Viernes, 19 de abril de 2024

Religión en Libertad

Jesús en «Los Vengadores»


Ahí está la Gran Pregunta. ¿Quién es tu Señor, a quién sirves? Es la forma correcta de recordar a la gente que ese es el sentido de la vida, la Pregunta de las Preguntas. ¿Para qué vivir? 

por Pablo J. Ginés

Opinión

En apenas una semana Los Vengadores: la Guerra del Infinito ha superado los 2 millones de espectadores en España y ha recaudado a nivel mundial mil millones de dólares en apenas 11 días. Todo un récord. Es el fruto de 10 años de películas de superhéroes Marvel, concretados en 18 títulos, que además se han construido cuidadosamente con respeto a medio siglo de nostalgia respecto a muchos de los cómics originales, de los años 70. 

Es un fenómeno de masas. Cultura de masas. Es difícil encontrar algo que sea más "de masas" que esto, excepto quizá el fútbol. Y además educará a varias generaciones. A los niños que hoy tienen 10 años les sigue gustando la primera película de Los Vengadores de hace una década. 

Es una historia cósmica, colosal, titánica...  El poderoso Thanos, que disfruta contemplando una puesta de sol, tiene una obsesión: eliminar la mitad de los seres inteligentes del universo, para que el universo sea ecológicamente sostenible. Quien tenga cultura bíblica recordará Mateo 24, 40-41: "Dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en el molino; una será llevada y la otra será dejada". Quiere la tecnología que se lo permita.

Dos docenas de héroes intentan evitarlo. Son muchos y de grupos y mundos muy distintos. A veces chocan y hay cierto caos entre ellos. 

En cierta ocasión, el Doctor Extraño, maestro de las artes místicas, choca con Los Guardianes de la Galaxia, a los que no conoce. "¿Quién es vuestro señor, a quién servís?", pregunta el hechicero heroico al terrestre Peter Quill, Starlord. Éste, personaje más bien irreverente, responde: "¿Que a qué señor servimos? ¿Qué se supone que tenemos que responder? ¿Jesús?"

Hay espectadores en Estados Unidos que se han quejado de que era un chiste poco respetuoso con la fe cristiana y que en su sala de cine no hubo risas en esta escena.

En la sala de Madrid donde fui yo sí hubo risas. Pero a los cristianos que conozco nos gustó. Ahí está Jesús, en el centro de la película más popular de las últimas décadas.

Más aún: ahí está la Gran Pregunta. ¿Quién es tu Señor, a quién sirves? 

Es la forma correcta de recordar a la gente que ese es el sentido de la vida, la Pregunta de las Preguntas. ¿Para qué vivir? 

Los que hayan visto la película entenderán que la vida es algo que fácilmente se nos escurre entre las manos. Ahora estamos aquí, pero enseguida podemos dejar de estar. Más aún, sabemos que eso es lo que nos va a pasar.

La gran pregunta tiene respuesta. Y la respuesta -hasta un pagano la entendería- es "estamos aquí para servir a un señor que lo merezca". 

Es importante elegir a quién sirves, quién tiene señorío sobre tu vida. Cuando murió la Reina Isabel, Francisco de Borja, muy entristecido, decidió "nunca más servir a señor que se haya de morir" y se volcó en la vida religiosa, llegando a ser santo. 

Habrá quien diga "pues yo no sirvo a nadie", pero se autoengañará. Sirve a un montón de señores, gime bajo varios señoríos (desde su propio ego a su estómago, o su partido o esas series de Netflix que devoran su tiempo) y ni siquiera se da cuenta. El peor esclavo es el que no sabe que es esclavo. 

El hombre libre es el que libremente escoge a quién servir, igual que la zorra pide al Principito que la domestique: es una relación personal de servicio. O sirves como persona o sirves como tuerca en engranaje. Lo humano es servir como persona, y tratarte con tu Señor. Por eso San Pablo compara la relación entre el hombre y Dios con la relación entre el esposa y la esposa: una unión en servicio.

La pregunta la planteaba ya Excalibur de John Boorman. "¿Cuál es el secreto del cáliz, a quién sirve?", preguntaba la voz misteriosa a Sir Perceval, que buscaba el Grial. En la película, la respuesta es "A ti, tú eres Arturo", símbolo del Rey que Da Vida. A su vez, eso remite al verdadero Rey de Reyes que da la Vida Eterna, que es Cristo. No habrá vida sin servicio al Señor de la vida. 

Es curioso constatar que en español se hable de "señor" cuando Los Vengadores, en inglés, no usan la palabra, religiosa, "Lord", sino "Master", que sería traducida como "amo". "Who is your Master?", pregunta el Doctor Extraño. "Which master do I serve? What am I supposed to say? JESUS?" 

La traducción española "señor" es mucho más adecuada, por ser más teológica. 

Resulta también relevante que el actor que pronuncia la frase con tono de mofa es Chris Pratt, un actor sinceramente cristiano, que maduró su fe a los 19 años, cuando veía la posibilidad cierta y cercana de caer en la droga y el alcohol en Hollywood. Pratt habla de su fe con cierta frecuencia pero sin hacer bandera de confrontación con ella. Es un chico majo interpretando a un personaje gamberro. 

Él es quien menciona a Jesús, él pronuncia el Nombre sobre todo Nombre en la película de los mil millones de dólares.

Y la gran pregunta así resonará: ¿quién es tu Señor, a quién sirves? 

Cuidado con el pluriempleo. El mismo Jesús lo recuerda:  "Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro". Pero podemos ir al cine a divertirnos y emocionarnos... y allí encontrarnos con la Pregunta que exige respuesta.  

¿Quién es tu Señor? ¿A quién sirves? 
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