Viernes, 19 de abril de 2024

Religión en Libertad

El Papa y el Papa Francisco


El Papa Francisco se ha ganado nuestra simpatía y aprecio, pero lo realmente importante en él es que es el Papa, es decir el Vicario de Cristo y cuenta con una asistencia muy especial del Espíritu Santo, como Jefe de la Iglesia fundada por Jesucristo

por Pedro Trevijano

Opinión

La Historia nos cuenta que el nombramiento del Papa Pío IX, hizo decir a Metternich, el político que en aquel momento mandaba en Europa: “Lo teníamos todo previsto, menos que el Papa pudiese ser un carbonario”, es decir un masón. Es evidente que Metternich se equivocó, pues desde luego no lo era, pero todos los liberales, lo que hoy llamaríamos los relativistas de la época, se alegraron mucho con la noticia y empezaron a gritar: “¡Viva Pío nono!”.

En su libro “Don Bosco”, el escritor argentino cuyo seudónimo era Hugo Wast nos cuenta que san Juan Bosco, que no era ningún idiota, les decía a sus chavales: “No gritéis ¡viva Pío nono, sino viva el Papa!”. “Pero, ¿no es lo mismo?”. “No, no es lo mismo”. Unos ovacionaban a la persona, y don Bosco al Vicario de Cristo. Por cierto, el hoy Beato Pío IX decepcionó tanto a los liberales, que a su muerte hubo un intento de tirar el cadáver al Tiber.

Creo que la Historia se está repitiendo con el Papa Francisco. Muchos de los que se consideran católicos y no lo son, porque por católicos entienden los que piensan como ellos, o sea la defensa del aborto y de la legislación contra la familia, y para quienes el Magisterio de la Iglesia no tiene nada que decirles, pues el Estado predomina sobre la Iglesia, y su ecumenismo consiste en que todas las religiones son iguales y no existen un Bien y una Verdad objetivos, es decir son subjetivistas, relativistas y positivistas. Eso sí, se consideran seguidores de Cristo y están todo el día hablando de los pobres, pero generalmente hacen muy poco por ellos, y sus obras a favor de los necesitados apenas existen. Incluso nos dirán que no creen en la Caridad, porque antes está la Justicia, pero por si acaso no pongas un euro a su alcance, que desaparece. Eso sí, el Papa Francisco piensa lo mismo que ellos y si no hace más es porque la burrocracia (con dos erres) del Vaticano se lo impide. Nosotros, en cambio, pensamos que la Justicia necesita el complemento de la Caridad y que sin el amor evangélico la justicia, por sí sola, no es suficiente.

Ya en el viaje de vuelta de la JMJ de Río el Papa Francisco dejó clara su postura. Cuando le preguntaron que por qué no había hablado del aborto y de la paternidad responsable contestó que los jóvenes ya conocían la doctrina de la Iglesia en esos puntos y que no había por qué hablar siempre de lo mismo. A él lo que le interesó en la JMJ es dejar un mensaje de alegría y de esperanza. Pero dejó muy claro, aunque muchos no quisieron o no les dio la gana entenderle que su postura en estas cuestiones era la de la Iglesia y que él se consideraba hijo de la Iglesia. Y es que pretender que el Papa sea otra cosa es para alucinar.

Que el Papa Francisco siente muy profundamente el tema de la pobreza, es algo evidente. Pero no se trata de una novedad en la Iglesia Católica. Desde “los pobres son evangelizados” (Mt 11,5; Lc 7,22) de Jesús a los discípulos de Juan Bautista, la actuación de la Iglesia a favor de los pobres ha sido algo ininterrumpido.

Podemos buscar para ello en Google la frase “Estas son las cifras de la odiada Iglesia Católica” sobre la inmensa labor asistencial y los miles de millones de euros de ahorro que suponen hoy para el Estado la labor asistencial de la Iglesia española. El propio Papa nos dice que lo que él enseña no es ninguna novedad, sino que está dentro de la Doctrina Social de la Iglesia. Pero aunque sea conocido y sabido, es bueno de vez en cuando volver a poner énfasis en ello, como ha hecho recientemente en su discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. La Fe “implica un auténtico deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra” (Evangelii gaudium, nº 183), nos llena de Alegría y Esperanza, y trata de realizarse en la Caridad.

El Papa Francisco se ha ganado nuestra simpatía y aprecio, pero lo realmente importante en él es que es el Papa, es decir el Vicario de Cristo y cuenta con una asistencia muy especial del Espíritu Santo, como Jefe de la Iglesia fundada por Jesucristo, Iglesia que permanecerá “hasta el final de los tiempos” (Mt 28,20).

Pedro Trevijano
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