Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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Experiencias en libros de caracter espiritual

por Juan del Carmelo

Contestando a varias consultas directas de lectores, escribo esta glosa. La importancia, de la lectura espiritual en la vida interior de una persona, es absoluta. Radica esta importancia, esencialmente en considerar que mediante la oración, nosotros le hablamos a Dios, pero es mediante la lectura, como Dios nos habla a nosotros. Una misma frase o párrafo de un libro puede dejar indiferente a todos los lectores, pero resulta, que puede haber uno que se siente tremendamente impactado por esta frase o párrafo. Más de una vez ya hemos dicho, que esta es una forma de actuación, muy peculiar y extendida del Espíritu Santo.

 

Un libro que leído una vez, nos pareció un ladrillo y abandonamos su lectura sin terminarlo, resulta que años más tarde volvemos a coger este libro y nos resulta estupendo. Esto tiene su justificación en el hecho de que sin darnos cuenta poco a poco vamos caminando hacia Dios y nuestro nivel de vida espiritual, va demandando lecturas más densas de contenido y de doctrina. Por ello, no es bueno forzarse en terminar un libro de denso contenido, que no nos llena, ya que posiblemente más adelante nos llenará, por ello ahora, es mejor dejarlo en situación de espera. A una persona que no esté acostumbrada a la lectura de carácter espiritual, no se la puede meter de hoz y coz, en el libro de las Moradas de Santa Teresa, el resultado es nefasto. Por ello conviene saber que hay autores espirituales muy accesibles y que escriben para todo el mundo, como pueden ser los norteamericanos Leo Trese, que era un simple párroco o Fulton Sheen, arzobispo cuya canonización está en marcha. Pero también como escritores de más enjundia y densidad, es decir, situados en el polo opuesto, se puede encontrar también en Norteamérica,  Francis Kelly Nemeck que generalmente escribe al alimón con Maria Teresa Combs. El primero es un sacerdote oblato de los Misioneros de María Inmaculada y la segunda es una ermitaña que pertenece a una comunidad eremítica-contemplativa establecida en un rancho en Texas. Sus libros son muy buenos, pero bastante densos de doctrina. Y sin salir de Norteamérica, también tenemos como escritores contemporáneos, a Henry Nouwen, que aunque de nacimiento y origen holandés, su vida transcurrió en Norteamérica. A Nouwen podríamos catalogarlo, en la mitad del camino entre los sencillos y los densos.

 

Para mí los sencillos son aquellos, que además de ser muy didácticos, por estar poniendo siempre ejemplos fácilmente comprensibles, escriben para todo el mundo, y amenizan la lectura con historias y anécdotas. Creo que, tomando el ejemplo de lo que decían los padres del desierto, a los que comienzan solo se les puede alimentar con leche, no con alimentos sólidos, porque como se le atiborre de alimentos sólidos su estómago no lo digerirá y podemos crearle un empacho o una indigestión.

 

En Europa, tenemos de todo. Para mí como escritores profundos, me quedo con varios nombres. El primero que a mí personalmente, me ha hecho mucho bien, es Jean Lafrance, sacerdote francés especializado en el tema de la oración ya fallecido. Tadeuz Dajczer, es un canónigo polaco, creador del movimiento “Familias de Nazaret”, que solo tiene un libro en español “Meditaciones sobre la fe” y es muy bueno, a su lado está su discípulo Slawomir Biela, que también ha escrito libros muy buenos, traducidos al español. Teólogo muy didáctico es el dominico Antonio Royo Marín, O.P. y por supuesto el también dominico Garrigou Lagranje, O.P. La carmelita Edith Stein, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, es muy apropiada para los estudiantes de filosofía, ya que ella antes de consagrarse en el Carmelo, fue profesora de filosofía.

 

Más antiguos de principios del siglo pasado, hasta los años sesenta tenemos un sinfín de ellos. Como son Thomas Mérton, Benedikt Baur, O.S.B, Robert Hug Benson, René Laurentin, José Tissot, Eugene Boyland, Georges Chevrot  y otros varios más como Carlos de Foucauld y Carlo Carretto. Cada uno de ellos es muy bueno en el tema específico en que escribe, pues cada escritor tiene una tendencia a profundizar en algo concreto que a él le inquieta. Así por ejemplo, al francés René Laurentin, le encantan los milagros marianos y las apariciones de la Virgen.

 

Personalmente, siempre he tenido una preferencia hacia autores extranjeros sin menospreciar los españoles, por la sencilla razón de que si un libro ha sido traducido al español y editado en España, en principio el libro es bueno, ya que a las editoras les gusta trabajar sobre seguro y no se arriesgan a publicar nada dudoso o endeble.

 

Entre los españoles, actuales aparte de Royo Marín, ya mencionado, es muy accesible en su lectura Fernández Carvajal, Federico Suarez, y Salvador Canals, los tres pertenecientes a la Hermandad de la Santa Cruz. En escatología es muy bueno José Antonio Sayés Bermejo y el jesuita Cándido Pozo S.I. y  sobre temas del Antiguo testamento también tenemos al dominico Vicente Borragan, O.P.

 

Entre los autores clásicos los tenemos anteriores al siglo XVII y posteriores. Los anteriores tiene el gran inconveniente de que escriben en español, antiguo, por ejemplo San Juan de la Cruz es el gran maestro, es la fuente donde se siguen alimentando muchos teólogos y autores, pero su lectura es pesada para nosotros, lo mismo ocurre con Santa Teresa de Jesús. El especialista en místicos españoles, Jesús Martí Ballester, ha actualizado los libros y escritos en español actual, tanto los libros de San Juan de la Cruz como cómo los de Santa Teresa de Jesús.

 

Cuando Dios me llamó, una de mis primeras lecturas fue el Kempis, el cual sigo releyendo con asiduidad, pero como me resultaba muy ardua su lectura en español antiguo, decidí reescribirlo todo en español actual. Tengo la copia de este trabajo y se la ofrezco a quien quiera que lea estas notas y le pueda interesar.

 

Posteriores al siglo XVII hay dos grandes santos autores de varios formidables libros. Uno es San Francisco de Sales, y el otro es San Alfonso María Ligorio, fundador de los Redentoristas.

 

En relación con las “Vidas de Cristo” publicadas debe de haber muchas que no conozco, las que conozco son unas cincuenta. Por supuesto que no he leído todas de cabo a rabo, pero si las he ojeado y de entre ellas, de las actuales la mejor para mí es la de Mons. Ricciotti, también hay una más modesta en su extensión y en sus pretensiones que a mí me gustó y me sigue gustando mucho, es la escrita por el benedictino Fray Justo Pérez de Urbel. De las antiguas también es buena la escrita por Fray Luís de Granada.

 

Por último y para concluir, no olvidemos nunca, que la fuente y el fundamento de todos los libros de carácter espiritual, se encuentra en las Sagradas escrituras que continuamente debemos de estar releyendo.

 

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

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