Viernes, 19 de abril de 2024

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¡Jag Sucot Saméaj!

por Wiederholen

Al atardecer de este domingo 27 de septiembre de 2015, se iniciará la fiesta de Succot, 15 de Tishri de 5776 del calendario hebreo. 

"Y subirán [los pueblos del mundo Jerusalem] año tras año
 a prosternarse frente al Rey D-s de los ejércitos, y a celebrar
la fiesta de Sucot".[1]
 
Con estas palabras el profeta Zejariá [Zacarías] invita a las naciones del mundo a compartir la alegría de la fiesta con la que se cierra el ciclo de las cosechas del verano en Erets Israel [la Tierra de Israel] : la fiesta de Sucot. En su visión mesiánica, todos los pueblos, indistintamente de la fe que profesaran, se reunirían en la ciudad de Jerusalem para que sus tierras fueran bendecidas con lluvia y productividad.  Sucot,  HeJag - La fiesta, como también se la llama -, no sólo congregaría al festejo del pueblo judío, sino a una celebración de y para toda una Humanidad que se uniría en el gozo de afirmar la soberanía de D-s sobre el mundo.
 
Este carácter mesiánico de la fiesta de Sucot - el pedido por la unidad en el mundo - tenía una concreta expresión física: durante los siete días de esta festividad, setenta bueyes eran sacrificados para pedir por el bienestar y la felicidad de las setenta naciones del mundo. Sin perder el carácter nacional de esta celebración - todo el pueblo judío estaba reunido en Jerusalem- se enfatizaba el hecho de que D-s gobierna sobre todo el mundo y de que todos los seres humanos nos hermanamos bajo Su trascendente Reinado.
 
¿Por qué elegir a la fiesta de Sucot para que porte este carácter universal - el mensaje de la unidad de los seres humanos en Jerusalem -?  La primerarazón   quizás  radique  en   lo extraordinariamente festivo de esta celebración. Terminada la última cosecha - de ahí su nombre de Jag Haasif -, la gente se reunía con una alegría inusual, producto de haber concluido con el trabajo pendiente. Si a eso le sumamos los himnos que se cantaban, Simjat Beit Hashoevá - la ceremonia por la cual se pedía por lluvias, en donde antorchas encendidas en el Beit Hamikdash iluminaban a toda la ciudad de Jerusalem,  se tocaba música, y habían canciones y danzas -, y la enseñanza de la Torá en público por parte del rey cada siete años (el Hakel),el marco que se lograba era de un profundo gozo popular. Quien quiere hablarle a toda la humanidad, y dirigirle un mensaje de unión y hermandad, no encontrará una ocasión mejor que la de compartir alegrías. Cuando deseamos acercar a alguien a nuestra casa para transmitirle algo importante, vestimos a nuestra mesa con los mejores manteles y creamos un clima festivo que predispone al invitado al diálogo y a la comunicación. Para convocar a todo el género humano a la unidad y al reconocimiento del reino de D-s, qué mejor que Sucot,cuando convergían muchas razones para estar felices. Compartiendo nuestra alegría generamos alegría; predisponemos al otro para el bien y para la escucha mutua.
 
¿Podemos trasladar algo del deseo mesiánico de Sucot a nuestros días?¿Qué es lo que debemos hacer para mantener parte de su mensaje debienestar para todas las personas?
 
Muy probablemente la respuesta a estos interrogantes se encuentre en el concepto de la alegría que marca a fuego esta fiesta de Sucot;en esa alegría contagiosa que une a cada individuo que la festeja. En Sucot esperamos que todos estén felices, pues entendemos que la alegría de los demás incrementa nuestro propio gozo; que el bienestar de nuestro prójimo debe ser otra razón para acrecentar nuestra satisfacción. Un mundo donde cada persona es feliz  con y por la  felicidad de los  demás es un mundo de donde se desterraron la envidia y la intriga; donde el hombre mide sus logros según el esfuerzo que encauzó en ellos, y no en comparación a los fracasos de los demás. El espíritu mesiánico se mantiene en Sucot, y así en nuestras vidas, cuando sin existir ahora korbanot ni Simjat Beit Hashoevá deseamos para la humanidad la misma alegría con la que disfrutamos nosotros mismos de Sucot.
 
Sucot  nos enseña que el crecimiento, la mejora, la superación y la alegría de los demás incrementa la del mundo todo y, consecuentemente, nuestro propio desarrollo y gozo. Nos impulsa a crear una sociedad levantada bajo la amigable sombra de la Sucá; esa Sucá que nos habla de paz y unidad entre los seres humanos. Para que D-s, con Su misericordia, cumpla con la visión de los profetas, y con nuestro deseo de cada Shabat y de cada fiesta: "ufrós aleinu sucat shlomeja" - "que D-s nos cubra con la Sucá de la paz".
 
Quiera D-s que Sucot les traiga a todos nuestros lectores, y no lectores también, incontables alegrías,
gozo y esperanza.
 
Quiera D-s que veamos en esa alegría una fuerza edificante capaz de transformar el mundo, comenzando por nuestros más cercanos,
y multiplicando esa alegría entre todos.
 
Y quiera D-s que este Sucot nos encuentre más realizados,
más felices, más completos, celebrando las incontables oportunidades
con las que nos regala la vida diariamente.

[1]Zejariá  [Zacarías] 14:16

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