Jueves, 28 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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"En un lugar muchísimo mejor que éste"

por Victor in vínculis



El siervo de Dios Pedro Muñoz Seca casó con Asunción Ariza; tuvo con ella nueve hijos, cuatro hombres y cinco mujeres. De una de estas hijas nació posteriormente su nieto al que nunca conoció, el escritor y columnista Alfonso Ussia, que precisamente ha arrojado mucha luz sobre su abuelo al hacer pública parte de su correspondencia. El lunes escribió este artículo en La Razón:
 
Miedo a las mártires

Presidida por el Obispo Complutense, don Juan Antonio Reig Pla, se celebró en la catedral de Alcalá de Henares la Sesión de Apertura de la Causa de Canonización de 44 mártires de la Iglesia, asesinados en 1936 por las hordas republicanas, después de recibir el «Nihil Obstat» de la Santa Sede. Un acto sencillo, protocolario y profundo iluminado por las voces de la Escolanía del Escorial. Primera etapa de un proyecto que, en palabras del Obispo Reig Pla, estudiará uno a uno los casos de aquellos que dieron su vida por Dios y por España y que descansan en tumbas complutenses, más de 5.000 en Paracuellos, el lugar más sangrado del municipio de Alcalá. Caudal de riqueza, centro de peregrinación, síntesis del heroísmo. El señor Obispo recordó las palabras escritas a su mujer, horas antes de su sacrificio, de uno de los postulados a la santidad. Pedro Muñoz-Seca, dramaturgo. “Dios sobre todo”…

[No me parece transcribir el artículo, aunque compré La Razón para leerlo, cuando en la página del periódico madrileño se ofrece este enlace:

http://www.larazon.es/opinion/columnistas/miedo-a-las-martires-BJ13927745#.Ttt14JrGUZjdoYK ]

 


El sábado, desde el Obispo a los notarios de la Causa, juraron públicamente ante las Sagradas Escrituras su lealtad a la verdad y su rectitud de juicio. La Iglesia es lenta, pero segura. Y jura, no promete, como la gran manipuladora. No olvida, como ha hecho la España oficial, el sacrificio de aquellos miles de españoles que cayeron acribillados al grito de “Viva Cristo Rey y Viva España”.
 
Alfonso Ussía y su abuelo Muñoz Seca

En un artículo que escribió este mismo año, dirigiéndose a la Alcaldesa de Madrid por querer retirar la calle de su abuelo afirma:

“Don Pedro era colaborador de ABC, lector de ABC y suscriptor de ABC, entre otros motivos por su estrecha amistad con don Torcuato Luca de Tena. Y era monárquico. Su amistad con don Alfonso XIII está documental y visualmente demostrada. Podían quitarle ustedes la calle por monárquico y lector de ABC, pero no por franquista, que podía haberlo sido, pero sus antecesores en el odio lo asesinaron antes de que pudiera elegir”.

En el mismo artículo podemos leer:

Durante el cautiverio -horas y horas pasé junto a sus compañeros supervivientes conociendo detalles-, don Pedro se convirtió en el repartidor de optimismos y esperanzas. De cuando en cuando aparecía por ahí el despreciable Gálvez, uno de los más abyectos personajes de la época, visitador de checas y ejecutor de quienes consideraba sus adversarios. Don Pedro había ayudado a Gálvez, un mal poeta, a sobrevivir durante años. El 27 de noviembre, le llegaron rumores de su inmediato «traslado» a Valencia. Ya lo había firmado Santiago Carrillo. Se trataba de unos «traslados» a Valencia muy fugaces, por cuanto el traslado finalizaba siempre en la hilera de la muerte de Paracuellos, ante el pelotón de fusilamiento del Frente Popular.

Don Pedro se encerró con el padre Ruiz del Rey, en una celda en la noche del 27. Salió fortalecido. De su puño y letra escribió a su mujer la última carta. Está fechada el 28 de noviembre de 1936, horas antes de ser pasado por las armas. En la carta, que le llegó a mi abuela a través del encargado de Negocios de México con tres años de retraso, don Pedro le relaciona las pequeñas deudas que ha dejado entre sus compañeros. Tranquiliza a la familia. Manda un profundo beso a sus hijos y les hace ver que su sacrificio es por España. Ordena a su mujer que se ocupe de su madre, allá en el Puerto de Santa María. Se reafirma en su Fe y le ofrece a Dios todos sus sufrimientos. Perdona a sus verdugos. Es una carta de dos cuartillas, emocionante y sintética. Algunos de sus hijos murieron sin leerla. En la postdata la última frase: «Como comprenderás voy tranquilo y libre de culpas».

A las seis de la mañana se oyó su nombre. Abrazos y despedidas. Los milicianos «Dinamita» y Riquelme -sus antecesores en el odio (le espeta Ussía a la Alcaldesa)-, le arrebataron el abrigo, rompieron sus gafas y para humillarlo, le cortaron sus largos y célebres bigotes. Con un alambre le ataron las muñecas y lo llevaron al camión de los afligidos. Ya en Paracuellos, pidió un cigarrillo. Había sido un fumador empedernido y llevaba diez años sin fumar. Un miliciano piadoso se lo encendió y lo puso en su boca. «Cuando queráis. Dentro de poco estaré en un lugar muchísimo mejor que éste».

 


Ayer pudimos leer este buenísimo artículo:
http://www.religionenlibertad.com/como-combinar-humor-antes-ser-fusilado-asi-era-53149.htm
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