Viernes, 19 de abril de 2024

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¿Es justo quitarle a alguien 3 de cada 4 euros que gana?

por En cuerpo y alma

 
            Nos quejábamos de ZP, pero en Francia le ha salido un émulo que está dispuesto a dejarlo en pañales. Ni un año lleva el Sr. Hollande y ya casi ha hecho lo que ZP en siete. Amén de sus iniciativas en materia de ingeniería social (pinche aquí y aquí si desea conocer algunas de ellas), la última es el impuesto que le ha clavado “a los ricos”, un impuesto del… ¡¡¡75%!!! Y la pregunta es: ¿pero hay derecho a quitarle a una persona 3 de cada 4 euros que gana así como así? Y digo yo, ya puestos ¿por qué no gravarles con el 100%? ¿Por qué no cortarles la cabeza, ya puestos, en la Plaçe de la Concorde, o quemarles vivos frente a Notre Dâme, siguiendo las más nobles y saludables costumbres de antaño?
 
            En primer lugar, quitarle a nadie, por rico que sea, 3 euros de cada 4 que gana, me parece inmoral, sencillamente inmoral: la gente tiene derecho a lucrarse de su trabajo, de su esfuerzo, de su talento. Ser rico ni es inmoral, ni es un pecado, ni es nada por lo que uno tenga que pedir perdón, ¡ya está bien caray! Puede ser inmoral la manera de hacerse rico, y el estado debe estar atento a perseguir a quienes se enriquecen desde la ilegalidad. Pero ser rico no. Y hacerse rico, menos aún, que hacerlo honestamente, lo que es perfectamente posible digan lo que digan, cuesta mucho trabajo y muchos sinsabores. Bien está que el que más gane más colabore al bienestar de todos. Eso es justo y deseable, absolutamente justo y deseable. Pero gravar a los ricos con lo que más parecen multas que impuestos, ni es justo ni es moral.
  
Depardieu y Putin. www.kremlin.ru.

           Pero es que además de injusto e inmoral, poner un impuesto a los ricos del 75% no conduce al bienestar de nadie, porque los ricos podrán ser cualquier cosa menos idiotas. Y coincide que son los que tienen más medios y mejores para sin ni siquiera violar la ley, pagar impuestos donde más les convenga, que nunca es donde les gravan un 75%. Un impuesto del 75% a las ganancias es directamente una invitación a los ricos a cogerse el petate y largarse como ha hecho Depardieu y como detrás de él harán, y están haciendo aunque con menos publicidad, muchos otros. Largarse con todo su patrimonio, largarse con toda su riqueza, largarse con todos sus medios de hacer riqueza, de repartir riqueza, que es lo que hacen muchos ricos tanto con la actividad económica privada que generan, como con los muchos impuestos que ya pagan. ¿Beneficia eso a los pobres?
 
            Todo lo cual es económicamente penoso, porque un rico es una persona que ha demostrado talento para producir riqueza. Y aunque la izquierda casposa de los países latinos, incapaz de generar otra cosa que pobreza y división, nos quiera hacer creer el cuento de que la riqueza existe en la naturaleza tirada por el suelo y que ahí están ellos para repartirla, lo cierto es que la riqueza no existe: el hombre nace en una situación de pobreza original, y si alguien no crea previamente la riqueza, ésta no tiene reparto posible.
 
            Pero es que por si todo ello fuera poco, acontece que los estados que más gravan son, miren Vds. que casualidad, los que con mayor liberalidad y menor responsabilidad gastan, y la experiencia nos demuestra sobradamente que el dinero que recaudan no lo quieren ni para asistencia social ni para ayudar a los más desfavorecidos, algo para lo que ya debería bastarse un estado que posee y gestiona el 40% de los recursos totales de un país, sino para:
 
            1º.- Hacer ingeniería social (¿se acuerdan Vds. de los cursitos de masturbación para jóvenes que pagaba el gobierno socialista de Extremadura con cargo al erario público?; ¿se acuerdan Vds. de los trabajos sobre la enervabilidad del clítoris que subvencionaba el ministerio de Igualdad, con cargo también al erario público?).
 
2º.- Para lucrarse, digámoslo como es, para lucrarse.
 
            Desengañémonos: el impuesto del 75% de Hollande no es sino carnaza para el populacho, demagogia en su estado puro destinada a engañar al electorado en un intento desesperado –que por cierto, no le va a dar resultado- de ganar elecciones sobre la base de que los pobres (y más que los pobres aún, los envidiosos) son más que los ricos, y en consecuencia, dan más votos. Pero no, en modo alguno, nada que conduzca a que el pobre deje de serlo. Porque la dura realidad nos enseña machaconamente que al final, incapaces de generar riqueza por sí mismos, los únicos que se lucran aumentando el tamaño del estado a base de exacciones injustas y antieconómicas, son los de siempre, a saber, los polítiquetes sin formación ni talento alguno, y con ellos, toda la caterva de amiguetes y paniaguados -caso palmario de ello es el cine español, incapaz de recaudar en taquillas ni tan siquiera la cantidad que recibe del erario público- que con ellos van a todas partes … A todas partes donde haya tela que cortar y alguien a quien sablear, naturalmente. Primero los ricos, que para eso tienen más. Pero después, también los pobres. De eso no les quepa duda a Vds.. Y todo ello, “ad maiorem gloriam sinistrae”.
 
 
            ©L.A.
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