Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

Un hombre blanco seducido por la Nación del Islam, sólo para negros

Se hizo musulmán, intentó unir a Cristo con Mahoma y al final descubrió la Iglesia: un viaje único

Dustin se hizo musulmán por rebelión contra la primacía del hombre blanco... pero a medida que se acercaba a Cristo intentaba compatibilizarlo
Dustin se hizo musulmán por rebelión contra la primacía del hombre blanco... pero a medida que se acercaba a Cristo intentaba compatibilizarlo

P.J.Ginés / ReL

Dustin Quick es un canadiense que en la universidad se sintió culpable por ser blanco y occidental… y decidió hacerse musulmán, pero tanteando una rama muy heterodoxa: la Nación del Islam, el peculiar grupo al que pertenecía el difunto boxeador Mohamed Alí.

El Islam siempre se ha  presentado como una revelación que completa o mejora al cristianismo y el judaísmo. Pero a medida que Dustin lo estudiaba, veía que las cosas no cuadraban. Esta es la historia de su viaje hacia la fe católica.

Una infancia peculiar
Dustin Quick nació en London (Ontario, Canadá) en 1983 en un hospital católico como un bebé prematuro en circunstancias duras. “Mi abuela Margie, la guerrera orante de la familia, recibió un mensaje del Espíritu Santo horas antes ordenándole ir a un campo, sola, e interceder por nosotros. Su oración fue eficaz. Considero un milagro mi supervivencia. Desmentí el pronunciamiento de los doctores de que mis minusvalías me dejarían en silla de ruedas, aunque tengo una parálisis cerebral ligera. Después de tres meses en una incubadora, llegué a casa”.

Su abuelo paterno era un predicador pentecostal. La rama materna de la familia era católica, pero aunque los padres de Dustin se habían casado por la Iglesia Católica y habían bautizado al bebé católico, nunca le dieron formación católica. Nunca hizo la primera comunión. Del catolicismo sólo conocía a su otra abuela, Mary. “Nunca me habló abiertamente de su fe católica, pero era la mujer más humilde y sacrificada que conocía. Nunca hablaba mal de nadie”.

Adolescencia entre rebelde e indignada
En la adolescencia, en el instituto y la universidad, Dustin llegó a la conclusión de que el cristianismo era hipócrita. Por ejemplo, la sociedad, en un país “cristiano”, le permitía ir a bares y emborracharse, ir a clubs de alterne. Podía llevar una cruz al cuello y, por ejemplo, hablar groseramente a las mujeres. Por supuesto, la fe cristiana enseña que eso está mal, pero él pensaba que la sociedad y el cristianismo eran hipócritas al decir que está mal… pero permitirlo legal y socialmente. Para colmo, ¡podías hacer de todo y Jesús te perdonaría!

Después escuchó una canción de hip-hop, Killah Priest, que le “reveló” un “secreto”: los hebreos antiguos no eran europeos rubios, ese Jesús rubio de los cuadros era el maquiavélico político César Borgia… En realidad, las personas originales eran negras.

Empezó su diplomatura de Relaciones Internacionales en la Universidad de Windsor (Canadá) y lo hizo con un enfoque de lo más alternativo.

Conspiración mundial contra los negros
Se volcó en estudiar apasionadamente teorías sobre  “Los que tienen el poder”, que habían conspirado -creía él- para ocultar la realidad del hombre negro, el hombre verdadero. Los blancos, concluyó, usaron una religión blanca, el cristianismo, y se inventaron su Cristo blanco, para engañar a los negros. Así hicieron pobre a África. Los negros aparecen en los libros de historia como miserables esclavos: a los niños occidentales no les enseñan la gloria de los negros antiguos. Los blancos hacían que los negros adorasen como divino al Hombre Blanco, el mismo que les oprimía, a través de su Cristo blanco.

Leyendo y creyendo todo esto, Dustin recuerda: “Me sentí como si descubriera el Santo Grial. ¡Si la gente negra supiera la verdad podría cambiar su condición” ¿Quién podía divulgarla? Él, que era blanco y había tomado conciencia.

Después llegó a la conclusión de que el pueblo originario, aquel pueblo negro magnífico de los orígenes, debía probablemente tener una religión, que no fuera la falsedad del hombre blanco. Eran el pueblo primero, que debió caminar con Dios, estar cerca de Dios, conocer a Dios…

Buscando por Internet (más que en libros de historia) llegó a una web del líder afroamericano Malcolm X, con textos de Warith Deen Mohammed, hijo de Elijah Muhammed, segundo líder de la Nación del Islam, un grupo más que peculiar que la mayoría de musulmanes no reconoce como verdaderamente islámico. Era una conferencia de los años 50 y le cautivó.

De los negros al Islam
La conferencia venía a decir que el hombre original, negro, recibió la sabiduría de Dios mediante los profetas antiguos, que eran de piel oscura y de Oriente Medio. El Islam era esta revelación, y una religión muy lógica: un Dios para todos.

 Dustin no podía hacerse de la Nación del Islam, puesto que este grupo sólo acepta negros. Además, Nación del Islam es tremendamente heterodoxa: contra el Islam real, aseguran que Dios en persona se hizo hombre en la persona de Fard Muhammad, en Detroit en 1930. Eso le parecía a Dustin demasiado “cristianizante”, un Dios que se hace humano. Además, Nación del Islam dudaba o negaba la vida tras la muerte.

Dustin se decidió por un Islam más ortodoxo, aunque sin abandonar sus simpatías por los negros y su pasión por las “conspiraciones” del hombre blanco.


Un encuentro de Nación del Islam; hombres a un lado; mujeres con la cabeza tapada al otro; es un grupo más que heterodoxo, que cree que Alá se encarnó y caminó por Detroit en los años 30, y que solo los negros pueden servirle en su nación

El papel de Jesús
Conoció a un excatólico convertido al Islam, un gran apologeta musulmán, cuyas loas a la doctrina islámica le convencían, excepto por un tema: Jesús.

El Islam asegura que Jesús no murió ni sufrió en la cruz. Sólo lo “pareció”, mediante algún tipo de ilusión o engaño. Dios no podía permitir que su Profeta Jesús, tan amado por él, sufriese en la cruz. Y como Jesús no murió, no resucitó. Todas las historias cristianas sobre que el buen profeta Jesús murió y resucitó son, según el Islam, manipulaciones de textos antiguos, una gran conspiración para manipular los registros de los hechos.

Por suerte, añaden, Alá envió a Mahoma para enseñar la verdad plena. Jesús, para el Islam, fue un gran profeta que predicaba el Islam, no el hombre-Dios de la Trinidad cristiana.

Hijo musulmán en una casa cristiana
En 2006, con 23 años, Dustin profesó su creencia en un solo Dios, Alá, con su profeta Mahoma. “Mis padres quedaron devastados”, recuerda.

Como vivía con ellos, pactaron que él les seguiría acompañando a la Iglesia Presbiteriana los domingos. Esperaban que Cristo, de alguna manera, llegase a él. Pero se le permitía rezar a Alá en su cuarto.

“Odiaba ir a la iglesia, odiaba las canciones. Cuando hablaban de la divinidad de Jesús yo la sustituía en mi mente con la palabra Dios/Alá. Cuando hablaban del sacrificio de Cristo, yo recitaba: audu billahi minash Shaytannir rajiim” (“Me refugio en Dios de Satán el acusador”).
 
“Recuerdo haber visto La Pasión de Cristo con mi familia”, explica, refiriéndose a la película de Mel Gibson. Su madre lloraba y le decía a su hijo con la voz rota de emoción: “No me creo que pienses que esto no sucedió”.

Para entonces Dustin llevaba siete años como musulmán y puso un rostro imperturbable. Pero por dentro se sentía mal. Hoy dice que el Espíritu Santo estaba empezando a agujerear su corazón de piedra rebelde. Al acabar la película subió a su habitación, se postró y oró con estas palabras: “¿Por qué me siento así? ¿Qué me haces? ¿Me está confundiendo Satán después de que me enseñaste el camino del Islam?”

Pero no cambió de vida y se sumergió más y más en la apologética islámica, en la argumentación a favor del Islam.

En su entorno musulmán se le consideraba un experto en cristianismo, alguien que podía refutar el cristianismo desde el Islam. Pero la verdad es que él no sabía casi nada de la Biblia ni de Historia del Cristianismo, sólo algunos versículos que se usan en teología islámica. Si algo en la Biblia no le gustaba, simplemente decía que era un error incorporado por Pablo o el Emperador Constantino en el siglo IV.

No es que fuera ningún experto en cristianismo antiguo: él se había hecho musulmán cuando estudiaba una diplomatura de Relaciones Internacionales en la Universidad de Windsor (Ontario, Canadá) y su Master en Historia se centraba sólo en la Nación del Islam, un fenómeno nacido en EEUU en la segunda mitad del siglo XX.

La atracción del hombre-Dios
En 2008 desarrolló una amistad con un especialista en Islam antiguo y religiones de Oriente Medio que estaba completando su tesis doctoral para la Universidad de Michigan. Pero era un miembro de la Nación del Islam y buscaba justificar las extrañas doctrinas de este grupo sobre que Fard Muhammad había sido el Mesías prometido, imagen de Dios. Insistía en que en el islam antiguo había una tradición de que Dios tenía una forma que había servido de modelo a la de Adán, lo que daría una cierta corporeidad a Dios.


Un encuentro en Nación del Islam, con órgano y predicadores; algunos elementos le asemejan más a una iglesia negra que a una mezquita musulmana

Eso le hizo pensar a Dustin en la idea del “hombre-Dios” o de la corporeidad de Dios, y en si figuraba de alguna manera en los profetas antiguos.

A través de ese estudioso, conoció a un amigo de él por Internet, otro entusiasta en la relación entre el Corán, el Islam, su relación con la Biblia… y ese hombre-Dios. Se hicieron amigos por la Red.

Un día, Dustin le comentó, con humor, cuando hablaban de la idea de que Dios pudiera ser un hombre perfecto, glorificado, exaltado:
- Ey, amigo, ¿sabías que eso es lo que creen los cristianos de Jesús?

Pero, para su asombro, resultó que su amigo también lo creía. Las profecías acerca del Dios con su pueblo eran ciertas, corporalmente ciertas, y se cumplían en Jesús, defendía este hombre.

Dustin quedó muy impactado. “Me tumbé en el suelo de mi habitación en posición fetal, sollozando. Le lloraba a Dios, preguntando por qué me revelaba a Jesús así. No era justo. ¿Cómo podía yo aceptar a aquel de quien me burlaba, al que odiaba?”

Pero mantuvo el trato con su amigo. Hablaron durante dos años de ello, con una taza de café junto a la pantalla del ordenador, uno en Canadá, el otro en Estados Unidos. Podían hablar también de teología cuatro o cinco horas seguidas por teléfono.
Pero aún eran musulmanes ambos. Unos musulmanes muy heterodoxos, eso sí. Su tesis ahora es que el Islam era verdadero porque reafirmaba la enseñanza de la Biblia y de Cristo.

“Nuestra misión era enseñar a los cristianos que debían hacerse musulmanes porque el Corán y Mahoma confirmaban lo que ellos ya creían. Eso sí: puesto que Mahoma es el profeta definitivo, su jurisprudencia religiosa, la sharia, es vinculante. Sí, la redención era mediante Cristo que salva, pero la obediencia a Mahoma era obediencia a Dios –Padre, Hijo y Espíritu Santo- porque Dios envió a Mahoma y lo validó”.

O sea, un lío. Pero con Jesús como eje y salvador.

Cuando Jesús es el centro
“Dejando a un lado la extrema heterodoxia, una cosa era cierta: había experimentado una conversión real a Jesucristo. Mi corazón estaba quebrantado ante mis pecados. Amaba tanto a Aquel que murió por mí que no podía estar cinco minutos sin pensar en el Señor. En mi corazón sentía la presencia constante de Dios, no importa lo que estuviese haciendo”.

Y empezó a leer autores cristianos, protestantes, mientras experimentaba cómo Cristo crecía en su corazón y aumentaba su rechazo al pecado. “Como diría Paul Asher: si no tienes una nueva relación con el pecado, no tienes una nueva relación [de conversión] con Dios”.

Construyendo un "Crislam"
Él intentaba una mezcla entre cristianismo e Islam. Por ejemplo, señalaba que el Corán critica la Trinidad que define como Dios, María y Jesús. Pero la verdadera Trinidad es la del Padre, el Hijo y el Espíritu.  Por lo tanto, el Corán no critica la verdadera trinidad. Y así, con muchos otros temas conflictivos, argumentaba que lo equivocado no era el Corán, sino 1.400 años de interpretación errónea del Corán. El Islam de casi todo el mundo había estado equivocado… hasta que llegó Dustin Quick con la versión correcta. Estaba inventando una especie de “Crislam”.

Y, mientras tanto, iba a su iglesia presbiteriana un par de veces por semana. ¡Los pastores le pusieron a dirigir un estudio bíblico en una casa con gente interesada en la Biblia!

Se hacía preguntas peculiares. Si Jesús ordenaba tomar y beber vino, ¿cómo es que Mahoma insistía en que beber vino es un grave pecado? ¿Cómo podía llamar impío a algo declarado santo?

Llegó a la conclusión de que observar los aspectos externos del Islam era opcional. Según Romanos 14, lo importante era tener “libertad en Cristo” y seguir la conciencia.

Llegó un momento en que incluso su heterodoxo amigo le dijo que se había extralimitado: nadie, nunca, en la historia del Islam había defendido una síntesis como la suya. “Yo había creado mi propia versión del Sola Scriptura de la Biblia y del Corán; había creado mi propia religión de la que yo era mi propio Papa”, reconoce hoy Dustin.

¿Dónde en la Biblia se profetiza a Mahoma?
Por último pensó: si después de Cristo tenía que llegar una nueva revelación, un nuevo profeta que renovase la alianza (como Mahoma) debería estar anunciado en algún sitio, y con abundancia. De hecho, los apologetas del Islam a veces dicen que cuando Jesús habla de que vendrá un Paráclito o Defensor que enseñará la verdad plena, se refiere a Mahoma. (Los cristianos tienen claro que se refiere al Espíritu Santo). Pero Dustin pronto comprendió que no había tales promesas de un profeta definitivo tras Cristo.

Así que rompió con el Islam y con su compañero de tantas horas de teología, al que aún recuerda como su mejor amigo.

Un cristiano protestante
En su iglesia presbiteriana conoció en 2013 a Tanya, la chica que sería su esposa. “Era una discípula de Cristo seria y comprometida que había vivido una conversión auténtica: había sido liberada de uan vida de abusos y alcoholismo. Siempre me había preguntado si alguien me podría amar con mi discapacidad. Mi miedo al rechazo se resolvió. Nos casamos en una iglesia pentecostal en febrero de 2014, con mi tía y mi tío, pastores pentecostales, como oficiantes”.

Tanya era eficaz depurando el cristianismo de Dustin. Cuando él improvisaba una doctrina alocada, ella preguntaba: “¿dónde está eso en la Biblia?”

Empezó a estudiar autores calvinistas. También se acercó a algunas lecturas de los Padres de la Iglesia antigua. Cuando veía que algunas creencias de los cristianos antiguos no parecían encajar bien con las enseñanzas calvinistas le respondían: “Si no está en la Biblia” (o más bien en su lectura calvinista de la Biblia) “entonces no es cierto”.

Un amigo vuelve al catolicismo
Pero una noche de octubre de 2014 recibió un mensaje de texto de su amigo Sam. Había sido católico en su juventud, pero potenció su relación con Cristo en entornos protestantes. Se había hecho protestante pero ahora volvía al catolicismo. “He estado estudiando las afirmaciones y la historia del catolicismo, creo que voy a volver a la Iglesia. Quizá deberías visitar esta web, Catholic Answers; es un material genial”, le escribió.
Dustin le respondió asombrado y molesto. “¿Has leído Gálatas? No necesito tradiciones de hombres”.

En esa época, dice, estaba convencido de que los católicos eran adoradores del demonio, que los papas malignos y el Vaticano modificaban los alimentos genéticamente, que eran autores de desastres naturales, de religiones falsas o que sacrificaban bebés a Lucifer. Era muy absurdo, pero era su postura.

Al catolicismo, empezando con un teledebate
Sam le recomendó escuchar un debate en Internet entre James White, un personaje que Dustin admiraba, y Tim Staples (aquí, en audio en inglés en YouTube). Staples era un católico enamorado de Cristo que de verdad sabía de la Biblia. Aseguraba que la Iglesia Católica era la misma iglesia que la de los antiguos cristianos, la que Cristo fundó. Aunque durante el debate Dustin aplaudía al tertuliano protestante, en su corazón iban aposentándose los argumentos católicos.


El católico Tim Staples y el protestante baptista Jim White han participado en varios debates relevantes sobre la fe; a Dustin el debate le llevó a investigar la fe de los Padres de la Iglesia y el cristianismo antiguo
 
Esa noche no pudo dormir y se volcó en Internet estudiando a los Padres de la Iglesia, buscando algún protocalvinista. Pero lo que descubría es que la Iglesia antigua era sacramental, como la católica; era jerárquica, como la católica. Era autoritaria, como la católica.

La comunión en la Antigüedad no era un símbolo, sino el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad del Señor Jesucristo. El bautismo no era simbólico, sino que regeneraba de verdad, daba gracia salvífica de verdad, quitaba el pecado original. Los santos eran “adorados”, sino venerados. Su intercesión era poderosa por su participación en la vida de Dios. María era Madre de Cristo y de todos los cristianos, era Arca de la Nueva Alianza, era Reina Madre, una reina madre al lado del trono de los reyes de Judá.

En cuanto a los papas, según fue leyendo y estudiando, pese a 2.000 años de historia y numerosos papas corruptos, ineptos o malvados, nunca habían enseñado errores, y su Magisterio iba ligado a la enseñanza eclesial solemne. Ver siglos de pecadores y avatares históricos incapaces de destruir la Iglesia y el Papado le convencieron de que Jesús decía la verdad a Pedro: “Tú eres Kefas [Roca] y sobre esta roca edificaré mi iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

Al final, dice Dustin, Jesús fundó una sola Iglesia, no 30.000 denominaciones que no pueden ponerse de acuerdo ni en cosas básicas como el bautismo o la Eucaristía.

Y si la Biblia era fiable y merecía confianza es porque Jesús inspiró a la Iglesia que Él fundó para proteger, preservar y difundir esa enseñanza.


Dustin, con barba, junto a su esposa Tanya y su bebé

Así, Dustin y su esposa Tanya fueron recibidos en la Iglesia Católica en la Vigilia Pascual de 2015.
Dustin entiende que muchas personas vean con escepticismo su opción católica, después de un itinerario tan alocado. Pero él recuerda que fue bautizado como católico ya de bebé: “mi viaje muestra la gracia del Espíritu Santo que trabaja en el bautismo; he vuelto a donde empecé. Ya estoy en casa, en la plenitud de la fe cristiana”.
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