Jueves, 25 de abril de 2024

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Facilitemos a los ricos la difícil tarea de tributar más

por En cuerpo y alma

 
 
            Si existe hoy día algún punto en el que todos los españoles, es decir, todos los españoles, estemos totalmente de acuerdo –y no son muchos-, es en que en la presente situación de crisis en la que nos hallamos, los más beneficiados, los más agraciados, los más ricos en definitiva, deberían hacer un esfuerzo especialmente importante y arrimar el hombro con especial intensidad.
 
            Y sin embargo, fíjense Vds. lo que son las cosas, aquí no le pone el cascabel al gato ni su padre. Alguien dirá, ¿pero quién puede esperar algo parecido de un gobierno de la derechona (para algunos, para otros una burda réplica pesoíta) como el actual, siempre tan “sensible” hacia las cosas de los ricos? Pero lo cierto es que hemos tenido que soportar durante siete larguísimos años a otro de incompetentes al que la palabra “izquierdas” no se le caía de la boca… y lo mismo. Unos por otros, y nadie ha tramitado un impuesto para los que son los verdaderamente ricos del país… pero no los ricos de tres al cuarto, los que ganan bastante más que uno pero no por ello dejan de ser su vecino, que esos ya están pagando, no, los que tienen dinero p’aburrir: ¿diez mil, veinte mil personas en toda la geografía patria?
 
            Y eso ¿por qué es así? Pues muy sencillo, por la muy simple y muy llana razón de que la ciencia fiscal es, de todas las ciencias, la menos exacta de todas. Y es que no por subir los tipos fiscales se recauda más, y una subida de tipos en determinadas circunstancias, puede no sólo tener sobre la recaudación nulas consecuencias cuando no contraproducentes, lo que ya sería suficientemente malo, sino afectar incluso de manera altamente negativa a la economía que sustenta esa recaudación, ya que ante situación tal, los más ricos pueden decidir no sólo no tributar, sino largarse con la música (y los dineros) a otra parte y dejarnos a los pobres con el muerto.
 
            Lamentablemente, y como ya hemos dicho en otras ocasiones, (y no sólo yo, también personas mucho más autorizadas), “el dinero no es patriota”. Y lo cierto es que no conozco una sola situación en la historia en la que el ataque a los bienes, -e incluso a las personas-, de los ricos haya redundado en riqueza para los pobres. Estos se han quedado como estaban, y aquéllos, o han llegado a tiempo de poner pies en ponderosa y de largarse con todos sus bienes o casi todos, o les han pillado con el carrito del helado y les han cortado el gaznate, lo que a algunos podrá haber producido gran satisfacción, pero en modo alguno ha servido para resolver el problema de los pobres… Y eso, cuando no lo ha agravado.
 
            Sin llegar a esos extremos, el rico, el verdaderamente rico, lo tiene siempre muy fácil para poner sus activos a resguardo… mediante la creación de sociedades… mediante el exilio de activos… mediante cuantas técnicas puedan Vds. imaginar, que para eso se pueden permitir pagar los servicios de los mejores ingenieros financieros.
 
            La triste realidad, reconozcámoslo como es y de una vez por todas, es que toda mejora en la recaudación sobre los patrimonios más grandes, si lo que verdaderamente queremos es recaudar, ha de hacerse sobre la base del acuerdo con sus propietarios.

 
            Por eso digo al principio que debemos dar a los ricos “la oportunidad” de tributar más. Estoy hablando de un impuesto excepcional, que se cobre probablemente de una vez, a lo sumo de dos o de tres, no con carácter definitivo, de una cuantía significativa, y sobre todo… escenificado desde el acuerdo… Sí, sí, desde el acuerdo… desde el acuerdo con los ricos. Dando a los pobres ricos la oportunidad de que sean ellos mismos los que pidan tributar más, permitiéndoles exhibir públicamente su buena disposición y dejándoles explicar que lo hacen por solidaridad, porque creen que en una situación como la presente están moralmente obligados a hacerlo, porque ellos responden cuando se les necesita, porque ellos son muy buenos, porque tienen muy buen corazón, etc. etc. etc....
 
            Muchos de Vds. pensarán, y están en su derecho, que conseguir que los ricos paguen más impuestos motu proprio es una quimera, pero el experimento se ha hecho ya, y puede que hasta haya sido un éxito (véalo Vd. aquí). Intentar hacerlo de otra manera, es decir imponiéndoselo por narices, escenificando que se lo plantamos por nuestros santos co…, reconozco que puede producir a los que no somos así de ricos un inmenso placer y una impagable sensación de “que se jodan” (ahora que la frase está tan de moda)… Ahora bien, de recaudar más, lo que se dice recaudar más… poquito… poquito, poquito. Y eso si no les da, como les decía arriba, por largarse con la música a otra parte y los que nos jo… somos nosotros, que no sólo nos quedamos sin el trozo de la tarta… sino sin la tarta entera.
 
 
            ©L.A.
            encuerpoyalma@movistar.es
 
 
 
 
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