Jueves, 25 de abril de 2024

Religión en Libertad

En China los misioneros están prohibidos... pero recuerdan a 9 misioneros mártires de los japoneses

ReL

El obispo Frans Schraven, misionero paúl, llevaba 38 años en China
El obispo Frans Schraven, misionero paúl, llevaba 38 años en China

Desde la Revolución China el discurso oficial ha sido claro en el gigantesco país comunista: los misioneros eran agentes de las potencias imperialistas europeas. En 1952 todos los misioneros extranjeros fueron expulsados del país. Aún hoy está prohibido acudir al país como misionero cristiano.

Los clérigos católicos o protestantes extranjeros que estén hoy en China se supone que son meramente estudiosos de la cultura del país, o que están realizando una tarea humanitaria, o académica, etc...

Por eso es novedoso y significativo que el 25 de octubre tuviera lugar una conferencia en la capital china sobre 9 misioneros paúles mártires que intentaron proteger en 1937 a cientos de de mujeres y muchachos chinos de los invasores japoneses: es decir, se recordó que hubo misioneros extranjeros que dieron la vida desinteresadamente por los chinos, y no solo por los cristianos. 

80 años de la matanza
La conferencia se enmarcó dentro de los actos que conmemoran los 80 años de la "Masacre de la iglesia de Zhengding". Se pronunció en la sede del Instituto para las Religiones Mundiales, que depende de la Academia de Ciencias Sociales de Beijing, y estuvo patrocinada por el Centro cultural Xinde de Hebei. En esta cita participó José Ma Yinglin, presidente del Consejo de Obispos Chinos (entidad bajo control del Gobierno comunista, no reconocida por la Santa Sede), el académico Zhuo Xinping y el director del Instituto. 

La matanza tuvo lugar, como recuerda la agencia AsiaNews, el 9 de octubre de 1937, durante la ocupación japonesa de buena parte de China, pocos meses después de la trágica “Masacre de Nankín”, donde más de 300.000 chinos fueron asesinados.


  Un cómic holandés recoge la historia de los mártires de Zhengding 

Se negaron a entregar mujeres como esclavas
Los japoneses mataron al obispo misionero holandés Frans Schraven (www.mgrschraven.nl), que llevaba 38 años en China, y a otros siete misioneros paúles austriacos, franceses y polacos (y un trapense francés) que ofrecían refugio en el terreno de la iglesia a unos 5.000 habitantes de la zona.

Según se desprende de varios testimonios, los atacantes habrían pedido exactamente 200 mujeres jóvenes para dejar en paz la misión y los misioneros se habían mostrado dispuestos a entregar provisiones o equipo, pero no a las mujeres que iban a ser usadas como esclavas sexuales.  

Los clérigos se resistieron a las exigencias de las tropas ocupantes y fueron secuestrados. Según unas fuentes, les mataron de unos disparos y después quemaron sus cuerpos. Otras fuentes recogen que no dispararon a todos, o los dejaron solo heridos, y el fuego remató a algunos aún vivos. 



Eran el obispo Schraven, los sacerdotes holandeses Gerard Wouters y Antoon Gerts, el padre Thomas Ceska (de Austria, pero de origen croata), los padres franceses Lucien Charny, y Eugene-Antoine Bertrand, el monje trapense francés André Robial, el hermano paúl polaco Wladislaw Prinz y el paúl eslovaco Anton Biskupits.

Según el padre Zhang Shijiang, director del Xinde, los que perpetraron físicamente la masacre no fueron realmente japoneses, sino norcoreanos y manchúes (etnia mongol) enrolados en el ejército japonés. Los embajadores holandeses y franceses protestaron al Gobierno japonés, quien achacó el incidente a descontrolados del ejército chino.

Los misioneros, con su pueblo
La historia, que es poco conocida en China, salió a la luz a raíz de los estudios conducidos por la Profesora Li Chen, que luego fueron profundizados por otros especialistas en la materia. El profesor Zhuo subrayó que este episodio da cuenta de cómo los católicos y sus misioneros compartieron los destinos trágicos de la población china. En la misma línea, Zhao Jianmin, de la arquidiócesis de Beijing, ha dicho que el episodio es un signo de una fraternidad manifestada en el sacrificio.

Comenta la agencia AsiaNews que "el seminario parece responder casi al pie de la letra al reciente pedido del presidente Xi Jinping que apunta a “sinizar” (hacer chinas) las religiones, acercándolas a la cultura china y orientándolas al desarrollo del pueblo chino". Con todo, rompe el discurso habitual comunista de presentar los misioneros como explotadores extranjeros.

Más datos de la matanza, en PDF en inglés, aquí:
www.mgrschraven.nl/uk/pdf/The_drama_of_Zhending.pdf 

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