Viernes, 19 de abril de 2024

Religión en Libertad

García Morente: filósofo, converso y persona buena


Morente resulta grandemente interesante por su persona y obra, así como por sus relaciones con diversas personalidades e instituciones de diverso signo.

por José María Montiu de Nuix

Opinión

El 7 de diciembre de 2017 es el 75º aniversario del fallecimiento de don Manuel García Morente. Se trata pues de una efeméride muy importante, un gran evento. Morente resulta grandemente interesante por su persona y obra, así como por sus relaciones con diversas personalidades e instituciones de diverso signo. Tales, son, por ejemplo: don José Ortega y Gasset y la Escuela de Madrid, don Francisco Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza, etc. Don Antonio Millán Puelles dijo sintéticamente de Morente: fue “uno de los pensadores españoles más insignes y representativos de la primera mitad del siglo XX”. También que “Morente es todo un símbolo, intelectual y personal, de un tiempo".
 
¿Quién es Morente? Para unos es un filósofo; para otros, un converso… Para mí sobre todo es una persona que logró ser buena. Acto seguido ilustro esta afirmación con algunos testimonios sobre su ejemplaridad.
 
Monseñor Leopoldo Eijo y Garay, obispo de Madrid-Alcalá durante cuarenta años (19231963), acogió a Morente como seminarista, lo ordenó sacerdote y lo tuvo en su presbiterio diocesano. Don Leopoldo afirmó sobre la ejemplaridad de Morente: “En el presbiterio fue alta y viva llama de luz y de caridad... No sabrá vivir sino para Jesús”. Malogradamente, Morente, que había sido ordenado presbítero en diciembre de 1940, tres años después de su conversión, falleció en diciembre de 1942. Esta muerte afectó mucho al Patriarca de las Indias Occidentales, don Leopoldo, pues “esperaba mucho de él para bien de las almas”. “Sólo me consoló la idea de que Dios le había llamado a Sí cuando vivía aún en el apogeo de su fervor; de las amorosas emociones del altar se lo llevó a la beatitud del Cielo”. Cuando falleció, “su alma se hallaba en un grado máximo de fervor… madura para el cielo”. Afirmaciones todas éstas muy concisas, pero de gran calado.


Manuel García Morente, ya sacerdote. Una imagen que él mismo no se habría creído solo unos pocos años atrás.

Morente entró en el seminario mayor de Madrid en 1939. Por aquel entonces el director espiritual del seminario era don José María García Lahiguera. Lo tendrá también de confesor. Desde entonces hasta el día del fallecimiento de Morente éste será su director espiritual. Ambos espíritus se compenetraban muy bien. En definitiva, don José María conocía perfectamente el alma de Morente.
 
No sobra aquí abrir un pequeño paréntesis para recordar cosas muy conocidas de don José María. Actualmente tiene el título de Venerable. Así pues, falta sólo la aprobación de un milagro para que el Vicario de Cristo pueda declararle Beato. García Lahiguera tenía una profunda dimensión mística; cofundó la congregación de Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote. Devino obispo auxiliar de Madrid, obispo de Huelva y arzobispo de Valencia… Dicho más sucintamente, ha dejado en la historia una estela de gran personalidad sacerdotal, por su sabiduría y por su ejemplaridad.
 
Don José María sabía del extravío religioso de don Manuel antes de su conversión al toparse con Cristo. Cristo es la Verdad. Y, entonces, “abrazó la Verdad”. Conocía que Morente, por correspondencia de amor a Cristo, había abrazado el sacerdocio: “El sacerdocio se le apareció... como la única forma de corresponder a Dios, consagrándose a Él del todo y para siempre”. Don José María, siendo ya obispo, durante un aniversario del fallecimiento de Morente, dirá sobre éste: su vida fue “movimiento vertiginoso, siempre ascendente hacia Cristo... Su espiritualidad será la de un sacerdote santo, enamorado de Cristo, al servicio de la Iglesia y de las almas... Será siempre un enamorado de Cristo”. Dice también que en su muerte se cumplió lo que sigue: “Debe ser muy dulce morir en la paz de Dios; entrar suavemente en la eternidad con la sonrisa en los labios. El único hombre a quien envidio: el buen ladrón”.
 
En suma, como ya señalé tanto en el Sexto Congreso Mundial de Metafísica (Salamanca 2015) como en mi ponencia en las XX Jornadas de Filosofía (Orihuela, Alicante, 2017), don Manuel García Morente, enamorado de Cristo, ha sido un sacerdote “de grandísima ejemplaridad, como han señalado quienes tanto le conocieron: los obispos Leopoldo Eijo y Garay, académico, y José María García Lahiguera, Eudaldo Forment Giralt (catedrático de Metafísica de la Universidad de Barcelona, académico ordinario de la Pontificia Academia Romana de Santo Tomás, ex director general de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino), Manuel Guerra Gómez (sacerdote con fama de sabio, miembro de la Real Academia, ex presidente de la Facultad de Teología de Burgos), el catedrático de historia Javier Paredes, y creo también Lydia Jiménez (cofundadora y directora general del instituto secular Cruzadas de Santa María, personalidad con grande trayectoria de grandes cargos en el ámbito intelectual internacional)... Pensamos sería muy bueno se concediera la gracia de que se procurara introducir la causa de beatificación y de canonización de Morente”.
 
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