Miércoles, 24 de abril de 2024

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Ha muerto Besse Cooper… ¡¡¡una chavalita de ciento dieciséis años!!!

por En cuerpo y alma

  
Besee Cooper
           A los ciento dieciséis años y noventa y nueve días de larga vida, en una residencia para ancianos de la ciudad de Monroe, en el Estado de Georgia, en el sureste de Estados Unidos, ha muerto anteayer Besse Cooper. Besse era considerada la persona más vieja del mundo desde enero del año pasado, cuando contaba con 115 años de edad, y aunque en mayo el Guinness de los Récords descubrió a una brasileña, María Gomes Valentí, 48 días más vieja que ella, ésta murió apenas un mes después del hallazgo, con lo que Besee recuperó su título. Con la muerte de Besee, la nueva reina de la longevidad es Dina Manfredi, otra norteamericana de 115 años de edad, seguida de cerca por el japonés Jiroemon Kimura, 15 días más joven.

            Besee Cooper sería la octava persona más longeva de la que el registro histórico guarda noticia. Un registro que, por cierto, es coto privado de las mujeres, y en el que el primer hombre inscrito, el norteamericano Christian Mortensen, apenas ocupa el décimo puesto, con 115 años y 252 días de vida. Y coto también de los norteamericanos, con siete registrados entre los doce primeros. El récord de resistencia a la muerte lo tiene al día de hoy la francesa Jeanne Calment, que murió en 1997 con 122 años.
 
            Besee Berry Brown había nacido en el estado de Tennessee el 26 de agosto de 1896, la tercera de ocho hermanos, mudándose al vecino estado de Georgia durante la Primera Guerra Mundial para buscar trabajo de profesora. Sólo se casó una vez, a la edad de 28 años, en 1924, -hace pues la friolera de 88 años-, con  Luther Cooper, de quien como ocurre en Estados Unidos, tomó el apellido. A él estuvo unida hasta que murió en 1963, 39 años pues, y con él tuvo cuatro hijos. Besee jamás pasó por un quirófano, desde que quedó  viuda y hasta que tuvo 105 años de edad vivió sola en su granja, y recordaba los festejos de entrada en el s. XX, cuando tenía tres años de edad. Siendo jovencita se adhirió a la causa sufragista que consiguió el voto para sus compatriotas en 1920, siendo ella misma una de las primeras norteamericanas en ejercerlo. Al cumplir ciento quince años, sus vecinos le dieron su nombre a un puente en la carretera de la iglesia de la Nueva Esperanza. Lo último que hizo en su vida fue ver un video de Navidad, y según su geriatra, fue capaz de leer hasta los últimos momentos de su vida. Besee deja cuatro hijos, doce de nietos y quince biznietos, pero curiosamente un único tataranieto.
 
            Fíjense Vds. qué detalle más bonito: Besse atribuía la clave de su larga longevidad a no haberse metido nunca en los asuntos de los demás, y sostenía que la mejor época de su vida fue su novena década, es decir, la que siguió a sus ochenta años.
 
            Para que se hagan Vds. una idea de la antigüedad de Besee, baste decir que el mismísimo día en que la muchacha nacía, en Filipinas un tal Andrés Bonifacio pronunciaba el grito de independencia del país, desencadenando con él la llamada revolución katipunan que pondría fin a la presencia española en el archipiélago. Si Besee hubiera sido española, habría vivido el desastre del 98, la regencia de María Cristina, el reinado de Alfonso XIII, los asesinatos de Cánovas del Castillo, Canalejas o Eduardo Dato, la dictadura de Primo de Rivera, la República, la Guerra Civil y los cuarenta años de franquismo, así como treinta y siete de democracia. ¿No es increíble?
 
            Siendo norteamericana, ha vivido el mandato de veintiuno de los cuarenta y cuatro presidentes que ha tenido Estados Unidos. Cuando nació era, de hecho, presidente Grover Cleveland, ¿les suena? Cuando su país pone fin a la Guerra del Vietnam en 1975, Besee es una jovencita de ochenta años de edad que pasa, según sus propias palabras, por lo mejor de su existencia, y que aún tiene por delante treinta y siete largos años de vida.
 
            El año en que nació Besee, reinaba en Inglaterra la reina Victoria y era papa León XIII; Wilhelm Rontgen descubría los rayos X y Henri Becequerel la radiactividad; se celebraban los primeros juegos olímpicos de la era moderna; Giacomo Puccini escribía La Bohème y morían Alfred Nobel y Clara Schumann. Besee ha conocido la Guerra de los boers o la Guerra ruso japonesa, así como, por descontado, la Revolución Rusa, que le pilló mayorcita, no vayan a creer Vds., veintiún añazos ya.
 
            El mismo año que ella, nacían el poeta francés André Breton, el novelista norteamericano John Dos Passos y el poeta español Gerardo Diego; el anarquista español Buenaventura Durruti; la primer ministro israelí Golda Meir; y por cierto, la italiana Venere Pizzinato, otra superveterana muerta el año pasado, el 23 de noviembre de 2011, es decir, con sólo un año menos que Besee, lo que demuestra que la de 1896 fue una buena cosecha.
 
            Descanse en paz Besee Cooper, que haya tenido un buen encuentro y que Dios la premie en el Juicio Final con una segunda vida eterna, tan feliz como parece haber sido la primera.
 
 
            ©L.A.
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