principio que llegarían hasta donde hiciera falta, y no eran sólo palabras.

Los procesos judiciales que están abiertos en España siguen su curso, pero el pasado día 19, festividad de san José, día del Padre, fue el simbólico día elegido para iniciar otra vía ciertamente excepcional, tan excepcional como que un gobierno se empeñe en expropiar a los padres la educación de sus hijos. Y excepcional ha sido también la forma de presentar los recursos ante este tribunal. Podrían haber sido los abogados los que lo hicieran, pero en este caso lo han hecho acompañados de varias familias que se han desplazado hasta Estrasburgo a ofrecer la bella imagen que han recogido todos los medios: los niños y sus padres sosteniendo las letras que componían un mensaje que debería avergonzar a este Gobierno: «Freedom of Education for Spanish Parents. Libertad de Educación para los Padres Españoles». ¡Qué bochorno para un estado democrático que se diga ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que se ha pervertido el sistema para violar, utilizando las leyes en el colmo del sarcasmo, derechos fundamentales!
 
Y mientras los padres enseñaban una vez más a sus hijos, en el TEDH y en la sede del Consejo de Europa, que siempre hay que poner la conciencia por encima de las leyes inmorales e injustas, aquí en España el ministro Gabilondo seguía jugando al pacto educativo.

Gabilondo se ha revelado como un lobo con piel de cordero. Así lo están viendo muchos de los que confiaron en las buenas palabras del ministro y pensaron que era posible el pacto. Atrás, muy atrás, quedan aquellas declaraciones suyas en las que manifestaba su «absoluto respeto» a la objeción de conciencia. Llegó a decir lo que se ha demostrado una mentira: «Nos vamos a reunir con las familias que han invocado este principio para ver de qué modo vamos a afrontar este asunto». Sus palabras embaucadoras han dado paso a actuaciones con la marca de la casa de este gobierno: prepotencia y rodillo.
 
María Rosa de la Cierva dejaba en evidencia la postura del ministro hace unos días en la COPE: «Habla de la equidad y de la calidad, pero rehúye la palabra libertad y sin libertad no hay ni equidad ni calidad». Nadie de este gobierno se atreve a hablar de libertad porque es lo que más temen. Son las personas libres, como son los padres objetores, lo que les produce terror. Eso explica que no les reciban; no pueden ofrecerles chanchullos. No hay nada que les interese fuera del respeto a sus derechos fundamentales. No van a entregar a sus hijos a cambio de nada.
 
Que siga jugando Gabilondo al pacto educativo. Lo cierto es que tarde o temprano se quedará él, o quien le sustituya en el puesto, con ese juguete roto en las manos. Un pacto en el que no se aborden las cuestiones fundamentales, las libertades, los derechos y que blinde la escuela frente al abuso del Estado fracasará. Si no lo hacen fracasar los interlocutores oficiales del gobierno, lo harán fracasar los padres, que no lo dude Gabilondo.
Por cierto, el pasado 19 de marzo yo sostenía orgullosa la E de Educación en esa hermosa foto.
 
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