Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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Noche del 8 de octubre, en el cementerio de Montcada

por Jorge López Teulón

Mediodía del jueves 8 de octubre
Gente armada se dispone a subir al Cabo de San Agustín, atracado en el puerto de Barcelona. Fingen una expedición a bordo. Los patrulleros entendidos en letras, van tomando uno a uno la dirección del domicilio de cada hermano marista, lugar de donde venían… Acabado este trámite, les ordenan recoger los equipajes ya registrados. Les mandan descender por la escalera del barco. En tierra les obligan a subir en dos autobuses de dos pisos. En el interior de los autobuses había en la parte posterior y en la delantera gente armada de la FAI. Los maristas toman asiento.



Comité Central de las Milicias Antifascistas de Cataluña, con el presidente de la Generalitat, Lluis Companys, Josep Tarradella, Aurelio Fernández... de mayoría anarquista. La represión en Cataluña será brutal. Las milicias actuarán con una arbitrariedad inconcebible, como atestigua el caso de unos novios que fueron detenidos mientras contraían matrimonio; en el mismo acto fueron asesinados los novios y el sacerdote... El número de sacerdotes y religiosos asesinados en Cataluña, en las primeras semanas de guerra, suman 651; después habrá más. Este de los maristas es uno de los episodios más crueles.

          Los trabajadores del puerto informados de que eran frailes comenzaron a proferir insultos y amenazas: “A estos, que son unos parásitos, se les ha de matar a todos con una descarga de fusil. Ya era hora que se les acabe la lotería de tantos santos. No más farsa católica, hay que ahorcarles con las tripas de los curas…
Los maristas están ansiosos de llegara a la aduana. Llegado el momento de la salida, el primero en hacerlo es un coche con patrulleros y jefes del Comité de Control, los Hermanos Trifón Lacunza y Lucio Izquierdo, que colocándose en cabeza de la comitiva, son seguidos de los dos grandes autobuses. Los conocedores de Barcelona se aperciben que no toman la dirección de la aduana.
De súbito se levanta con valentía el joven Moisés Pérez de Albéniz y desde su mismo puesto dirigiéndose a un patrullero con energía le dijo:
“¿Se puede saber dónde nos llevan?”.
Se oyó una fuerte voz:
“¡Siéntese!, al primero que chiste, se le levanta la tapa de los sesos, ¿piensas que te vamos a matar?”.
Un silencio sepulcral se apoderó de todos.


Así narran Miquel Mir y Mariano Santamaría estas trepidantes horas de persecución y martirio, para los que serán asesinados y para los que se quedarán en la cárcel y terminaran siendo liberados. Ambos autores han publicado, en marzo de 2011, “La otra memoria histórica. Última investigaciones sobre las persecuciones y ejecuciones en la España republicana durante la Guerra Civil” en Ediciones Nowtilus. Este nuevo trabajo recoge en la primera parte (páginas 15-144) la traducción del catalán de “El preu de la traïció” (2010) que, como recodábamos ayer, relata la traición a la que se vieron sometidos los Maristas y ha molestado a más de uno por la implicación de los dirigentes de la CNT-FAI y que demuestra que algunos gobernantes de la Generalitat estaban al corriente del chantaje. El relato de la coacción a los Maristas es escalofriante, cómo jugaron con la vida de unas personas cuyo único delito era el de ser religiosos.
 
En San Elías
¿Qué ruta emprende la comitiva portadora de los 107 maristas? Al salir del muelle de la Barceloneta pasan por delante de la Estación de Francia, junto al parque, siguiendo por el Arc de Triomf, el paseo de Sant Joan, la avenida Diagonal, subiendo por la calle Balmes y al poco rato torció a la izquierda metiéndose en una calle aún no urbanizada donde estaba el cuartel más importante de la FAI. El edificio en la barriada de San Gervasio lo construyeron las monjas clarisas de Santa María de Jerusalén en 1885...


Los maristas entran por la puerta de la checa de San Elías. Los religiosos descienden de los autobuses. Se oye un grito seguido de la orden de “-¡Pónganse en fila!”. Un testigo relata: “Ligeros murmullos se oyeron, pero los frailes cabizbajos obedecen a los patrulleros, una vez formados, fueron conducidos en fila hasta el interior… En medio del silencio se oyó la voz del Hno. Baudilio (Pedro Ciordia) diciendo: -Nosotros somos inocentes, no hemos hecho nada. Los patrulleros rápidamente lo rodean y, a punta de fusil, lo acallan”.
Alguno de los presentes recuerda lo oído a los vigilantes patrulleros:
Esto no es el barco francés. De poco os han servido vuestros rezos, ya veis el resultado. Los anarquistas nos hemos propuesto acabar con todo lo que huela a cera. Los hombres de la FAI nunca dejan incumplidas sus promesas”.



          
Eran ya las tres de la tarde. El que actuaba de cabecilla en el barco y guardador de la lista allí confeccionada procedió a la distribución de los detenidos. Formó tres grupos: uno de 42, otro de 12 y un tercero, el más numeroso, de 50. El primer grupo fue conducido a la primera galería donde se les encerró. A este grupo se unieron al anochecer el Superior Provincial, Trifón Lacunza, Lucio izquierdo y Jaime Morella…
Comieron y después cenaron, todos… ¡menos 46!
Ejecución en Montcada y Reixac
Siguen narrando Mir y Santamaría:
“En aquella noche, los patrulleros sacaron de la checa de San Elías al grupo de 42 maristas y a otros cuatro, a quienes consideraron los superiores. Cuarenta y cuatro fueron transportados en vehículos camino a Montcada. El itinerario realizado desde el cuartel general de la FAI fue el siguiente: salieron de la estrecha calle de San Elías, bajan por la calle Balmes para entrar en la Diagonal, siguen la Diagonal hacia adelante y luego toman la Meridiana. Dejan Barcelona y alrededores para llegar a Montcada.
El cementerio de Montcada estaba situado al norte de Barcelona, a unos ocho kilómetros. Allí los patrulleros obligaron a los maristas a bajar de los vehículos, caminaron hasta las paredes del recinto, los patrulleros cargaron sus metralletas y, recibidas las órdenes de fuego, dispararon. Los maristas cayeron acribillados”.



Un fusilado fallido, regresa al sitio de su inmolación definitiva

Federico Plumed Feced, hermano marista y vicepresidente Nacional de Hispania Martyr, que nos ha enviado las fotos que acompañan este artículo, nos explica finalmente lo que sucedió con uno de los hermanos.
“Los dirigentes de las ejecuciones hacían todo lo posible para no dejar ningún rastro, porque no querían correr el riesgo de ser descubiertos. Para que ni los familiares pudieran reconocer a los cadáveres, los volvían a cargar en la caja del camión y de regreso, en algunos casos, los llevaban a las machacadoras de la fábrica de cemento Asland, en el término municipal de Montcada, y de acuerdo con los trabajadores anarquistas de aquella empresa los hacían desaparecer en los múltiples hornos de carbón que formaban la base de calentamiento del gran horno tubular inclinado.
Uno de los maristas del grupo de 44 presente en las tapias del cementerio de Montcada, Hno. José Blanch Roca, malherido, se levantó cuando los patrulleros se habían retirado y siguiendo el camino de la carretera hacia Barcelona llegó a una casa particular en el nº 1 de la calle Provenza, de Montcada. Le abre la puerta doña Paula Auladell Gaspar. Le explica su tragedia y le pide auxilio. Como iba descalzo le entrega sus propias alpargatas de color blanco. Al verle extenuado, le limpia y cura las heridas, pero no puede esconderle en su casa porque a su marido, un guardagujas de la RENFE, lo están buscando desesperadamente. Le habían hecho varios registros domiciliarios y prometían que volverían. El Hno. José se despide de la Sra. Paula y sigue camino de Barcelona. Llama a la puerta de otra casa preguntando por el camino seguro hacia Barcelona. Le abren Juan y Luis Carrasco y en lugar de indicarle el camino que buscaba lo delatan y denuncian al comité de Montcada, que seguidamente lo conducen de nuevo al montón de los 43 fusilados y allí mismo, sobre sus compañeros le disparan y asesinan.
Al grupo de 44 hay que añadir el Hno. Victoriano Gómez y el Hno. Fernando Suñer que los llevaron al cementerio de las Corts y en la misma noche del 8 de octubre fueron asesinados”.

1.168 personas fueron asesinadas en el Cementerio de Montcada i Reixac. Puerta del cementerio, año 1940. 
En el libro anteriormente citado, Mir y Santamaría explican a partir de la página 84 lo sucedido con el resto de hermanos maristas que pasarían de San Elías al Palacio de Justicia de Barcelona y de allí a la cárcel modelo.
Los 46 hermanos de San Marcelino Champagnat fueron beatificados en Roma el 28 de octubre de 2007 junto al Hermano Bernardo (Plácido Fábrega Juliá) marista asesinado en Barruelo de Santullán el 6 de octubre de 1934 y otros 451 mártires españoles.
Estos son sus nombres y el enlace de su vida
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