Sábado, 20 de abril de 2024

Religión en Libertad

Los políticos, el lobby LGTBI y los homosexuales


Un homosexual que quiera llegar a la heterosexualidad no lo tiene fácil, y no sólo por la dificultad de la cuestión en sí; es que además ha de enfrentarse con casi toda la clase política y el lobby LGTBI, sin olvidar el relativismo, la ideología de género y las muy cuantiosas cantidades económicas que están detrás.

por Pedro Trevijano

Opinión

Esta semana ha llegado a mis manos, recién traducido al español, el libro Yo fui gay, de Luca di Tolve, publicado en Libros Libres. En septiembre del 2016 escribí un artículo sobre este libro en ReL. El valor de este libro es que demuestra con la experiencia del propio autor que se puede salir de la homosexualidad y por tanto quedan abiertas para ellos las puertas de la esperanza.
 
Luca di Tolve nos cuenta su experiencia personal, con un recorrido bastante típico en muchos homosexuales. Sus padres se separaron y creció con la ausencia de una figura masculina que le sirviera de contrapeso. Bastante pronto se inició en el mundo homosexual, siendo Mister Gay en Italia en 1990. Sus dotes organizativas montando cruceros para gays le hicieron una figura bastante conocida en esos ambientes. Con la ayuda de la terapia basada en las teorías de Joseph Nicolosi, recientemente fallecido, y de su fe recuperada, logró salir de su homosexualidad. Actualmente está casado y junto con su mujer ha fundado una organización llamada Lot para ayudar a los homosexuales a llegar a la heterosexualidad, así como a las familias, tanto padres como hijos, que sufren como consecuencia de esta problemática.
 
Pero es indudable que un homosexual que quiera llegar a la heterosexualidad no lo tiene fácil, y no sólo por la dificultad de la cuestión en sí, pues debe desearlo ardientemente, contar con la ayuda de alguien competente y apoyarse en su fe en Dios; pero es que además ha de enfrentarse con casi toda la clase política y el lobby LGTBI, sin olvidar el relativismo, la ideología de género y las muy cuantiosas cantidades económicas que están detrás. Pensándolo bien, la cuestión homosexual es diversa de la defensa del aborto, de la eutanasia, de las relaciones sexuales de todo tipo y a todas las edades y de la destrucción de la familia. Pero están entrelazados todos ellos, porque no creen en Dios o a lo sumo son agnósticos, y por tanto no aceptan ni las leyes divinas ni las de la naturaleza, ni hay criterios objetivos para distinguir el Bien del Mal, la Verdad de la Mentira. Eso sí, se declaran demócratas y tolerantes, permitiéndote opinar lo mismo que ellos, porque como se te ocurra discrepar, se te cae encima un señor multazo.
 
Por supuesto, te dicen que es imposible salir de la homosexualidad, aunque cada vez más gente en más países lo consigue. Y es que la ideología es la que prima sobre la realidad. Si los hechos dicen lo contrario, son los hechos los que están equivocados, nunca su ideología. Una prueba de ello lo tenemos en la “Proposición de Ley contra la discriminación sexual…”, que ya ha iniciado su camino en nuestro Congreso con los votos a favor de Podemos, Ciudadanos y PSOE, más la abstención del PP, por lo que su aprobación es segura. No voy a decir todas las barbaridades que recoge, porque tengo para escribir bastantes artículos. Hoy me limito a señalar cómo se coartan las libertades cívicas de los homosexuales y de los médicos, prohibiéndose a unos el intentar liberarse de sus ataduras y a los otros el libre ejercicio de su profesión.
 
Copio de la Ley:

“Artículo 94. 4. Son infracciones muy graves: c) Promover o llevar a cabo terapias de reversión de la orientación sexual o de la identidad de género. Para la comisión de esta infracción, será irrelevante el consentimiento prestado por la persona sometida a las mismas”. 

“Artículo 96. Sanciones: 3. Las infracciones muy graves serán sancionadas con multa de 20.001 euros hasta 45.000 euros, y además podrá imponerse alguna o algunas de las sanciones accesorias siguientes”.
 
Creo que era Tarradellas quien decía que a un político se le puede perdonar casi todo, menos hacer el ridículo. Con estas leyes de la ideología de género, leyes literalmente demoníacas según el Magisterio de la Iglesia, los políticos que las voten traspasan todas las líneas rojas de imbecilidad y maldad.
 
Y para que vean que no exagero recuerdo las palabras que el Papa Francisco dijo a los obispos polacos el 27 de julio del 2016 en Cracovia: “En Europa, en América, en América Latina, en África, en algunos países de Asia, hay auténticas colonizaciones ideológicas. ¡Y una de ellas –lo digo claramente con ‘nombre y apellidos’– es la ideología de género! Hoy a los niños (¡a los niños!) se les enseña esto en el colegio: que cada uno puede escoger su sexo. ¿Y por qué enseñan esto? Porque los libros son de las personas e instituciones que te dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible… Hablando con el Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: ‘Santidad, ¡ésta es la época del pecado contra Dios Creador!… Dios ha creado el hombre y la mujer. Dios ha creado el mundo así, y así, y así… y nosotros estamos haciendo lo contrario'".
 
Pero digan lo que digan los Papas y el Magisterio, me temo que estas leyes inicuas van a seguir adelante. Los derechos humanos (los de verdad, los de la Declaración de 1948) y la democracia están en peligro. Esforcémonos en defenderlos.
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