Martes, 19 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Miguel Ángel, obispo misionero en Chad: «Hay que trabajar más y mejor la pastoral de las vocaciones»

Miguel Ángel, obispo misionero en Chad: «Hay que trabajar más y mejor la pastoral de las vocaciones»
Miguel Ángel Sebastián es misionero comboniano y ha desarrollado gran parte de su labor en Chad

Miguel Ángel Sebastián, misionero comboniano de la diócesis de Zaragoza, es obispo de Sarh (Chad) desde el 10 de octubre de 2018. Anteriormente, en 1998, fue ordenado obispo y enviado a fundar la diócesis de Laï (también en Chad). Siendo octubre Mes Misionero Extraordinario y con el día del Domund a la vuelta de la esquina, hemos conversado con él, aprovechando su estancia en Zaragoza, junto a su querida Virgen del Pilar.

-¿Siempre quiso ser misionero?

- Fui monaguillo desde los 8 años en la escuela de Joaquín Costa (Zaragoza). Así empece a querer ser sacerdote, y después, misionero. A los 16, cuando mi padre me lo permitió, me fui con los combonianos, que son misioneros. Primero estuve en el seminario un año y, después, tal día como hoy, hace 52 años, entré al noviciado. De camino, pasamos por Zaragoza y celebramos en el Pilar, por eso he venido a celebrarlo hoy. El noviciado lo realicé en Moncada (Valencia). Al cabo de dos años hice los votos y desde entonces soy comboniano.

- ¿Cómo acabó en África?

- Cuando me ordené sacerdote el 7 de junio de 1975, me enviaron a un seminario en Santiago de Compostela, pero como no había casi chicos y estábamos bastantes formadores, pedí ir a misiones y justo en aquel momento pedían un español para ir al Chad. Fui a París a aprender francés a París y llegue a Sarh (Chad) en 1977.

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- Y actualmente es obispo de Sarh.

- En Sarh estuve 11 años y luego volví a España. Tras 12 años, volví en el 96 a la misma parroquia de la diócesis de Sarh. Menos mal que aprendí muy bien su lengua local (risas). Y después de dos años, en el 98, el Papa me nombró obispo de Laï, una diócesis que me tocó fundar. Allí estuve 20 años, hasta que el Papa me nombró obispo de la diócesis de Sarh, donde empecé mi vida misionera.

- ¿Cómo está la situación en Sarh?

- En Sarh hay mucho trabajo a pesar de ser una diócesis mas antigua que Laï (Laï tiene 20 años y Sarh 58). Sarh es una diócesis enorme, tres veces y media mas grande que Laï. La parte norte está muy poco evangelizada. De las 22 parroquias de Sarh, solo una esta en el norte. Como el Papa nos pide que seamos una Iglesia en salida, no hago más que decir que vayamos al norte. Es cierto que el sur, donde hay mas gente, no puede dejarse sin atender, pero voy a pedir mas misioneros para poder ir hacia el norte sin desatender lo que hay en el resto de la diócesis.

- Ha pasado un año, ¿le ha dado tiempo a conocer bien la situación de sus diócesis?

- Después de visitar todas las parroquias, veo claras las dos grandes necesidades de la Iglesia aquí. Por un lado, las vocaciones. No hacen más que pedirme más sacerdotes. Cada parroquia cuenta generalmente con un sacerdote que no da abasto para atender a todos los fieles y familias. Por eso, una de las prioridades es trabajar más y mejor la pastoral de las vocaciones. Por otro lado, las injusticias que aquí se viven claman al cielo. Cada año hay heridos y muertos a causa de las disputas entre agricultores (naturales de la zona) y ganaderos (nómadas que vienen del norte y que acaban asentándose en el sur). La tierra acaba haciendose pequeña, y siempre pagan las consecuencias los agricultores. Hay que entender el contexto. En el 77 empezó la guerra, ganaron los del norte, musulmanes, que se hicieron con todos los poderes: político, militar y económico. La mayor parte de los comerciantes son musulmanes y tienen todo el ganado. Incluso los políticos compran ganado y lo mandan al sur. Llegan allí y no guardan bien a los bueyes que destruyen las cosechas de los agricultores. Como los que cuidan a los bueyes dependen del patrón que es un militar o un político, están tranquilos. Así que las autoridades administrativas siempre dan la razón al poderoso. La gente esta muy desanimada.

- ¿Cómo pueden hacer frente a esas injusticias?

- Me preguntan qué pueden hacer y yo les digo que defenderse. Pero lo mas importante es hablar. Nosotros como Iglesia denunciamos esta situación en la radio de la diócesis y hemos decidido despertar la comisión diocesana de ‘Justicia y Paz’, que antes funcionaba muy bien, pero como dejó de recibir ayudas exteriores, se paralizó. Necesitamos recursos para poder pagar a un abogado, para ofrecerle una moto si tiene que desplazarse… Por eso estamos buscando financiación, necesitamos ayuda.

- Hasta en el ámbito misionero hay que saber venderse para captar la atención y obtener ayuda.

- Hay ayudas que vienen de los organismos europeos oficiales, pero te piden tantos papeles y trámites, cada mes, cada tres meses, y somos tan pocos que es imposible.  Lo ideal sería encontrar a gente local que tenga la competencia de realizar el trabajo de todo lo que piden. Por eso, necesitamos misioneros, personal que nos pueda ayudar. Tampoco tenemos quien pueda sacar adelante la web o una red social para relatar al mundo nuestra situación, pero tiene que ser alguien que esté metido en la misión y a la vez pueda hacerlo en el idioma español, por empezar por algo… Para ‘Justicia y Paz’ vamos a trabajar con laicos de allí que conocen el lugar, la lengua, y traducir eso a una página web, o a redes sociales, sería lo ideal.

Publicado en Iglesia en Aragón

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