Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

«No acertaron en nada de lo que nos dijeron»

Un madre cuenta las presiones que recibió para que abortara a un bebé con discapacidad

Bernardette sufrió una constante presión para que abortara. Ella se negó rotundamente, y ahora su hija es una niña alegre y sana de cuatro años.

Notifam

La mamá sostiene en brazos a su hija
La mamá sostiene en brazos a su hija

El embarazo era algo normal para el matrinomio de Bernardette y su esposo Phil ya que habían tenido siete hijos, y pensaba que ya era suficiente para formar una familia de lo más completa. Pero cual fue su sorpresa, cuando este matrinomio de Estados Unidos, se encontró con que Bernardette estaba de nuevo embarazada. Sería su octavo hijo al que pondrían de nombre Hannah.

Aunque el embarazo fue inesperado, Bernadette y Phil estaban felices al ser bendecidos con otro hijo. Pero durante la primera ecografía, lo que iba a ser algo rutinario ya que el matrimonio contaba con una amplia experiencia, el ecógrafo encontró alguna anomalia, y el médico muy soprendido, abandono la consulta para hablar con otro doctor. “Lo que estoy viendo en la ecografía no es bueno”, dijo el doctor a los Smith después de ver la ecografía en la pantalla.

Bernadette le dijo al doctor que necesitaba hablar con un especialista y recibir una segunda opinión para saber con certeza cual era el problema, ya que el médico que le realizó la ecografían no le dio ningún detalle.

Visita al especialista
El edificio en el que estaba el especialista fue el primer signo de preocupación a los ojos de Bernardette, ya que comentó que el edificio era oscuro y que eso la hizo tener una sensación de intranquilidad muy grande desde el comienzo.

Después de una serie de preguntas para examinar su salud, hábitos alimenticios y la historia familiar, los Smith recibieron finalmente un diagnóstico sobre Hannah, el hijo que estaban esperando: Su hijo tiene "Trisomía 18", es decir, un trastorno genético, también conocido como Síndrome de Edward, que está causado por una copia extra de un cromosoma en el ADN de una persona.

Este trastorno puede causar distintos tipos de defectos de nacimiento, y según los Institutos Nacionales de Salud, solamente sobreviven en el proceso de nacimiento la mitad de los bebés nonatos diagnosticados, y los que sobreviven tienen una prognosis extremadamente pobre.

El especialista les insinua abortar
Bernadette contó que el especialista le dijo que su embarazo era muy complicado y que su hijo moriría durante el embarazo o moriría casi inmediatamente después de nacer. El especialista les dijo con franqueza a la pareja que ellos tenían otro opción. Bernardette dijo que aunque el especialista no lo mencionó, todos en la sala sabían que “opción” era: abortar. Phil dijo muy claro que ellos no iban a abortar, pero eso no le sentó muy bien al especialista.

El especialista les dijo que era un error si no abortaban
Afortunadamente para Hannah, Bernadette y Phil creían fuertemente en el derecho a la vida para todos los niños nonatos. Pero estar firme en sus convicciones no les sirvió de mucho ya que el especialista siguió insistiendo en la opción de abortar. Bernardette afirmó que el doctor le dijo que con siete hijos, ya no tenían necesidad de tener otro más y que sería un error que gastarán tiempo y dinero en ella atendiendo a un mal embarazo.

El miedo intentó apoderarse de mí, pero yo no hice caso a esas palabras”, dijo ella. “Escuché una voz que me decía que tenía que luchar y seguir adelante con mi hijo. 

Las presiones para abortar no cesaban
Bernadette dijo que seguía sintiéndose agobiada y presionada por lo médicos durante todo el embarazo. De hecho, su ginecólogo le dijo que no quería continuar atendiéndola, y ella le pidió por favor que siguiera como médico suyo. Bernardette llegó a tararear todos los días una frase que era "ella vivirá" para poder sacar todas las fuerzas que le quedaban y así olvidarse de toda la parte negativa de la historia.

Y Hannah nació
A pesar del pesimismo, Hannah nació el 19 de junio del 2007. Los médicos decían que Hannah probablemente moriría antes de nacer, pero ella nació una semana más tarde mediante una cesárea. Hannah no respiraba al nacer, pero siguió firme la fe de Bernardette respecto a que su hija viviría.

La experiencia de los Smith con los profesionales médicos al final no fue del todo desagradable. Como Hannah estaba en cuidados intensivos debido a su dificultad al respirar, el hospital les aconsejó que se quedarán más tiempo allí para poder vigilar más cerca a la pequeña. Afortunadamente, Bernadette pudo hacerse amiga de algunas enfermeras e inclusive dirigió estudios bíblicos con ellas mientras estaba en el hospital. Una enfermera en particular le prometió a Bernardette que la ayudaría a llevar a Hannah a casa. “Nuestro médico de familia fue bueno a lo largo de todo el proceso, él fue el que nos animó”, dijo ella.

Años después del nacimiento, Bernadette se encontró con una de sus antiguas enfermeras. Contó que la enfermera fue muy tierna, pensando que todas las predicciones respecto al destino de Hannah se habían hecho realidad, y se emocionó al descubrir cual había sido el final de la historia.
 
Cuatro años después, Hannah es una niña alegre y se ríe constantemente, dijo Bernardette. Hannah ha tenido varios problemas, incluyendo un agujero en su corazón y que tiene dificultad para caminar y hablar por sus propios medios, pero ella es una niña inteligente y que lo que importa es que está viva.

“Todo lo que dijeron resultó equivocado”, dijo ella. ¿Qué hubiera pasado si yo hubiese abortado?”. Bernadette dijo que los médicos que fueron pesimistas a lo largo del embarazo, se creían que con esa actitud estaban ayundándole, pero lo único que hacían era dejar a Hannah sin niguna esperanza. Ellos solamente pensaban que un nió con discapacidad solo trae problemas a al familia y que lo mejor era que abortaran.

Bernadette está escribiendo un libro para denunciar su historia
Bernadette es enfática en su deseo de ayudar a otras a enfrentar embarazos críticos, y está trabajando en un libro para contar toda su historia. Ella dijo que lo más importante para las personas que enfrentan un diagnóstico similar es no escuchar a las negativas que los médicos cuentan y que nunca hay que renunciar a la esperanza y a al fe en Dios. "Nunca hay que entregar a un hijo a la muerte", añadió.
 

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